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sábado, 14 de junio de 2014

Los hechos casi consumados (sábado 14 de junio)

Ya está, casi. La fórmula del Frente Amplio para las elecciones de 2014 fue adoptada de hecho, aunque aún no de derecho, para lo cual se espera hasta el plenario del domingo próximo, 15 de junio. Si se imponen las fuerzas que hoy apuran por definir la fórmula del FA, tendremos para votar en la izquierda a Tabaré Vázquez, oncólogo-empresario, 74 años, antes presidente, intendente de Montevideo y presidente de la “fuerza política”, como a él le gusta llamarla, secundado por Raúl Fernando Sendic, licenciado en genética, que supo ser militante del Movimiento 26 de marzo, hoy dirigente de Compromiso Frenteamplista lista 711, antes diputado, ministro y presidente de ANCAP.

Ante estos hechos casi consumados, que derrotan nuestra aspiración a una fórmula de centro izquierda para votar en las próximas elecciones, siento una profunda inquietud.
Así como Tabaré representa el pasado de la izquierda uruguaya, sus glorias gubernativas, Sendic pretende encarnar el futuro. Sus partidarios, antiguos o neófitos, lo cubren de elogios, sería un buen administrador, es sin duda joven para Uruguay, tiene experiencia parlamentaria, es buen mozo.
Con cada candidato, el FA también elige estilo e ideas, además de pinta y abolengo. De la pinta no hay nada que decir, pero del resto sí.
El estilo es el del silencio, no se sabe lo que el candidato piensa de la sociedad, de la vida o de la historia, salvo por sus declaraciones programáticas conformes a la más estricta ortodoxia frenteamplista.
Y ese estilo mismo hace difícil juzgar sus ideas, pues las conocemos sólo vagamente por su pasado que, a su vez, también conocemos a medias, salvo en lo que respecta a su trayectoria pública, incluido su pasaje por el 26M, movimiento que lideró.
El candidato Sendic es fiel al estilo tupa de pocas palabras. Recordemos que aquel dicho según el cual “las acciones nos unen, las palabras nos separan” estaba radicado en una filosofía autoritaria y llevaba en su repliegues intenciones de cambio violento y antidemocrático. Eso era ayer, lo de hoy es opaco.
¿Qué sabemos en concreto? Después de recurrir a Google y a Wikipedia, la cosecha es magra. Hagamos un somero punteo de lo más saliente.

1 -- Sendic es un producto del sistema político hegemonizado por Tabaré y Mujica.

Electo en 1999 por el 26M --al abrigo del MPP-- con una muy débil votación, ocupó una banca de diputado en el período 2000-2005. En las elecciones de 2004 su grupo 26M quedó afuera del parlamento. En 2005 fue propulsado por Tabaré a la vice presidencia de ANCAP, una enorme empresa estatal, de las más expuestas y de las más importantes, cargo que ocupó hasta 2008, cuando pasó a la presidencia del ente reemplazando a Daniel Martínez, quien fue de ministro. Luego le tocó a él ser Ministro de Industria de Tabaré en 2009, y después de nuevo ANCAP, pero directamente en la presidencia, puesto por Mujica. Nadie con tan pocos votos tuvo cargos tan importantes, aparte de técnicos reconocidos, cosa que Sendic no es. Salía en la tele todos los días, por hache o por be.

2 -- Sendic es adherente del régimen cubano y admirador nostálgico de la Unión Soviética.

Su primer acto después de su buena votacion en las internas y de auto postularse a la vice presidencia, fue irse a Cuba a visitar a Fidel y a Raúl, según dijo Búsqueda y que nadie desmintió.
El número 711 de su lista es una clave y una guiñada seductora a los viejos compañeros seispuntistas, quienes postulaban a la Unión Soviética como vanguardia del sistema socialista mundial, un gesto como queriendo decir: “vean, yo sigo pensando igual, vamos al mismo lugar por un camino diferente”: después del 26 de marzo (326), el 7 de noviembre (711), más importante.

3 -- Sendic es un misterio.

Me sentiría más tranquilo si en el programa de la 711 se encontrara una afirmación clara de la libertad de empresa y de asociación. Lo que se encuentra es un discurso en jerga desarrollista, que pone de relieve el rol del estado como protagonista, llamando a la colaboración al “sector privado”. En su programa se habla de vivienda, de educación, de la infraestructura, pero no se dice nada de los empresarios, de la inversión extranjera, del clima de negocios. De la libertad. ¿Nos convertiremos en autárquicos?
Un programa de gobierno no es ni una filosofía ni una declaración de principios de vida. Lógico. Pero a un candidato a la presidencia o a la vice se le pide algo más que una lista de promesas. Se necesita saber además algo de su filosofía política, expresada en términos claros, no por paradojas que invierten la verdad. Me refiero a las afirmaciones sobre la “verdadera” democracia que existe en Cuba.
En el caso de Tabaré Vázquez tenemos como referente al Partido Socialista, de larga trayectoria y abundante literatura, y, si bien Tabaré renunció al PS, suponemos que mantiene su adhesión a ciertos principios democráticos básicos propios de ese partido, porque no ha dicho lo contrario.
En el caso de Sendic no se sabe si el candidato sigue pensando como en su época seispuntista o si cambió. No es pecado cambiar, creo yo. En el caso del seispuntismo lo que es pecado es no cambiar. El candidato es mudo al respecto. Estamos en la oscuridad, es un misterio.

4 -- La atropellada que lo está llevando a la candidatura a la vice presidencia es obra de un sector muy definido del FA.

El estilo de Raúl Sendic (h) es muy distinto del que se usaba en el FA. Antes se decía “voy adonde el Frente me mande”, y nos parece que eso era falsa humildad. Astori fue muy criticado por “arrogante” cuando pretendió elegir qué puesto quería. Mujica siempre negó querer ser presidente, hasta que “cedió”. Tal era el rito frenteamplista. Sendic, rompiendo con esa tradición, se auto candidatea de frentón a la vice presidencia, sin falsa humildad, a mi juicio, pero con verdadera arrogancia. A continuación se produce la atropellada de su grupo, y es seguido por el presidente mismo, por el MPP, y luego por los demás grupos del bloque del “giro a la izquierda”, para terminar con una aparente convalidación de Tabaré. Se apura el plenario, se adelantan las fechas, no porque la unanimidad esté adquirida, sino porque se quiere presionar a los que todavía no adhirieron a la opción. Daniel Martínez negocia su futura candidatura a la Intendencia de Montevideo y el PS se pliega, último de esa clase. Resisten solamente los grupos del Frente Líber Seregni y los que apoyaron a Constanza Moreira. Los agrupados en torno a Sendic ignoran a estos grupos y los presionan, como si todo estuviera ya hecho. Pero ¿lo está? Mañana lo sabremos. Hoy juega Uruguay.

Sábado, 14 de junio 2014.

domingo, 1 de junio de 2014

El último lunes - Política ficción

Política ficción: Constanza gana las internas en 2014
Cuento corto con moraleja.

Hacía poco que Fabián vivía solo en esa habitación con baño, un pequeño cuchitril que lo había seducido a pesar de su exigüidad y de su precio, por la gran ventana de la única habitación que se asomaba al ancho horizonte del mar-río, y por el barrio Palermo, popular y céntrico a la vez, cercano a la casa de sus padres; una vecindad que sentía como propia y donde tenía sus amigos y sus picadas preferidas.
Su novia había preferido seguir viviendo con sus amigas, pero además no había lugar para dos en ese cubículo con vista, como decía ella. La suya era la gran vida de soltero: tenía la chancha, los cuatro reales y la hija del chanchero (como rezongaba su mamá), ¿qué más podía pedir?

Fabián tenía para pedir, sin embargo. Podía pedir, por ejemplo, que su país no fuera gobernado por viejos, esos que estaban y que pensaban quedarse cinco años más. Podía pedir que se modernizara, pero sin perder su sabor y sus tradiciones, como la fainá del Rodelú y los carnavales del Teatro de Verano. Podía pedir que las cosas estuvieran en su lugar: los desaparecedores en la cárcel, los veteranos de las distintas guerras tomando mate en las plazas y los jóvenes capaces como él en los puestos de responsabilidad, pagados como se debe. Quizás por eso había votado en las internas, como todos sus amigos, a Constanza. La verdad es que al lado del Otro parecía una niña, aunque ya no lo fuera, lejos de ello. No la votó porque pensara que iba a ganar, de ningún modo, ni siquiera porque creyera que gobernaría mejor, nones, ni menos aún porque estuviera de acuerdo en todo con ella, qué va.  Todo eso no importaba, porque El Otro ganaría, era seguro, y después ganaría también las nacionales, y gobernaría como lo había hecho antes. En eso había creído hasta que los resultados empezaron a caer.

Y los resultados cayeron, contundentes. Los desafiantes, los reputados perdedores, ganaron, arrasaron, en porcentaje se entiende. Las urnas habían decretado que la presidencia de la República se disputaría entre el Cuquito y la Constanza. La altísima abstención, favorecida por la lluvia y el frío mordiente, había jugado un rol determinante. Ante ese resultado imprevisto, que todas las encuestas descartaban como imposible, cundió la consternación, primero, y luego el pánico, en el FA. Y en la oposición: el júbilo, primero, y luego el pánico también. Las presidenciales enfrentarán a dos imberbes, una por naturaleza, el otro por edad, con poca o ninguna experiencia, y sin los vínculos que se preparan de larga data para asegurar los compromisos y la estabilidad. Los mercados tiemblan. El juego cambió, la mano es otra, ya nadie está seguro de nada, el futuro inmediato es una gran incógnita, la vida muestra su verdadero rostro de incertidumbre y de misterio que nunca debemos olvidar.

Había apagado la tele a las cuatro de la mañana, cuando ya el daño estaba hecho y los resultados eran definitivos. Votó un poco menos del 20 % del padrón. Solamente los más aguerridos, los más encarnizados, los más militantes lo habían hecho. Resultado: los favoritos habían perdido. Se pronunciaron las frases de circunstancia que frecuentan los perdedores, fingiendo tranquilidad, como si nada hubiera pasado, como si todo fuera parte de la vida normal de una democracia, como si pudiera ganar cualquiera que daba igual, pero los rostros tensos y demacrados, los tartamudeos, los furcios reveladores, traslucían la zozobra que cundía en la dirigencia.
Esa superficie tranquila, esa calma aparente, estalló en pedazos y fue brutalmente desmentida por el último flash informativo que cayó al cierre de la emisión: el gobierno había decretado feriado laboral y bancario por toda la semana, comenzando este lunes. Fabián recordó la crisis del 2002, que había vivido de niño. Las frases hechas y las justificaciones alambicadas ocultaban mal la verdad: que se temía que el caos político disparara una corrida a los bancos que vaciara las reservas. Ya en las primeras horas de la madrugada se empezaba a percibir el rumor de los preparativos del capital que se alzaba para huir al galope, temiendo, más que ninguna otra cosa, la inestabilidad y la incertidumbre. Era la desbandada para ponerse a resguardo, era el sálvese quién pueda y, como ocurre siempre, los que más podían más se salvaban.

Durmió poco y mal y se despertó ese lunes como de un mal sueño, El barrio parecía creer que seguía siendo domingo, que el tiempo se había detenido y se demoraba, perezoso o timorato, en el día anterior de elecciones internas, cuando los partidos eligen a sus candidatos a la presidencia. Nada se movía. Pero había escampado.

Se asomó a la ventana en camiseta y tembló de frío. Se vistió y abrigó bien antes de salir. Las calles parecían más anchas, por desiertas. Algún perro se dirigía vivaz y concentrado a un asunto que solo él sabía. “Los perros siempre parece que tuvieran algo importante que hacer” pensó Fabián. Cruzó perros y algún gato, pero no vio gente. Se sentía en el aire como un miedo a avanzar en la realidad de ese nuevo futuro imprevisto.

Se dirigió a la casa de sus amigos a pie. En el camino, con la red de datos abierta, seguía recibiendo mensajes y tweets. En el silencio de la ciudad, en un segundo plano invisible, se desperezaba la crisis, desplegando y estirando todos sus miembros de monstruo apocalíptico. Caía un tramo tras otro del pequeño país que quería tanto. Cada media cuadra, un sms le anunciaba el derrumbe de alguna estructura, de alguna institución venerable, de un trozo del estado nacional. La confianza refluía, se escurría y se desagotaba por el agujero de lo imprevisto como un remolino que se chupaba todo el país.

Fabián, sin dejar de caminar por calles vacías, presenciaba un acontecimiento que resultaba de la más improbable de las carambolas, un efecto mariposa inaudito, como un tsunami visto llegar desde la playa, el más asombroso de los espectáculos, lástima que sea el último. Fabián había visto la película “2012”, y recordaba algo que lo había impresionado: en medio de la más total de las inundaciones -- las olas pasando por encima del Himalaya -- el celular funcionaba. Le parecía que vivía un remake.

Cuando llegó a lo de sus amigos los encontró cargando el auto con valijas y comida. Lo vieron llegar sorprendidos de que no trajera su equipaje. - ¿Qué hacen? -Nos vamos, ¿y vos? -¿Y adónde? -No sabemos todavía. Las noticias están cayendo. Un lugar que siga siendo Uruguay y no sea objetivo militar, Montevideo será ocupado en las próximas horas.

Para entonces, el Brasil ya había anexado casi todo el norte del Río Negro, Treinta y Tres y Rocha. Los blindados brasileños se habían detenido antes de entrar en Maldonado porque la Argentina reclamaba Punta del Este, y querían evitar enfrentamientos. Argentina había ocupado Fray Bentos simplemente cruzando el puente, lo mismo que Paysandú. La chimenea de Botnia había sido demolida por la artillería argentina entre gritos de júbilo de la multitud ambientalista de ambas nacionalidades, y a esta hora se decía que Mujica le cebaba mate con bizcochitos a Cristina, instalada como patrona en Anchorena, muy a sus anchas.

“Montevideo no resistirá, y es mejor que no, faltarán pan y cigarrillos, ni siquiera habrá un porro para matar el tiempo”, estimaban sus amigos, y en consecuencia habían resuelto auto evacuarse. Fabían los ayudó a cargar el auto, total, él no tenía gran cosa, y podrían pasar por su casa a buscar el mazo de cartas para jugar al truco.

Estaban listos para subirse al automóvil y arrancar cuando llegó la sorpresa. La corte electoral recontaba los votos y anunciaba que se había producido un enorme error. Un bug informático había producido un falso resultado. Con el nuevo conteo el resultado era que ganaban Tabaré y Larrañaga, ambos holgadamente.

Todo volvía a su cauce, las tropas brasileñas y argentinas se cambiaron la ropa y se volvieron turistas, Cristina dejó a Mujica la cabecera de la mesa, pidiendo disculpas por su error de protocolo, los capitales dieron marcha atrás e hicieron delete de sus transferencias de la madrugada, volvió a entrar lo que salió, quedó saldo cero. Sus amigos descargaron el auto y se empezaron a armar un porro. Fabián llamó a su novia que recién se despertaba. No le contó que el país casi se termina, no lo hubiese creído, ella también había votado a Constanza.

Fabián, sentado en el cordón de la vereda fumando con sus amigos, vio que los perros se habían echado y se rascaban las pulgas con aplicación. La gente empezaba a salir a la calle.

MORALEJA 1: La abstención puede fragilizar las instituciones, deslegitimándolas y volviendo arbitrarios los resultados electorales. ¿El voto debería ser obligatorio?
MORALEJA 2: El Uruguay soporta mal los imprevistos, es conservador, se asusta fácilmente, no les gustan las aventuras. Decir “experimento” es decir “no lo hagas”.