Buscar este blog

miércoles, 29 de octubre de 2014

Apunte optimista sobre nuestra realidad política

Es una realidad perceptible que de todos los horizontes partidarios se proyectan ideas y declaraciones que distan del verdadero pensamiento del grupo, que son, en el mejor de los casos, un maquillaje favorable de los mismos. Se maquilla, y en algunos casos se trasviste, las ideas en el sentido de lo que se considera más aceptable y atractivo para el electorado, o la parte del electorado que se intenta seducir. Es lo que se llama el “spin”, en el lenguaje moderno de la comunicación. El spin, o giro, que se le imprime a la expresión para acercarla a un modelo, a un ideal; el spin es el ángulo favorecedor o el perfil más favorable.
El spin se opera difumando ciertos rasgos y afirmando otros. Estas operaciones de spin a veces pueden incluir algún dato falso, total o parcialmente, o el ocultamiento de algún dato verdadero. A los especialistas en estas operaciones se los llama “spin doctors”, son los encargados de comunicación o de imagen.
Nadie lo llama hipocresía, aunque técnicamente lo es. Pero, como dijo Francisco de Quevedo, "La hipocresía exterior, siendo pecado en lo moral, es grande virtud política."
Y hablando de virtudes, tenemos otro dicho que viene al caso: " La hipocresía es el homenaje que el vicio tributa a la virtud. "
La nota optimista está en la reflexión sobre cuál es la virtud que nuestra hipocresía política homenajea.
Y esa virtud es la moderación, el centro, la democracia liberal capitalista. Esa democracia liberal capitlalista que llamábamos “burguesa”, implicando que era falaz, engañosa, clasista, contraria al pueblo, opresora, hoy es homenajeada por la hipocresía de distintos partidos que se traen ideas bien distintas bajo el poncho. Esa democracia que otros querían cambiar por un fascismo o un falangismo clerical, la misma que otros querían convertir en “dictadura del proletariado”, es hoy una santa intocable para las plataformas y los discursos de todos los partidos. Le fue puesta una sordina a los planteos de “cambios radicales” o de “giro a la izquierda”, así como a los de “refundación” del país.
Esa virtud fue masivamente plebiscitada en estas elecciones, y es algo para festejar, junto con otras cosas como el NO a la Baja.

" La hipocresía es el homenaje que el vicio tributa a la virtud. "
  • François De La Rochefoucauld

"La hipocresía exterior, siendo pecado en lo moral, es grande virtud política."

martes, 14 de octubre de 2014

Votar en octubre 2014: ¡NO a la Baja!

Se acerca el momento de tomar una decisión. Se dice que un voto no pesa gran cosa y que no cambia nada. Creo que no es así, que es una ocasión de influir con ese voto en el curso de los acontecimientos.
Todos los sondeos pronostican que las del 26 de octubre 2014 serán elecciones parlamentarias, en las cuales se elegirán diputados, senadores y ... los contendientes del balotaje presidencial.
Las ideas y las prácticas que yo estimo de izquierda -- tal como yo entiendo que debe ser -- no están encarnadas en ningún partido ni en ningún grupo o fracción, o bien lo están de manera muy parcial. Sin embargo, todo sumado, en la primera vuelta de las elecciones, el 26 de octubre, me inclino por poner mi voto por el Frente Líber Seregni, en mérito a sus ideas sobre la conducción de la economía y de las reformas democráticas.
Pero hay algo más, y muy importante, en juego: la reforma constitucional regresiva y bárbara, propuesta por Bordaberry (y apoyada por Lacalle Pou), de bajar la edad de imputabilidad de los menores infractores. Para ser aprobada necesita más del 50% de los votos emitidos.

NO a la Baja

Hay que mirar más allá del texto para ver por qué camino quieren llevarnos aquellos que proponen esta reforma. Dicen, sin vergüenza, que quieren proteger la seguridad de los ciudadanos que pagan impuestos. Que quieren encerrar a los infractores para enseñarles a respetar la sociedad.
No entienden que los infractores también son parte de la sociedad, y que se trata de enseñarles a respetarse a sí mismos, y de hacer que eso valga la pena.
La “sociedad”, para la gente que propone la reforma, es una clase y un grupo de edad.
Para entender las intenciones que abriga esta propuesta de la Baja, podemos mirar a otros países que tratan a los menores como mayores, para ciertos delitos.
EE.UU. es uno, donde los menores homicidas son tratados como mayores. Hay menores que tienen 12 años condenados a cadena perpetua (!). A una niña de 5 años, que había apuntado a un compañerito con un lápiz y gritado ¡bum!, le hicieron firmar un contrato donde se comprometía a no matar ni suicidarse. Un contrato sin validez, que escandalizó a padres y familiares, pero que muestra una mentalidad.
Es la mentalidad de la gente encerrada en relaciones mercantiles, que no se relaciona con los demás sino a través del mercado. La sociedad no es solamente el mercado. Para contener a la deriva criminal hay que recurrir a las relaciones entre humanos, no al arsenal represivo, cárceles, calabozos, machetes, submarinos y cuelgues. No cabe duda que Bordaberry se educó en una mentalidad represiva, esta propuesta no reniega de sus orígenes.
La histeria represiva, el miedo, la desconfianza, la criminalización de un sector de la población, los menores, que serán sometidos a leyes especiales, sólo lleva a más represión, a más cárcel, a más violencia. Cada vez seremos más una sociedad de viejos que encierran a los jóvenes.
La delincuencia infanto-juvenil es un problema de la integracioń social. Hay una fractura afectiva en la sociedad, una parte siente a la otra como enemiga, de cada lado se ve al otro como una amenaza, unos roban y matan, otros meten en prisión.
Esta reforma es un mensaje equivocado, es una declaración de guerra contra los niños y los jóvenes, no uno de reconciliación e integración.
Ya existen prisiones y leyes. Quizás sea necesario hacer ajustes, sin duda lo es, tanto en las leyes como en las medidas cautelares, pero sobre todo es necesario mucho más desarrollo de las acciones tendientes a restaurar la integración social mediante las relaciones humanas. Hay que proteger a ese sector de la infancia que deriva hacia la delincuencia proponiéndole otros caminos, ya sea en el saber, en el deporte o en las profesiones. Esto, no solo en las cárceles y los centros de detención, donde hay que eliminar el hacinamiento e introducir el estudio y el juego, sino especialmente en las escuelas de todos los niveles. Y esto hay que hacerlo realmente, a fondo y por todos lados, no bastan las buenas intenciones ni los comienzos.
En todo caso, lo que NO se necesita es una reforma constitucional, un cambio que contamina nuestra Ley Fundamental con las pesadillas persecutorias y los delirios represivos de los pitucos de Carrasco.

Para votar NO. ¡Cuidado al votar!

Hay que saber que CUALQUIER VOTO, QUE NO CONTENGA LA PAPELETA DE LA BAJA, ES UN NO. Fíjense que su sobre no contenga la papeleta de la Baja, deslizada por algún zelote.
[Es un corrección del post anterior: consultada la Constitución, resulta que la adopción de la reforma requiere mayoría de votos emitidos, es decir, incluidos los anulados].