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jueves, 13 de enero de 2011

Traitorware

Tenemos una nueva palabra, construida como software o hardware: traitorware. Literalemente: utensilios para la traición. Así como el software es lo inmaterial de la máquina (el logos de la computadora, para el cual los franceses inventaron la palabra logiciel), y el hardware su parte tangible, el traitorware es lo que está instalado para traicionarnos. Artefactos o piezas que actúan a nuestras espaldas y por su cuenta, para violar nuestra privacidad.

EFF le dedica un artículo What is Traitorware? que resumo:
Cámaras digitales que insertan metadatos en las fotos, como ser un número de serie o, incluso, las coordenadas del lugar donde fue tomada. Impresoras que incorporan un código en cada página que imprimen, que puede ser utilizado para identificar la impresora y, potencialmente, la persona que la utilizó. Una patente, particularmente siniestra, que Apple intenta registrar, que permitiría a los iPhones registrar tu voz, tu situación, tu ritmo cardíaco y enviar todos esos datos a la nave madre.
El caso más flagrante fue el del rootkit de Sony. En 2005, Sony BMG produjo CD de música que instalaban clandestinamente una puerta de acceso administrativo distante y el software de protección de derechos de la compañía. Si el propietario de la máquina (y del disco de música) lo descubría y tenía la osadía de querer desinstalarlo, destruía la computadora. (Ver más información sobre este caso aquí.)
El traitorware puede presentarse aduciendo buenas intenciones: que los códigos identificadores que insertan las impresoras sirven para evitar falsificaciones; que la patente que Apple intenta pasar para los iPhones tiene como finalidad poder desactivarlos en caso de robo. No hay que dejarse engañar. El software que se esconde y actúa por la espalda del propietario es un peligro potencial y una amenaza permanente.