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lunes, 30 de diciembre de 2013

Una ley del soft libre, por fin

Después de diez años de dilaciones y maniobras, finalmente, el Parlamento aprobó la ley del soft libre. Veamos un poco la historia de esta ley, qué significa, qué alcance tiene, para explicar por qué pienso que de parte de las autoridades nacionales lo principal queda por hacer.

1 - Diez años de esquives y vacilaciones
Fernando Da Rosa publica las diferentes versiones de la ley que se sucedieron desde el año 2003 cuando, aún durante la presidencia de Jorge Batlle, la diputada socialista Daisy Tourné, asesorada por el mismo Fernando, presentó el primer proyecto ante la Cámara.
Ese proyecto durmió en las carpetas y en las comisiones parlamentarias hasta el final de la legislatura, fue archivado y revivido por la misma Daisy en 2006, bajo la presidencia de Tabaré Vázquez. Esta vez tuvo más vida, fue vapuleado en comisión, donde se escucharon distintas opiniones, no todas favorables al soft libre, pero no pasó.
Es curioso que ni el “liberal” Jorge Batlle ni el “socialista” Tabaré Vázquez hayan considerado que el soft libre y los formatos abiertos fueran una bandera de su presidencia, algo que valiera la pena promover, una ventana de progreso y de libertad. No obstante el plan Ceibal, que fue un avance enorme en el sentido de la superación de la “brecha digital” en nuestro país, Tabaré no fue sensible a la oportunidad que representa el soft libre, las direcciones de construcción industrial que ofrece.
La acción decidida y contraria de los enemigos declarados del soft libre, con Microsoft a la cabeza con sus “regalos” envenenados, tuvo mucho que ver en la demora y la lentitud en la adopción de esta ley. Pero más influyó en el retardo el poco conocimiento que tiene la sociedad -- incluyo ingenieros, responsables, jerarcas y público en general -- de la naturaleza del problema, a pesar del trabajo incansable que realizan los amigos de Gnu-Linux (UYLUG) y gente como Fernando da Rosa.

2 - El significado del soft libre y de los formatos libres
Recordemos que soft libre es, como dice la ley aprobada, el que está licenciado de modo que se tiene acceso a su código fuente, puede ser utilizado para cualquier propósito, puede ser cambiado, mejorado y sus mejoras distribuidas a la ciudadanía. Y los formatos abiertos “son formas de manejo y almacenamiento de los datos en los que se conoce su estructura y se permite su modificación y acceso [...]. Los datos almacenados en formatos abiertos no requieren de software privativo para ser utilizados.”

El desarrollo del soft libre en el mundo puede leerse en clave de soberanía y seguridad nacional, de desarrollo económico, de transparencia del estado o de democratización de las tecnologías de la información. Según nuestros intereses, haremos hincapié en uno u otro de estos aspectos, pero no son, de por sí, en nada incompatibles entre ellos, y se puede jugar a los cuatro al mismo tiempo.

Valen algunas aclaraciones previas, negativas, es decir de lo que NO es:
  1. Incrementar la utilización de soft libre no significa privarse ni renunciar a la utilización de las soluciones "cerradas" o sujetas a licencias, llamadas “privativas”.
  2. Soft libre no es lo mismo que soft gratis. Es un modelo de negocios distinto.
  3. No se trata de vagas promesas de futuro, de ciencia ficción, sino de realidades tangibles y actuantes: grandes empresas mundiales como Google y Amazon, dependientes en un 100% de la informática, fundan su éxito en aplicaciones basadas en soft libre.
  4. El soft libre no es una corriente marginal, minoritaria. Las mayores empresas informáticas del mundo lo apoyan y adoptan para sí. Por ejemplo: IBM y HP lo impulsan.
  5. En el rubro de los servers (las computadoras que reciben y ejecutan pedidos, almacenes de datos para otras máquinas), ya es dominante, por fiabilidad, seguridad y precio. Es decir, fiabilidad = más tiempo sin colgarse, seguridad = menos vulnerables a ataques de virus y troyanos, precio = costo de compra + mantenimiento.

Soberanía y seguridad nacional

Las tecnologías de la información están en el corazón del estado, forman parte de la infraestructura de su administración, son parte esencial de los sistemas de defensa y de seguridad. Los paquetes de software cerrados, cuyo código fuente no puede examinarse ni cambiarse, constituyen una dependencia grave y un riesgo inaceptable. Con el agravante de que esos paquetes están, sí, controlados por otro estado. En el caso de Microsoft, que es el proveedor principal de sistemas para nuestro país, se sabe que está en términos de colaboración íntima con la administración de EE.UU. Y, peor, se sospecha que implementan “puertas traseras”, que dan acceso irrestricto a los servicios de inteligencia que las conocen, y para quiénes fueron construidas.
La R.P.China decidió que el estado debe depender solamente de sistemas y aplicaciones a base de soft libre.
Francia exige la apertura del sistema Windows, es decir, el acceso al código fuente.
Ese movimiento se expande en el mundo y pueden encontrarse muchos ejemplos.

Desarrollo económico e industrial

Cuando se implementa una solución informática con soft libre, ésta no resulta necesariamente más barata, en total, pero el dinero se distribuye de un modo diferente. En lugar de gastar en licencias de software privativo, que además hay que renovar cada tanto, se invierte en trabajo de expertos locales, en formación, en proyectos con trabajo nacional o regional.
Para las empresas proveedoras en soluciones con soft libre, esto implica un modelo de negocios distinto, basado en los servicios, en la formación y la asistencia técnica, que sustituye la venta de licencias de software.
El modelo de negocios del soft libre es, en realidad, una sustitución de importaciones, porque los expertos se reclutan en el ámbito local, mientras que las licencias se compran, por lo general, en el extranjero.
El soft libre implica desarrollar la oferta de competencia técnica local, asegurar los servicios de mantenimiento, integración y adaptación a las necesidades de las empresas en el circuito nacional.
El auge del soft libre, con la aparición de sistemas operativos (Linux, FreeBSD, etc.) de fuente abierta y vigoroso crecimiento, es una oportunidad única de desarrollo tecnológico en los países como el nuestro, como lo es también en los fuertemente industrializados.

Transparencia

El Estado, en sus distintas dependencias, almacena todo tipo de información, concerniente a la vida de los ciudadanos, al comercio, a los ingresos, a la salud, a la economía.
La información almacenada por el estado debe estar basada en estándares accesibles y públicos. El Estado debe comunicar con los ciudadanos mediante un formato estándar y abierto, que no sea la propiedad de ninguna empresa particular, ni nacional ni extranjera (pero en nuestro caso los privativos son propiedad extranjera). Es una condición de la transparencia del Estado y del acceso universal a la información.

Democratización

La brecha digital, es decir, el déficit de acceso a las tecnologías de la información (la web, el tratamiento de texto, la mensajería electrónica, etc.) por parte de los sectores desfavorecidos, puede colmarse o empezar a colmarse gracias al soft libre.
Los "regalos" de ciertas compañías sólo sirven para aumentar la dependencia e hipotecar el futuro.

3 - La lucha continúa
En los aspectos legales, que debe determinar el Parlamento, me parece más importante el aspecto “formato abierto y estándar”, que el de “soft libre y código abierto”. El formato estándar para las solicitudes, los registros y los formularios con los que se comunican los ciudadanos con la adminisitración del Estado, es una necesidad cívica básica y una urgencia en una situación como la nuestra, que evoluciona y se informatiza rápidamente.
El ejemplo de las planillas mensuales de trabajo a presentar al BPS, que se tramitan vía un software privativo y hecho a medida, llamado ATYRO, es estridente. Solo funciona (funcionaba cuando yo me topé con él, en 2011) bajo Windows y Explorer. Un escándalo, pero que era legal. Ya no lo es, gracias a la ley, y si no lo cambiaron todavía, deberán hacerlo.

En cambio, la adopción de soft libre y de código abierto por la administración del Estado no se impone legalmente, lo que se hace en la ley es fijar direcciones, prioridades, pero se encuentra fácilmente la brecha para no pasar a soft libre si no se considera conveniente.
La transición de los sistemas informáticos en las instituciones del Estado al soft libre y el código abierto, absolutamente necesaria por razones de soberanía, independencia y seguridad nacional, como decía antes, puede y debe ser una decisión política de cada uno de los poderes. Es una transición que será lenta o rápida, total o parcial, según los casos, pero es lo que queda por hacer, y lo debe hacer cada poder, Judicial, Legislativo y Ejecutivo, cada ministerio, cada Ente Autónomo o empresa del Estado, cada servicio descentralizado.
El Poder Judicial ya comenzó esa transición y está muy avanzado en esa vía. Lo hizo silenciosamente y en medio de la indiferencia de los otros poderes, sin apoyo de estos. Se las arregló con su presupuesto y su gente.
Acciones significativas han sido emprendidas por las intendencias departamentales.
Antel, con Carolina Cosse a la cabeza, emprendió un camino, que en su caso es mucho más complejo, de transición al soft libre. Antel, además, tomó el liderazgo de la promoción del soft libre, como solamente una gran empresa de telecomunicaciones puede hacerlo. Los grupos de usuarios, los militantes individuales aislados, los pequeños empresarios del soft libre, suspiramos aliviados, pero la lucha continúa.
Lo que hace falta es una acción más decidida y vigorosa por parte del Poder Ejecutivo, del Ministerio de Defensa, del Ministerio de Interior, del Ministerio de Economía, de la Presidencia. Confieso que me falta información sobre el estado del arte en ese dominio. Pero lo que sí sé es que en muchos países, no necesariamente amantes de la libertad, pero celosos de su soberanía, como China y Alemania, se apresuraron a recorrer la transición al soft libre.
No tardemos.

LINKS DE INTERÉS

Un mapa de Buenos Aires, interactivo, hecho enteramente con soft libre.
El caso de Crypto AG, la empresa que vendía máquinas de encriptar con "puerta trasera" accesible a la NSA.

viernes, 27 de diciembre de 2013

La ONU vota por unanimidad el derecho a la privacidad

Transcribo y traduzco de la carta de la EFF:

Hoy [por el 18 de diciembre de 2013, el mismo día (!) de la aprobación de la ley del soft libre en Uruguay] los 193 miembros de la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobaron unánimemente una resolución titulada "El derecho a la privacidad en la era digital". La resolución, presentada por Brasil y Alemania y patrocinada por más de 50 estados miembros, apunta a sostener el derecho a la privacidad para todos en una época en la que los EE.UU. y Reino Unido han estado llevando adelante una vigilancia masiva de miles de millones de individuos inocentes en todo el mundo desde sus países.
La resolución reafirma un principio básico de la ley internacional sobre derechos humanos: a los individuos no se les puede negar derechos humanos por la simple razón de que viven en un país distinto del que los está vigilando. [subrayado mío, E.M.] Esta resolución hará más difícil a los EE.UU. y sus aliados en la vigilancia, justificarla, pretendiendo que sus obligaciones de respetar los derechos humanos cesan en sus propias fronteras.

La EFF, asociada con universitarios y organizaciones de la sociedad civil de todo el mundo, desarrolló los "13 Principios internacionales para la aplicación de los DD.HH. a la vigilancia de las comunicaciones", para ser utilizados para promover mejor protección de la privacidad en todos los países.
Links:
Resolución de las Naciones Unidas

Los 13 principios internacionales sobre los DD.HH. en la vigilancia

La noticia en EFF

Saludos de Snowden

 
Foto tomada del Washington Post, publicada junto con la larga entrevista de Barton Gellman, que se puede leer aquí. (Fíjense que usa un pegotín de la EFF sobre su computadora.)

Edward Snowden nos manda saludos navideños desde su exilio ruso en un breve video. Afirma que la vigilancia a la que estamos sometidos es peor que la imaginada por George Orwell en "1984", no se lo pierdan.

En la entrevista, Snowden dice: "Ya gané. En el momento en que los periodistas fueron capaces de trabajar, todo lo que había estado tratando de hacer fue validado. Porque, recuerden, yo no quería cambiar la sociedad. Yo quería dar a la sociedad una oportunidad para que ella determine si debe cambiar."

miércoles, 18 de diciembre de 2013

¡Ah! ¿Y por qué 711?

El grupo político de Raúl Sendic (h) eligió el número 711 para identificar su lista en las elecciones. Curioso numero ¿no? ¿Por qué habrá sido? Dado el silencio que estila el candidato sobre sus preferencias y opiniones políticas -- nadie sabe lo que piensa -- estamos limitados a las adivinanzas.
Intento algunas:

1 - Lo primero que se nos ocurre es que 711 simbolice una fecha: el 7 de noviembre de 1917, la de la llamada “Revolución de Octubre”. O sea, el golpe de estado de Lenin y Trotsky contra el gobierno de los socialdemócratas de Kerenski. Una vez en el poder, Lenin y Trotsky transformaron una mayoría relativa y ocasional en el Soviet en absoluta y definitiva, pues impidieron su renovación y todo tipo de elección. ¡Ojalá que no sea esto! El grupo de Sendic se presenta a elecciones libres y democráticas, y la de Lenin y Trotsky es muy mala onda para la democracia. Aunque esto no es imposible dada la relación filial del R.S.(h) con el actual régimen cubano.

2 - ¿Y podría ser otra fecha? 711 es el año de la invasión de los berberes musulmanes y judíos de África del Norte a la península ibérica, y de la destrucción del reino visigodo. Mala onda también o, si quieren, malos augurios. Aunque no seamos partidarios ni de los africanos ni de los visigodos en ese lejano hecho histórico, una invasión a través del mar, la imposición de un yugo extranjero, no es una buena imagen para aspirar al gobierno del Uruguay.

3 - Queda otra posiblidad: Que 711 aluda al juego de dados seven-eleven. Sugiere una timba, dejar el destino del país librado al azar, jugarlo a los dados. Pero es también una esperanza. A los dados podríamos tener suerte y ganar.

4 - Finalmente, quizás estemos haciendo mucho barullo por una simple confusión. Sin más, se equivocaron y en vez de 911 -- el número de la emergencia -- pusieron 711. Aquí estamos de acuerdo, la ambulancia de veras podríamos necesitarla si los dados caen mal.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

La lucha de puertos en el Río de la Plata

La situación actual y las actuales presiones de los gobiernos argentinos sobre el Uruguay no son más que la continuación de rivalidades portuarias antiguas, nos explica el profesor Mario Dotta Ostria, en su interesante artículo:


Desde la época colonial, y más precisamente desde la fundación de Montevideo (1724-1730), se procesaría por casi tres siglos y hasta nuestros días, las rivalidades económicas, mercantiles y portuarias, que aún padecemos, sobre todo el Uruguay, pequeño, pero digno país que debe soportar presiones de un país poderoso como la Argentina, y también del Brasil.

De la fundación de Buenos Aires al Virreinato (1680-1796)

Ya desde la segunda fundación de Buenos Aires por Juan de Garay en 1580, y a partir de esa fecha, el puerto bonaerense sería paulatinamente sede de un núcleo en el que se concentraban los negocios, incluyendo los originados en el contrabando por la que entraban mercancías provenientes de países rivales de España, como Inglaterra y Portugal, en cuya dinámica y desde muy temprano comienzan las luchas por la hegemonía.
La ciudad madre fundadora de ciudades en la gran comarca rioplatense, Asunción del Paraguay, fundada en 1537, situada en el corazón de la misma, en busca de las “puertas de la tierra”, fue realizando fundaciones hacia el bajo Paraná que eran a su vez puertos fluviales: Santa Fe en 1572, Buenos Aires en 1580, Corrientes en 1588.
Desde muy temprano y sin que estuviera manifiesto algún vínculo fraternal con la ciudad madre, Buenos Aires trató de utilizar su relativa ventajosa ubicación cerca de las bocas del Paraná, para adueñarse de las ventajas que proveía el comercio litoraleño, perjudicando otros intereses como los de Córdoba, cuya producción podía salir más cómodamente al comercio de ultramar a través del puerto de Santa Fe, que había sido fundado ocho años antes del de Buenos Aires y que tuvo que decaer, cambiar de lugar, hasta desaparecer por las presiones de éste.
En ese período el gobierno de toda la región -incluido Buenos Aires- se ejercía desde Asunción, capital de la Gobernación del Paraguay, situación que se mantuvo hasta 1617, cuando se creó la Gobernación de Buenos Aires.
A partir de ese momento, la nueva gobernación pasó a ser hegemónica y sede de una fuerte oligarquía comercial, ejerciendo un verdadero monopolio poderoso que abarcaba todo el territorio dependiente.
La fundación en 1680 de la Colonia de Sacramento por obra de Portugal, que a su vez era aliado de Inglaterra, lejos de ser perjudicial para la oligarquía porteña, se convirtió en fuente de ingentes ingresos provenientes de este intercambio ilegal, en el que estuvieron comprometidos hasta varios gobernadores.       
Paulatinamente, el lucro comercial se fue haciendo hegemónico por sobre la economía agropecuaria y el magro intercambio provinciano: había nacido el egoísmo portuario, que fue transformándose paso a paso en oligarquía.
Ésta situación se aprecia claramente hasta las postrimerías del siglo XVIII, en relación con la fundación de un centro de poder portuario más idóneo y mejor situado para el tráfico de ultramar: Montevideo, al que Buenos Aires trató de mantener relegado y fuera de los intercambios hasta que tuvieron lugar las reformas borbónicas, el Reglamento de Libre Comercio de 1778, que dio lugar a que Montevideo fuera uno de los puertos habilitados; también terminal del navío correo de La Coruña, y a partir de 1791, sede de introducción y mercado de esclavos para la región; todo lo cual se consolidaba con la creación del Consulado de Comercio de Montevideo, independizándose en gran parte del de Buenos Aires.

Buenos Aires contra Artigas y la autonomía provincial

Pero también con la creación del Virreinato del Río de la Plata en Buenos Aires en 1776, se afianzaba más la hegemonía política porteña, al tiempo que se incrementaban los celos y la rivalidad portuaria, en la que Montevideo por sus condiciones naturales llevaba una clara ventaja.
A todo esto hay que agregar que los celos antedichos fueron enceguecedores, al punto de ver como un peligro a su hegemonía cualquier atisbo de autonomía provincial; por lo mismo, cuando Artigas alzó el pendón del federalismo en las provincias, el Jefe de los Orientales se transformó en el enemigo público número uno para la oligarquía porteña, al punto de perseguirlo y poner a precio su cabeza.
El Reglamento de Comercio para la Liga Federal, promulgado por Artigas el 9 de setiembre de 1815 (firmado un día antes del Reglamento de Tierras para la Provincia Oriental), creaba una liga comercial portuaria igualitaria interprovincial, proteccionista, verdadero “zollverein” que atentaba contra la hegemonía comercial de Buenos Aires.

La independencia oriental

Años después, ya exiliado Artigas en el Paraguay, durante la Cruzada Libertadora de los 33 Orientales de 1825, y luego de derrotar -solo los orientales- a los brasileños en las batallas de Sarandí y Rincón, la Asamblea de las Provincias Unidas, sesionando en Buenos Aires,  reconocía la unión de la Provincia Oriental, lo que causaba el estallido de la guerra entre el Imperio del Brasil y las Provincias Unidas del Sur.
Al finalizar la contienda se determinaba en la Convención Preliminar de Paz de 1828, la Independencia oriental. Y no es verdad que la presión de Inglaterra, fuera la causa fundamental de la misma; a Gran Bretaña sólo le interesaba la paz ya que tenía -por el estado de guerra- muy dificultado el comercio, conformándose con que el estuario del Plata estuviera contenido entre dos playas de diferentes países, para sentar el principio de la libre navegabilidad, lo que se vio claro en la Convención García-Queluz (1827).
Los intereses de Buenos Aires, de espalda a los de las provincias, al no poder  vencer el espíritu del artiguismo, habían preferido entregar la Banda oriental al Imperio Portugués en 1816 pactando con los lusitanos la invasión e incautación del territorio Oriental; y luego de la guerra con el Imperio del Brasil vencido en Ituzaingó y en Camacuá, durante el gobierno de Bernardino Rivadavia, mediante la Convención García Queluz, se reflotaba la Cisplatina con la anuencia de Buenos Aires, dejando en manos del Imperio del Brasil otra vez, a la Banda Oriental; se prefería que Montevideo estuviera en posesión del Brasil y no en una de sus provincias compitiendo con Buenos Aires.

La continuidad Rivadavia, Rosas, Mitre

Además para Buenos Aires la inclusión del Uruguay, la Provincia Oriental, con su trayectoria autonómica artiguista era un fantasma a exorcizar en los momentos en que se avecinaba la organización nacional mediante una Constitución -la rivadaviana- rechazada por todas las provincias, menos -paradoja mediante- por el Gobierno Oriental, en ese momento a espaldas de los que habían propiciado la cruzada libertadora y la derrota de los invasores.
También para el Brasil, la anexión de la Banda Oriental era una papa caliente para sostenerla en sus manos: en siete años estallaría en Rio Grande do Sul la revolución de los Farrapos, republicana e Independentista que fundaba la República de Piratiní segregada del Imperio entre 1835 y 1845, secesión que podría haber llevado a una nueva formación política con la banda Oriental y el litoral mesopotámico argentino, de haber triunfado los republicanos riograndenses sobre las tropas imperiales en la lucha de una década.
La independencia del Estado Oriental, surge en el contexto de un  pueblo acostumbrado desde Artigas a deliberar y cuidar su autonomía que siempre peligraba ante los avances del unitarismo porteño; y en éste también incluimos a Juan Manuel de Rosas, disfrazado de federal que en diecisiete años de su segundo gobierno, y llevado al mismo por las esperanzas de los caudillos provinciales de hacer una Constitución verdaderamente federal, se negó siempre a dar ese paso, porque sus intereses agropecuarios en la Provincia de Buenos Aires se hermanaban con el de los intereses portuarios: su campaña del desierto luego de su primer gobierno, no sirvió para garantizar a los indios tierras, sino que para que la tierra de los indios terminaran satisfaciendo los intereses geofágicos de los estancieros bonaerenses.
Rosas buscaba recomponer el poder y extensión del antiguo Virreinato del Río de la Plata en provecho de Buenos Aires; por eso entra en guerra por el territorio boliviano con el Presidente Santa Cruz y nunca reconoció la independencia del Paraguay proclamada en Mayo de 1811, mucho antes que la de 1816 en la Argentina.
En eso no se diferenciaron las políticas exteriores de Rosas con las de Mitre; ambas pusieron en peligro la independencia del Uruguay; la de Rosas aprovechando el conflicto de la Guerra Grande; la de Mitre, y con la anuencia británica, en los prolegómenos de la Triple Alianza.
Por otra parte Mitre tampoco reconocía la independencia del Paraguay; y la propia existencia del Uruguay corría peligro, como lo muestra la prensa del momento vaticinando que la alianza entre los dos grandes, incluía la desaparición del Estado Oriental estableciéndose la nueva frontera en el Río Negro; y no sólo la prensa temía eso sino también el cuerpo diplomático con sede en Montevideo, como el Ministro francés, Martín Maillefer.
De hecho, las relaciones con Argentina, es decir, con la oligarquía de Buenos Aires, siempre fue  complicada para los orientales, sea cual fuere el gobierno allí imperante.
La isla oriental de Martín García, notoriamente uruguaya, ocupada por las fuerzas de Francia e Inglaterra durante la Guerra Grande, luego de 1852 la misma quedó en manos de Argentina que la incautó, y después Mitre artilló, para controlar el tráfico provincial y paraguayo del Paraná y el Uruguay, ya en épocas en que el autor estratégico de la Triple Alianza, Mitre, su mentor, se preparaba para llevar a cabo la inicua guerra contra el Paraguay, llevando como ladero al en ese momento -1865- “Gobernador Provisorio”, en realidad, Dictador, Venancio Flores, que supo con su actuación política poner peligrosamente por un momento en manos argentinas y brasileñas el futuro de esta nación; cosa que también se vuelve a repetir con el Presidente actual del Uruguay, José Mujica, suspendiendo al Paraguay para el ingreso de Venezuela.

La Doctrina Zeballos, la “frontera seca”. El siglo XX.

Desde fines del siglo XIX hasta la primera década del siglo XX inclusive, las relaciones entre Argentina y Uruguay tampoco fueron buenas ya que el canciller argentino Estanislao Zeballos, sentó la doctrina que todo el Río de la Plata era argentino estableciendo la frontera seca entre ambos países en costas uruguayas, acompañada esta doctrina con una parafernalia amenazante contra el Uruguay.
Esto obligó al gobierno uruguayo, en política pendular solicitar al Brasil balancear las presiones lo que se hizo estableciendo los límites definitivos en la laguna Merim, el Yaguarón, más o menos los límites actuales.
Durante el primer gobierno de Hipólito Yrygoyen, las relaciones bilaterales mejoraron, y se mantuvieron estables, pero en 1932, el aún presidente legal del Uruguay, Gabriel Terra, rompió relaciones con Argentina al ser inspeccionado un barco de guerra uruguayo en el puerto de Buenos Aires.
Durante el mandato del Presidente Alfredo Baldomir, al proponer el Uruguay durante la Segunda Guerra Mundial, la instalación de bases de los aliados para vigilar el movimiento de la armada alemana, la Argentina amenazó militarmente al Uruguay.
A partir de 1947 durante el gobierno de Luis Batlle Berres, las relaciones entre Uruguay y Argentina se deterioraron notoriamente y hubo malas relaciones durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón con fuertes medidas en el intercambio que produjeron perjuicios económicos al Uruguay y casi arruinaron el turismo en nuestras playas.
Durante el último gobierno de Perón, en 1973, coincidente con el gobierno del dictador Juan María Bordaberry, por último se concretó un tratado de límites del Río de la Plata entre Argentina y Uruguay, pero reteniendo la Argentina en su poder la isla uruguaya de Martín García, apropiada cuando los  gobiernos porteños sostenían que ellos eran los propietarios del Río de la Plata.

Un futuro de cooperación es posible

La situación actual y las actuales presiones de los gobiernos kirchneristas, sobre el Uruguay no son más que la continuación de rivalidades portuarias antiguas, pero superando las barreras del sólo plano comercial y económico, para abarcar también el psicológico y, en algunos casos, el psiquiátrico.   
Sin duda no se quiere ver la realidad surgida de todo el proceso histórico desde la colonia hasta nuestros días: la voracidad de la oligarquía porteña antes que dar pié a la construcción de una república federal tal como lo proponía José Artigas, optó por dos veces entregar una sus más importantes provincias, la Oriental, a manos primero de los portugueses y luego de los brasileños. Los mismos intereses se opusieron a una propuesta progresista para el desarrollo futuro, del Presidente Raul Alfonsín: fijar una nueva capital en la desembocadura del Río Negro, en Viedma; esas muestras de hegemonía porteña hacen aún hoy válida la propuesta de Artigas vertida en ese documento donde propone el federalismo, las Instrucciones del año XIII, en el que se propone que “sea fuera de Buenos Aires donde resida la Capital de la Confederación”.
Pero la Constitución de 1853 que aún rige con modificaciones, determinó que la capital fuera Buenos Aires, sellando así su destino futuro, el de un seudo federalismo cojitranco, en el que las provincias deben ser aquiescentes con el gobierno central, que le succiona sus riquezas, a los efectos de poder pagar los respectivos presupuestos provinciales.
El futuro de Buenos Aires y de la Argentina debería preservar las más efusivas relaciones fraternales con sus hermanos uruguayos para bien de ambos países; pero Buenos Aires, siempre obcecado, no quiere entender que como puerto el futuro solamente le depara el destino ser puerto fluvial; pero aún le queda -de mediar fraternas serias y sinceras relaciones- en los tiempos venideros, la utilización de los puertos orientales, que de mediar buenas relaciones, les depararía a nuestras naciones un futuro luminoso de colaboración, de hermanamiento, sin desplantes, sin alardes innecesarios, entre aquellos que son hermanos desde hace tanto tiempo.   
Solamente de esta manera acabaría la lucha de puertos en el Río de la Plata para transformarse en cooperación, aunque la situación actual del comportamiento del Gobierno argentino no da lugar a la esperanza.

Mario Dotta Ostria, noviembre 2013.

lunes, 30 de septiembre de 2013

El Panopticón electrónico

En el siglo XVIII, el filósofo Jeremy Bentham ideó un edificio penitenciario, una cárcel, que llamó el Panopticón, una estructura que debía permitir a los guardias ver a todos los reclusos, todo el tiempo, sin ser visto por ellos y sin que ellos supieran cuando estaban siendo observados. Aunque nunca fue construido, el concepto influyó en el diseño de varios centros penitenciarios sembrados por el mundo.
Naturalmente, se trataba de vigilar a gente condenada a penas de prisión, privada de libertad, recluida en un recinto y que no era libre de desplazarse adonde quisiera.

Hoy las cosas se han acelerado y cambian vertiginosamente.
Por obra de los dispositivos electrónicos que utilizamos -- teléfonos celulares, tabletas, computadoras conectadas a la red -- y a las cámaras que instalan y mantienen los organismos de vigilancia, estamos siendo observados siempre, sin darnos cuenta y con nuestra total colaboración. Los datos que generan nuestras actividades alimentan inmensas bases de datos, y pueden conservarse mucho tiempo.
Vivimos en un inmenso panopticón electrónico, donde se nos vigila y se nos sigue, sin que hayamos cometido ningún delito, sin que hayamos sido juzgados, sin siquiera ser acusados de nada. Todo se hace preventivamente. Eso significa que, por el hecho de existir, somos sospechosos, somos tratados como criminales y terroristas en potencia.
Hoy es más fácil leer mis mensajes electrónicos que robarme mi cuaderno.
Vivimos en la condición del vigilado en permanencia -- en lo que respecta a nuestra proyección en la ciberesfera, en el espacio de las comunicaciones, los diálogos y la creación en los aparatos electrónicos conectados a la red.

Edward Snowden y Chelsea (que conocimos como Bradley) Manning, hasta cierto punto, han invertido la situación.
Los documentos que salen a luz gracias a ellos, revelan las operaciones de los grandes aparatos estadounidenses, lo que no quiere decir que otros estados no hagan lo mismo, o por lo menos lo intenten.
Ahora los que están desnudos son ellos, es bueno, para cambiar un poco.

Lecturas:
La gran mayoría de los artículos originales en este tema están en inglés.
Consejos de Bruce Schneier para protegerse del espionaje sobre nuestras comunicaciones: https://www.schneier.com/crypto-gram-1309.html#7
Es útil leer The Guardian, sobre los documentos de la NSA: http://www.theguardian.com/world/the-nsa-files
Las cartas mensuales de Bruce Schneier contienen numerosos artículos interesantes sobre este tema, especialmente las últimas: https://www.schneier.com/crypto-gram-1309.html
Recomiendo el artículo donde Schneier sostiene que la NSA “confiscó” la red:
Sobre “Vigilar y castigar”, el libro de Foucault, en Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Vigilar_y_castigar
El Panopticón, en Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Pan%C3%B3ptico

Canalda y los siete pecados capitales de la izquierda

La contribución de Edmundo Canalda en Voces del 29 de agosto último es excepcional por su franqueza. Analiza el presente de los sobrevivientes del sesentismo y hace la lista de los “7 pecados capitales” ideológicos de la izquierda. Estos siete van con glosa:

Primer pecado: “El imperio norteamericano es nuestro principal enemigo”. Canalda recuerda la realidad del mundo multipolar y el debilitamiento relativo de los EE.UU.. Yo, por mi parte, quiero agregar que pienso que una izquierda centrada en la “liberación nacional” del “imperialismo” le erra completamente al blanco. Somos un país libre, pero débil, independiente políticamente y dependiente de mil cosas y poderes que están fuera de nuestro control. Debemos hacer equilibrio entre las alianzas y las asociaciones, apostar a la diplomacia, buscando nuestro lugar en un mundo donde lo que podemos hacer valer no es la fuerza militar, sino la materia gris y nuestra cohesión interna. Si no tenemos enemigo principal, tampoco tenemos ningún apoyo incondicional.

Segundo pecado: “Cuba nos muestra el camino”. “Cuba es una dictadura del PCC, el Ejército y de la dinastía Castro”, dice Canalda. Yo agrego: el camino que nos muestra es el del diván del psicoanalista, para tratar de superar el trauma juvenil que el deslumbre con la Revolución Cubana nos produjo a los veinte años. Es hora que nos separemos de esa ilusión y hagamos frente a la realidad: la Revolución Cubana no es ni el camino ni la meta.

Siguen los “pecados” tercero, cuarto y quinto: “la propiedad estatal es garantía del avance socialista”, “la cuestión es el asalto del poder” y “la democracia es un medio”, a los cuales no necesito agregar nada.

Luego viene el sexto: “la educación no debe servir para formar fuerza de trabajo para el sistema”, pecado oculto, pero latente en la izquierda, que no abraza de corazón la tarea de construir un país que se destaque por el valor agregado tecnológico y científico. Yo pienso que esta idea -- o pecado ideológico -- está muy unida con la de la “liberación nacional”, considerada como norte de la izquierda. Creo que más que liberarnos, necesitamos mantenernos a flote, seguir en el movimiento de un mundo donde la materia gris es cada vez más importante, donde cada vez hay menos trabajo no calificado, donde cada vez es más necesario dominar varios idiomas, tener acceso a las nuevas tecnologías, etc.

El séptimo y último pecado capital de la izquierda es la idea de que “la riqueza ya existe, hay que repartirla mejor”. Bien, como sugiere Canalda, seguro, hay gente, niños, a quienes falta un plato de comida, y hay que dárselo. Pero Canalda señala con razón que “lo que es erróneo es inducir la idea de riqueza inagotable a la cual se puede recurrir por la mera voluntad de un gobierno. Por el contrario, hay que mostrar una y mil veces que la riqueza se genera, en la actualidad, con trabajo inteligente y que, por lo tanto, estudiar, formarse, investigar, es imprescindible para aumentarla.” Además, a mí, la idea misma de “distribución de la riqueza” me parece corta y desviada. Deja pensar que la cuestión es de dinero, de poder de compra, y no es así. Es sobre todo un problema de cómo se gasta, de cómo se organiza, en qué se invierte. En lo que respecta al gasto, su orientación debe ser hacia la integración social, hacia la igualdad de oportunidades, hacia la disolución de las exclusiones. La expresión “repartir la riqueza” es destructiva, evoca el descuartizamiento de una res o el saqueo de un supermercado por un motín de pobres. El planteo debe ser muy distinto, plantearse cómo producir más riqueza, por un lado, y por otro cómo el Estado tiene que obrar para que haya más igualdad de oportunidades y más integración social, lo que incluye salud y educación, obviamente.

Tanto hablamos de “actualización ideológica” y de “debate plural” y nunca llegamos a mirar de frente a la bestia que hay que matar. Esto es lo que hace Canalda con coraje, y por eso vale la pena mencionarlo. Queda mucho por hacer, pero es un comienzo.


El artículo completo de Edmundo Canalda en VOCES n. 400 del 29 de agosto 2013, pág. 7, titulado “Esperando al izquierdista nuevo (y confesando 7 pecados capitales)” se puede leer en:
http://www.voces.com.uy/ediciones/2013/archivos/voces400.pdf

viernes, 27 de septiembre de 2013

Utopías férreas

[Reflexiones ante el discurso de Irma Leites en el programa “En la mira”, de Gabriel Pereira, el 26 de setiembre 2013.]

Uruguay es una república democrática, soberana, libre e independiente. Pero eso no impide a Fernández Huidobro hablar de “Liberación Nacional” ni a Irma Leites decir que es una dictadura de clase. No se puede hablar, intercambiar ideas, discutir ni polemizar con alguien que niega las evidencias más palpables. La sociedad uruguaya es pacífica, la violencia existe y es delito. Eso no impide a Irma Leites decir que la violencia es la base de la sociedad y transformar ese concepto abstracto en una piedra que vuela y rompe un vidrio.

El discurso de Irma está blindado. Vive en una fortaleza con gruesos muros que lo protegen de los procesos sociales del mundo, de la historia tal como se desarrolla, del pasado y del presente. Es muy difícil discutir con Irma, porque crea fantasmas que luego hace hablar, como el de la base violenta de la sociedad.

Intentamos entender la revolución social que propone Irma Leites. Cualquier desigualdad tiene que ser eliminada. Es la nivelación de la aplanadora. Toda desigualdad es violencia y justifica la violencia. La propiedad es violencia. A esa altura nos preguntamos: ¿qué Derechos Humanos defiende Irma? Salen a la calle a denunciar a los violadores de los DDHH, como lo son los torturadores y los desaparecedores de personas. Pero ¿estamos hablando de lo mismo? ¿Se trata de los derechos consagrados en las declaraciones universales y hechas ley por la República?

Si pensamos como en los Sesenta, si no hemos cambiado, como pretende Irma, esas libertades y esos derechos que decimos defender son “burgueses”, pues así los calificábamos entonces. ¿Salimos a escrachar a los violadores de los derechos humanos de la burguesía? Cuando lo que conduce todo es la “lucha de clases” -- se entiende proletariado contra burguesía -- ¿cómo levantar el estandarte de unos DDHH que se ponen por encima de las clases?

Sospecho que la “defensa de los DDHH” es una táctica de Irma. Un modo de desarrollar su lucha revolucionaria. Que no le importan los DDHH, sino hacer surgir la “justa violencia” de los oprimidos contra la burguesía y sus esbirros, como se decía.

La sociedad de la aplanadora, el socialismo que quiere Irma, es represiva y retrógrada. Se necesita un pueblo que no quiera comerciar, emprender, asociarse con fines de lucro, discrepar, discutir, hacer política, viajar, consumir cosas nuevas. Un pueblo así se crea con castigos, vigilancia, policía y partido único. Una utopía férrea.

Una utopía con antecedentes


Marx confiaba en la historia. El creía que la historia, es decir, el desarrollo espontáneo de la sociedad, conducía a un régimen comunista, a una vida colectiva en la cual el trabajo sería todo “trabajo necesario”, para la reproducción ampliada. Analizó la economía de la sociedad de su época y elaboró el concepto de “capitalismo”; así llamó a la sociedad en la cual el trabajo excedente se extrae bajo la forma de plusvalía.

Lenin, rompiendo con la tradición marxista de esperar que la historia produjera sus frutos, propuso, como también lo hicieron los anarquistas antes que él, que se ayudara a la historia con la organización y la voluntad de los revolucionarios, aquellos que querían hacer de “parteros” de la nueva sociedad.

En el concepto de Lenin, el “viejo” pueblo no servía para la nueva sociedad, porque estaba empapado de los vicios de la sociedad capitalista y pre-capitalista. Los heraldos y parteros del cambio debían vigilar, corregir y castigar, para eliminar los brotes de burguesía que contaminaban la construcción de la sociedad socialista y comunista del futuro. Así nacieron la Loubianka, el Gulag, la Cheka, el KGB, y las otras cosas siniestras que ya sabemos.

Los marxistas a la vieja usanza se opusieron. Lo hicieron tanto los socialdemócratas, marxistas que sostenían que no se podía violentar a la historia, como también revolucionarios estilo Rosa Luxemburgo que advertían contra la deriva autoritaria y represiva de un tal régimen, que calificaron de dictadura SOBRE el proletariado. Se opusieron, pero fueron barridos, perseguidos, ejecutados, por unos o por otros. Fueron luchas cruentas. El marxismo leninista y el maoísmo lo consideran natural. Mao dice algo así: “Hacer la revolución no es como escribir un poema”. Es un terrible eufemismo.

Aunque el análisis de Marx de las relaciones económicas de su época es preclaro y todavía válido en algunos aspectos, la historia siguió otro rumbo. La historia no solo esquivó las predicciones de Marx, también derrotó a Lenin y a Mao. Estos dos últimos fundaron grandes imperios, pero en absoluto construyeron una sociedad más justa. Si algún régimen puede ser calificado de “capitalismo depredador”, es el que impera hoy en China.

La sociedad de la aplanadora que anhela Irma Leites no se construyó en ningún lado. La característica común de TODOS los “experimentos” socialistas es el surgimiento de una nueva clase de administradores y dirigentes colmados de privilegios y prebendas, hereditaria, viviendo de la plusvalía del capitalismo de estado, que es lo que ese “socialismo” realmente es. El que maneja la aplanadora va fumando y tomando mate.