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miércoles, 1 de agosto de 2012

¿El triunfo final de la plutocracia?

La importancia de las elecciones de noviembre 2012 en EE.UU.


Las próximas elecciones presidenciales en EE.UU. opondrán, el 6 de noviembre de 2012, al presidente saliente Barack Obama, que busca la reelección, al candidato republicano Mitt Romney, que fue misionero mormón en Francia, hombre de negocios en sociedades de inversión de capital y gobernador del Estado de Massachusetts. (Su actuación a la cabeza de la compañía de inversiones Bain Capital es cuestionada.)
El presidente Barack Obama desilusionó a muchos que, como yo, esperaban que cerrara la cárcel de Guantánamo y levantara el embargo a Cuba. Además, siguió la “guerra contra el terrorismo”, aunque la limitó a la caza de militantes de Al-Qaeda, a quienes manda matar sin pestañar, como lo hizo con Osama Bin Laden.
En el otro platillo de la balanza tenemos el seguro de salud universal en EE.UU. y la retirada de Iraq y de Afganistán. No es poco, si se mira en el contexto político de su país.
Ese contexto, es decir, los adversarios de Obama, es lo que preocupa.
Los seguidores de Romney, el candidato republicano, agrupan a lo más retrógrado que pueda imaginarse. La enumeración de sus aberraciones llevaría varias páginas, pero lo más importante es que quieren más gastos militares, un ejército más fuerte y, a la vez, menos impuestos para los ricos, menos servicios sociales, menos educación.
A fines de julio 2012, Romney visita Israel, seguido por una corte de sus grandes donantes. En Israel, Romney hace declaraciones que dan miedo, además de indignación. No solo afirma que el mejor desempeño económico de los israelíes, en comparación con los palestinos, se debe a su cultura (lo que combina dos tópicos racistas: los judíos hábiles para los negocios y los árabes haraganes e incompetentes), sino que también apoya los proyectos bélicos de Netanyahou, en su intención proclamada de atacar las instalaciones nucleares de Irán.
Son declaraciones dirigidas a atraer el voto judío-norteamericano, tratando de hacer sentir que él sería mejor amigo de Israel que Obama. No se sabe en qué medida el futuro presidente será prisionero de las promesas del candidato, pero sus donantes, a quienes van dirigidas estas promesas y que se encuentran alrededor de él en este viaje, no lo dejarán salirse de ellas fácilmente.


La plutocracia promueve a sus políticos
¡Los donantes! Es otra cosa que causa profunda preocupación. El financiamiento de la campaña de Romney cuenta con el apoyo de la gente más rica, de aquellos que han sido más favorecidos por la política de Bush de bajar los impuestos a los adinerados, al mismo tiempo que los gastos militares, el déficit fiscal y la deuda pública se disparaban. Un magnate billonario, Sheldon Adelson, dueño de casinos, donó 100 millones de dólares para la campaña de Romney.
Garry Wills, profesor de historia, escritor y ensayista, ganador del premio Pulitzer, dice: “Votar por un republicano significa, hoy, votar por una plutocracia que depende de fuerzas antigubernamentales como el Tea-Party, los racistas sureños, los fanaticos religiosos y los inversores en la guerra y el complejo militar-industrial.”


Lo que se juega
El mismo Garry Wills explica lo que se juega en las próximas elecciones estadounidenses en su artículo del blog del New York Review of Books Why 2012 Matters:
“La derecha sabe que el futuro está en juego. Y lo está porque esta elección da a los republicanos una de sus últimas oportunidades -- quizás la última -- para sellar y cerrar su plutocracia. Están en una carrera contra el tiempo. La ola demócrata está subiendo muy rápido para barrer la plutocracia antes de que fragüen sus conquistas en cemento, con la ayuda futura de la cooperación plena (y no solamente frecuente) de la Suprema Corte”
“Puede parecer extraño decir que la plutocracia está en peligro. Sin duda se ha establecido en todas las arenas políticas que importan. La riqueza está concentrada en una pequeña fracción de la población, mimada por las reducciones de impuestos de Bush que nos hundieron en la gran recesión. Mientras el resto de la poblacion sufría, los ricos simplemente se volvieron más ricos. En 2009 y 2010, años durante los cuales millones de personas no pudieron encontrar empleo, el uno por ciento de arriba cosechó el 93 por ciento del ingreso “recuperado”, y las corporaciones están haciendo más dinero que nunca. Y los republicanos pueden proponer aún más recortes de impuestos para los “creadores de empleo” cuya única creación de empleo fue para sus propios abogados y lobbistas.”
La cifra del 93 por ciento de los ingresos de la recuperación cosechada por el 1 por ciento superior en la escala de ingresos está tomada de un artículo de Joseph Stiglitz “la falacia de que el uno por ciento promueve la innovación”.
El problema es la financiación de las campañas electorales, fácil para los candidatos que promueven los intereses de los más ricos, y facilitada aún más por resoluciones recientes de la Corte Suprema que autorizan las contribuciones anónimas y sin límites. Los adversarios de los republicanos bracean contra corriente, siempre en grandes dificultades para juntar el dinero necesario para hacerse escuchar. Entonces, se pregunta Wills, “¿la plutocracia no ha ganado ya?”.
“Todavía no”, se responde. “El censo estadounidense para el año que termina en julio 2011 muestra que los nacimientos blancos fueron por primera vez una minoría comparados al de los negros, hispánicos y asiáticos. Los legisladores estatales elegidos por las elecciones de 2010 han estado luchando contra esta deriva con medidas draconianas sobre la inmigración y nuevas leyes de la identidad de los votantes, dirigidas a los hispanos y negros, los jóvenes y los viejos. La reducción de los padrones electorales puede darles la victoria en 2012. Pero el tiempo no está de su lado. Será más y más difícil descalificar la creciente mayoría de votantes de los rangos no plutocráticos.”
Es necesario mirar la distribución de los gastos militares en el mundo, y su demencial dimensión también, para entender lo que está en juego. Ver la página web World Military Spending: EE.UU. es responsble de casi la mitad del gasto militar total en el mundo, quizás la mitad si se cuentan los que están “tercerizados” a compañías privadas y los gastos de salud de los veteranos. ¡Multiplica por cuatro a su principal rival, la República Popular China! EE.UU. gasta más que los veinte países que le siguen.
“Sin embargo, Mitt Romney piensa que no es suficiente; él añadiría otros 96 mil millones de dólares a los gastos militares. Cualquier corte, dice, nos pondría en peligro.” Según Romney, EE.UU. está rodeado de enemigos, en casa y afuera, considera a Rusia una amenaza y quiere la guerra con Irán.


Los plutócratas quieren más
Pero el dinero que reporta desarrollar, fabricar y mantener las armas no es todo: el clima de crisis generado permite franquear los límites de los derechos civiles mediante vigilancia, detenciones secretas y juicios militares.
Sigue Wills:
“Solo una pequeña parte de la población va al frente en nuestras guerras [...]; sin embargo ellas dan la excusa para intimidar al resto de la población con la disciplina militar. Orwell hizo de la guerra perpetua la mejor herramienta del tirano en “1984”. Pero el personal militar que actualmente es utilizado y abusado y destruido viene en su mayoría de las minorías cuyo crecimiento plantea la amenaza que temen los plutócratas.[...]”

Esta elección puede darles a los plutócratas la rúbrica sobre sus logros. Pueden llenar las vacantes de la Corte Suprema con jueces que apoyen la drástica reducción de derechos laborales, de voto y ciudadanos. Además de cavar más hondo la fosa de la paz y hacer más ancho el río de la sangría de los gastos militares. Por eso es que importa tanto.