Una opinión que difiere también de la consabida “yo no soy Charlie”, centrada en el rechazo de la falange de jefes de estado que desfilaban a la cabeza de manifestación del 11 de enero; para una minoría de los que la sostienen la expresión “yo no soy Charlie” es también una manifestación de solidaridad con los terroristas, justificados por los resabios colonialistas y supremacistas.
Este filósofo, en cambio, “es” Charlie, pero de una manera especial. Quizás eso sea cierto también para cada uno de los participantes de la manifestación, y es justamente esto lo que le interesa a Sloterdijk.
No hay mal que por bien no venga
Dice: [manifestando] “Francia votó contra la intimidación a manos de algunos criminales más o menos aislados e insípidos. Haciéndolo, supo superar los 60 millones de abismos que, normalmente, en una sociedad moderna, separan a 60 millones de individuos.” Cada individuo es distinto y piensa distinto: "en una época de singularidades atomizadas, la respuesta de Francia a este crimen es una proeza.”
Un país como Francia, dice, “hinoptizado por el Estado del Bienestar, decepcionado por la presidencia de Hollande, deprimido por su ‘grandeur’ perdida, había caído en un sueño artificial y envenenado. Como dijo Hegel, la tragedia puede ser un ardid de la razón. Despertó a una nación depresiva, mezquina y replegada sobre sí misma. Del punto de vista psicopolítico, Francia está mejor desde el 11 de enero.”
Charlie-Hebdo, un museo del anticlericalismo
A la pregunta “Qué representa la Francia de Charlie-Hebdo”, contesta:
“Charlie-Hebo encarna la tradición satírica francesa, practicaba un anticlericalismo que no estaba realmente de moda, y una sub-cultura volteriana sesentayochesca desfasada con el interés por el hecho religioso que presenciamos hoy un poco por todos lados. La sátira en el estilo de Charlie-Hebdo es, al mismo tiempo, el espíritu corrosivo y libertario de mayo 68, mezclado con la agresividad del laicismo de principios de siglo XX. Esta cultura está, sin ninguna duda, en baja. Todo eso no merecía una bala. No se tira sobre los guardianes de museo. Eso, los asesinos eran incapaces de comprenderlo.”
Aunque estoy obviamente en desacuerdo con su opinión sobre la vigencia del anticlericalismo, que a mí me parece de gran actualidad, más todavía frente a la marea creciente del integrismo de todas la religiones, su caracterización de la orientación de la revista me parece acertada.
El “choque de civilizaciones” no es tal
A la pregunta “¿Se trata de un verdadero choque de civilizaciones entre un país que acepta burlarse de todo y otro universo cruzado por un rebrote de dogmas y prohibiciones?”, Sloterdijk contesta:
“Los asesinos no son para nada mensajeros de una guerra de civilizaciones ni de una cuarta guerra mundial. Se trataba de simples criminales en busca de la gloria. Eran asesinos de la sociedad del espectáculo.” Antes había dicho: “Este crimen es la prueba de que el star-system puede desplazarse hacia la criminalidad pseudo política.”
Y yo coincido.
No son dos mundos, no son dos civilizaciones que se enfrentan. Es el mismo mundo, la misma sociedad, que crea a los asesinos y a las víctimas, usan los misma tecnología moderna, kalashnikovs, celulares, automóviles, supermercados. Hablan la misma lengua y fueron a la misma escuela. Son productos de la misma cultura, buscan la fama en los mismos medios. Y esto se extiende más allá de Francia, los djihadistas sueñan con mirar las mismas series norteamericanas, por algo están prohibidas, usan la misma tecnología producida por la ciencia y la industria moderna, quieren la ropa y la moda en boga en el mundo que dicen querer destruir. Acumulan sumas ingentes de dinero en la banca off shore, hacen transferencias por internet, invierten en la bolsa, manejan los precios de las commodities.
En resumen, no guerra de civilizaciones, guerra a secas.
Peter Sloterdijk, alemán nacido en 1947, filósofo, profesor de estética y rector de la Universidad de Arte y Diseño de Karlsruhe, dio su opinión sobre los sucesos del 7 de enero de 2015 (asesinato de los periodistas de Charlie-Hebdo) y del 11 del mismo mes (manifestación multitudinaria en París, Francia y el mundo) para el diario francés Le Monde (edición del 12 de febrero 2015).
El artículo en Le Monde: La réponse des Français à ce crime est une prouesse.