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lunes, 30 de diciembre de 2013

Una ley del soft libre, por fin

Después de diez años de dilaciones y maniobras, finalmente, el Parlamento aprobó la ley del soft libre. Veamos un poco la historia de esta ley, qué significa, qué alcance tiene, para explicar por qué pienso que de parte de las autoridades nacionales lo principal queda por hacer.

1 - Diez años de esquives y vacilaciones
Fernando Da Rosa publica las diferentes versiones de la ley que se sucedieron desde el año 2003 cuando, aún durante la presidencia de Jorge Batlle, la diputada socialista Daisy Tourné, asesorada por el mismo Fernando, presentó el primer proyecto ante la Cámara.
Ese proyecto durmió en las carpetas y en las comisiones parlamentarias hasta el final de la legislatura, fue archivado y revivido por la misma Daisy en 2006, bajo la presidencia de Tabaré Vázquez. Esta vez tuvo más vida, fue vapuleado en comisión, donde se escucharon distintas opiniones, no todas favorables al soft libre, pero no pasó.
Es curioso que ni el “liberal” Jorge Batlle ni el “socialista” Tabaré Vázquez hayan considerado que el soft libre y los formatos abiertos fueran una bandera de su presidencia, algo que valiera la pena promover, una ventana de progreso y de libertad. No obstante el plan Ceibal, que fue un avance enorme en el sentido de la superación de la “brecha digital” en nuestro país, Tabaré no fue sensible a la oportunidad que representa el soft libre, las direcciones de construcción industrial que ofrece.
La acción decidida y contraria de los enemigos declarados del soft libre, con Microsoft a la cabeza con sus “regalos” envenenados, tuvo mucho que ver en la demora y la lentitud en la adopción de esta ley. Pero más influyó en el retardo el poco conocimiento que tiene la sociedad -- incluyo ingenieros, responsables, jerarcas y público en general -- de la naturaleza del problema, a pesar del trabajo incansable que realizan los amigos de Gnu-Linux (UYLUG) y gente como Fernando da Rosa.

2 - El significado del soft libre y de los formatos libres
Recordemos que soft libre es, como dice la ley aprobada, el que está licenciado de modo que se tiene acceso a su código fuente, puede ser utilizado para cualquier propósito, puede ser cambiado, mejorado y sus mejoras distribuidas a la ciudadanía. Y los formatos abiertos “son formas de manejo y almacenamiento de los datos en los que se conoce su estructura y se permite su modificación y acceso [...]. Los datos almacenados en formatos abiertos no requieren de software privativo para ser utilizados.”

El desarrollo del soft libre en el mundo puede leerse en clave de soberanía y seguridad nacional, de desarrollo económico, de transparencia del estado o de democratización de las tecnologías de la información. Según nuestros intereses, haremos hincapié en uno u otro de estos aspectos, pero no son, de por sí, en nada incompatibles entre ellos, y se puede jugar a los cuatro al mismo tiempo.

Valen algunas aclaraciones previas, negativas, es decir de lo que NO es:
  1. Incrementar la utilización de soft libre no significa privarse ni renunciar a la utilización de las soluciones "cerradas" o sujetas a licencias, llamadas “privativas”.
  2. Soft libre no es lo mismo que soft gratis. Es un modelo de negocios distinto.
  3. No se trata de vagas promesas de futuro, de ciencia ficción, sino de realidades tangibles y actuantes: grandes empresas mundiales como Google y Amazon, dependientes en un 100% de la informática, fundan su éxito en aplicaciones basadas en soft libre.
  4. El soft libre no es una corriente marginal, minoritaria. Las mayores empresas informáticas del mundo lo apoyan y adoptan para sí. Por ejemplo: IBM y HP lo impulsan.
  5. En el rubro de los servers (las computadoras que reciben y ejecutan pedidos, almacenes de datos para otras máquinas), ya es dominante, por fiabilidad, seguridad y precio. Es decir, fiabilidad = más tiempo sin colgarse, seguridad = menos vulnerables a ataques de virus y troyanos, precio = costo de compra + mantenimiento.

Soberanía y seguridad nacional

Las tecnologías de la información están en el corazón del estado, forman parte de la infraestructura de su administración, son parte esencial de los sistemas de defensa y de seguridad. Los paquetes de software cerrados, cuyo código fuente no puede examinarse ni cambiarse, constituyen una dependencia grave y un riesgo inaceptable. Con el agravante de que esos paquetes están, sí, controlados por otro estado. En el caso de Microsoft, que es el proveedor principal de sistemas para nuestro país, se sabe que está en términos de colaboración íntima con la administración de EE.UU. Y, peor, se sospecha que implementan “puertas traseras”, que dan acceso irrestricto a los servicios de inteligencia que las conocen, y para quiénes fueron construidas.
La R.P.China decidió que el estado debe depender solamente de sistemas y aplicaciones a base de soft libre.
Francia exige la apertura del sistema Windows, es decir, el acceso al código fuente.
Ese movimiento se expande en el mundo y pueden encontrarse muchos ejemplos.

Desarrollo económico e industrial

Cuando se implementa una solución informática con soft libre, ésta no resulta necesariamente más barata, en total, pero el dinero se distribuye de un modo diferente. En lugar de gastar en licencias de software privativo, que además hay que renovar cada tanto, se invierte en trabajo de expertos locales, en formación, en proyectos con trabajo nacional o regional.
Para las empresas proveedoras en soluciones con soft libre, esto implica un modelo de negocios distinto, basado en los servicios, en la formación y la asistencia técnica, que sustituye la venta de licencias de software.
El modelo de negocios del soft libre es, en realidad, una sustitución de importaciones, porque los expertos se reclutan en el ámbito local, mientras que las licencias se compran, por lo general, en el extranjero.
El soft libre implica desarrollar la oferta de competencia técnica local, asegurar los servicios de mantenimiento, integración y adaptación a las necesidades de las empresas en el circuito nacional.
El auge del soft libre, con la aparición de sistemas operativos (Linux, FreeBSD, etc.) de fuente abierta y vigoroso crecimiento, es una oportunidad única de desarrollo tecnológico en los países como el nuestro, como lo es también en los fuertemente industrializados.

Transparencia

El Estado, en sus distintas dependencias, almacena todo tipo de información, concerniente a la vida de los ciudadanos, al comercio, a los ingresos, a la salud, a la economía.
La información almacenada por el estado debe estar basada en estándares accesibles y públicos. El Estado debe comunicar con los ciudadanos mediante un formato estándar y abierto, que no sea la propiedad de ninguna empresa particular, ni nacional ni extranjera (pero en nuestro caso los privativos son propiedad extranjera). Es una condición de la transparencia del Estado y del acceso universal a la información.

Democratización

La brecha digital, es decir, el déficit de acceso a las tecnologías de la información (la web, el tratamiento de texto, la mensajería electrónica, etc.) por parte de los sectores desfavorecidos, puede colmarse o empezar a colmarse gracias al soft libre.
Los "regalos" de ciertas compañías sólo sirven para aumentar la dependencia e hipotecar el futuro.

3 - La lucha continúa
En los aspectos legales, que debe determinar el Parlamento, me parece más importante el aspecto “formato abierto y estándar”, que el de “soft libre y código abierto”. El formato estándar para las solicitudes, los registros y los formularios con los que se comunican los ciudadanos con la adminisitración del Estado, es una necesidad cívica básica y una urgencia en una situación como la nuestra, que evoluciona y se informatiza rápidamente.
El ejemplo de las planillas mensuales de trabajo a presentar al BPS, que se tramitan vía un software privativo y hecho a medida, llamado ATYRO, es estridente. Solo funciona (funcionaba cuando yo me topé con él, en 2011) bajo Windows y Explorer. Un escándalo, pero que era legal. Ya no lo es, gracias a la ley, y si no lo cambiaron todavía, deberán hacerlo.

En cambio, la adopción de soft libre y de código abierto por la administración del Estado no se impone legalmente, lo que se hace en la ley es fijar direcciones, prioridades, pero se encuentra fácilmente la brecha para no pasar a soft libre si no se considera conveniente.
La transición de los sistemas informáticos en las instituciones del Estado al soft libre y el código abierto, absolutamente necesaria por razones de soberanía, independencia y seguridad nacional, como decía antes, puede y debe ser una decisión política de cada uno de los poderes. Es una transición que será lenta o rápida, total o parcial, según los casos, pero es lo que queda por hacer, y lo debe hacer cada poder, Judicial, Legislativo y Ejecutivo, cada ministerio, cada Ente Autónomo o empresa del Estado, cada servicio descentralizado.
El Poder Judicial ya comenzó esa transición y está muy avanzado en esa vía. Lo hizo silenciosamente y en medio de la indiferencia de los otros poderes, sin apoyo de estos. Se las arregló con su presupuesto y su gente.
Acciones significativas han sido emprendidas por las intendencias departamentales.
Antel, con Carolina Cosse a la cabeza, emprendió un camino, que en su caso es mucho más complejo, de transición al soft libre. Antel, además, tomó el liderazgo de la promoción del soft libre, como solamente una gran empresa de telecomunicaciones puede hacerlo. Los grupos de usuarios, los militantes individuales aislados, los pequeños empresarios del soft libre, suspiramos aliviados, pero la lucha continúa.
Lo que hace falta es una acción más decidida y vigorosa por parte del Poder Ejecutivo, del Ministerio de Defensa, del Ministerio de Interior, del Ministerio de Economía, de la Presidencia. Confieso que me falta información sobre el estado del arte en ese dominio. Pero lo que sí sé es que en muchos países, no necesariamente amantes de la libertad, pero celosos de su soberanía, como China y Alemania, se apresuraron a recorrer la transición al soft libre.
No tardemos.

LINKS DE INTERÉS

Un mapa de Buenos Aires, interactivo, hecho enteramente con soft libre.
El caso de Crypto AG, la empresa que vendía máquinas de encriptar con "puerta trasera" accesible a la NSA.

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