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viernes, 5 de diciembre de 2014

Carta a un amigo marxista

Entre chistes y boutades se ha instalado entre nosotros una duradera dificultad de llegar al fondo de las cosas y de neutralizar los equívocos que surgen cuando tratamos estos temas.
Por carta será más fácil decir lo que pienso.
Siempre tropezamos con la misma piedra, a saber, si el “socialismo real”, es decir, el régimen imperante en Cuba y en Corea del Norte, el que conoció Rusia y Europa del Este, es o no el verdadero socialismo. Los socialistas como tú dicen que no, que el verdadero es otra cosa, y que ese sí es una cosa buena. Dicen que el verdadero socialismo “es posible”. Incluso hay un sitio con ese nombre, “El socialismo es posible”, donde se expresan partidarios uruguayos de esa idea.

Discutir con Lenin

¿Por qué era tan difícil discutir con los militantes del Partido Comunista en los años 60? Recordemos: cuando alguno de ellos aceptaba confrontar nuestras opiniones en el mano a mano, y a no descartar nuestras afirmaciones como calumnias trotskistas de la burguesía imperialista, todas las críticas a la URSS chocaban con la historia de la Guerra Civil y de la intervención extranjera, y con el relato de los progresos de la planificación y de la “acumulación primitiva socialista”. Era la época de la “competencia pacífica” y de las hazañas científicas (el Sputnik, Gagarin) y económicas del imperio soviético.
Estudiábamos los escritos de Lenin, y encontrábamos en ellos una lógica y una pertinencia sin fallas. Lenin demostraba, paso a paso, que si se quería construir el socialismo el camino era el del Partido Bolchevique. Que cada movida en el tablero había sido necesaria y obligada, cuando no genial.
Partiendo de la base de que se quiere construir el socialismo, y de que se intenta destruir hasta la posibilidad de capitalismo --que se supone es el mayor flagelo de la humanidad, a ninguno comparable-- la lógica de Lenin es imparable. De nada valieron las advertencias de Martov, quien veía en la revolución de Lenin un intento prematuro y un desconocimiento de las enseñanzas de Marx, ni las admoniciones de Rosa Luxemburgo, que intuía un futuro autoritario de dictadura sobre el proletariado. Lenin demostraba y convencía que su camino era el justo, y que quienes querían el socialismo, pues que lo siguieran, y que los demás eran cómplices de la burguesía, de una manera o de otra, deliberada u “objetivamente”. La Cheka fue una invención de Lenin, quien puso al frente de ella al “santo” Feliks Dzerzhinski. Stalin fue un simple continuador de Lenin, hizo lo que había que hacer para aniquilar cualquier resistencia de la sociedad al proyecto socialista. Fue terrible, pero si querés el socialismo, no tiene que asustarte la obra de Fidel, de Kim Il Sung, de Pol Pot o de Mao Tse Tung.
Yo nunca acepté ese camino, siempre fui anti-soviético, porque seguía siendo un pequeño burgués (o burgués derecho viejo) con ilusiones anarquistas, un izquierdista infantil, como siempre me dijeron los camaradas, yo era --según ellos-- uno que no entendía las opciones de hierro que se les planteaban a los proletarios constructores del socialismo. En cambio, me ilusioné con la Revolución Cultural de Mao, que confundí con un alzamiento anti burocrático, pero esa es una vergüenza que cuento en otro lado. Hoy pienso que aquellos bolches tenían una buena parte de razón, respecto de mi actitud y de mi pensamiento.
Lenin destruye al campesinado, al pequeño comercio, a la pequeña industria. Lo hace porque estos “generan capitalismo”. Tenía razón. Lo mismo se hizo en todos lados, mirá en Cuba, que hasta las heladerías eran del Estado. Si querés socialismo no puede haber libertad de empresa, y si no hay libertad de empresa no hay libertad de prensa ni de asociacion ni de expresión, no hay más libertad. En su lugar hay burocracia y represión.
Y lo de Rusia no fue casualidad, se repitió en cada experiencia, ya sea en la Checoslovaquia desarrollada o en el Viet Nam atrasado. Se remplazó a la burguesía (en un sentido amplísimo, que incluye a cualquiera que tenga un mínimo de capital, de medios de produccion) por la burocracia. Se crea una nueva clase burocrática, se eliminan las libertades, y como consecuencia la libertad.
Para aceptar esto hace falta un “hombre nuevo”, como quería el Che. Una nueva especie de gente que sea feliz en ese régimen. Personas que trabajen y mueran sin ánimo de lucro o de gloria, por puro amor al Estado y al Partido, a la Revu, seres que sean uno con el Leviathán.
Esto tiene una lógica de hierro, no hay escapatoria, los camaradas tenían razón, Lenin tenía razón. Si querés el socialismo construirás el capitalismo de estado, y uno bastante totalitario, es la única alternativa que te da la historia en su estadio actual.
El socialismo es posible: es el capitalismo burocrático totalitario. ¡Eureka!

La lucha de clases y el (destino del) proletariado - La lectura marxista

El marxismo no se limita a afirmar simplemente, a constatar, que hay luchas internas entre distintas partes de la sociedad, a observar que, por ejemplo, los obreros de una fábrica hacen huelga para que les aumenten el salario y les mejoren las condiciones de trabajo. El marxismo interpreta --“lee”-- las luchas sociales como la oposición entre las clases generadas por el capital, o sea entre los que explotan el capital y los que son explotados por él, y sobre todo ve en esa lucha el motor del cambio, el camino de la transformación de la sociedad en una sociedad sin clases. Ese es el destino del proletariado para los marxistas, alumbrar un mundo nuevo, socialista, comunista, un destino redentor. El proletariado, a través de su sufrimiento, el que produce la explotación de su trabajo, y de su lucha, es el redentor colectivo de la sociedad. No en vano se habla de “lucha final” en la Internacional.
La lucha de clases y su consecuencia, la caída del capitalismo, es una creencia marxista, que es una religión más, y no la menos irracional. En un tiempo se pretendió “científica”, pero eso ya pasó. En efecto:
Confrontemos este concepto con la historia de los últimos siglos. Se puede afirmar sin reservas que la acción sindical que inspiraron, organizaron y/o apoyaron los socialdemócratas marxistas cambió de manera radical y duradera el mundo del trabajo, para bien. También cambió, en general para bien, la producción, porque los mayores salarios reclamaron e hicieron posibles inversiones en máquinas e inventos productivos. Cambió la manera de gobernar con el ascenso al gobierno de los socialdemócratas, que trajeron líderes del horizonte obrero y participación popular. Cambió el equilibrio social, cambió el respeto y la dignidad social de los trabajadores, cambió la educación, la atención médica. Pero ni siquiera el gobierno de los socialistas socialdemócratas marxistas trajo el socialismo. El capital siguió prosperando, las desigualdades se mantuvieron o aumentaron. El capitalismo no solamente siguió, sino que mutó, asumió formas disitintas, conquistó más mundo, no perdió ni por un momento esa cualidad proteica que Marx le descubrió, de evolucionar y de adaptarse, de permear todas las sociedades, de disolver las tradiciones, de revolucionar, para bien y para mal, el colectivo humano.
El capitalismo de hoy es muy distinto del que conoció Marx en el siglo XIX, no solamente desde el punto de vista tecnológico, también en lo social y organizativo, en lo semántico.
Con el cambio del  capitalismo cambiaron también las clases que él define. Los agentes del capital, los que dirigen y lo conducen en sus metamorfosis, son en su mayoría asalariados, no propietarios del mismo, asalariados ricos, sí, muy bien pagos, con propiedades, pero asalariados al fin. Estos asalariados se puede decir que se pagan de la plusvaía, sea, pero otros asalariados muy bien pagos, como los ingenieros, conceptores, vendedores, organizadores, son un tipo de proletariado (proletarios en el sentido de Marx, de ser productores de plusvalía para el capital) que no ha perdido totalmente su parcela de potencia productiva, tiene su saber y su destreza, se ha desproletarizado en cierta medida, pero sigue estando del lado de los productores de plusvalía, no de los apropiadores de la misma. No son pobres ni desprovistos, pero son un tipo de proletario (otra vez, en el sentido de Marx).
Ahora pues, el proletariado ya no es un cuerpo, no es una clase homogénea, si es que lo fue alguna vez fuera de las teorías de Marx. Está pulverizada en segmentos y grupos distintos, que no tienen ni tienen por qué tener “conciencia de clase” (salvo por una fe religiosa, por ejemplo marxista). De modo que, en la realidad de la sociedad de hoy, no hay más clases (salvo en la teoría) ni menos aún lucha de clases. Lo que hay son sindicatos, lo que hay son creyentes marxistas que visten sus funciones de estas ideas, que “leen” así su experiencia, como podrían utilizar (y de hecho hay quien utiliza) el cristianismo o cualquier otra religión para lo mismo.

La dictadura del proletariado

Esto supo ser una metáfora en la pluma de Marx y Engels, un juego de palabras que oponía “dictadura del proletariado” a “dictadura de la burguesía”, que el marxismo de este modo denunciaba y describía como hegemonía de los valores burgueses y la vigencia de una ley desnivelada a favor de los propietarios frente a los desposeídos. La metáfora sugería la lucha por la inversión del paradigma, pero en la acción revolucionaria se transformó en la afirmación y el reclamo de una vera y propia dictadura, con fusilamientos, torturas, prisión, persecución e imperio de la arbitrariedad burocrática. Marx -- y Lenin también antes de la toma del poder -- era partidario de una organización democrática del Estado.

El materialismo histórico (el determinismo marxista)

En el corazón de la instrucción marxista impartida a los párvulos está el “Materialismo Histórico”, y todavía debe andar por ahí algún ejemplar del opúsculo de Marta Harnecker con ese título. Debe haber quien lo lea.
In a nutshell, la historia tiene leyes, dice, y entre esas leyes está que el capitalismo terminará y lo remplazará el socialismo, que luego evolucionará al comunismo.
Se puede creer en eso, si uno quiere. Yo no quiero. El Materialismo Histórico es determinista, muy siglo XIX. No soy determinista, creo que el paradigma determinista se hundió, el Dios de Laplace renunció y se jubiló. Se debe de haber muerto, era muy viejo.
El futuro del capitalismo, el fin del capitalismo, porque todo tiene que tener un fin, también la especie humana tendrá un fin, es opaco para mí. Yo creo en la sociedad abierta, en el futuro abierto, yo creo que el porvenir será lo que hagamos (colectivamente) y lo que suceda (meteorito, dinosaurios). No hay nada determinado, nada predestinado, nada garantizado, ni siquiera lo peor.
Hay, sin embargo, un aspecto instrumental y serio del Materialismo Histórico, que analiza las situaciones de clase para actuar sobre ellas. El PCCh lo utilizó en abundancia para incidir en la evolución de la condición del campesinado, organizó a los pobres contra los medianos y ricos, por ejemplo, pasó de la propiedad individual a las cooperativas y luego a las “comunas populares” propiedad del Estado. No es lo que me interesa aquí, tengo una imagen positiva de la ingeniería social, cuando se utiliza para promover o instrumentar mejoras, en un régimen democrático, con métodos ídem. El MH es una ideología que recubre una ingeniería social, un sistema de conceptos, o de preconceptos, una mística milenarista, que forma parte de un sistema de manipulación por el Partido de masas y colectivos.

Liberal, individualista, pequeño-burgués, me dirán

Claro, lo veo venir, y lo asumo hasta cierto punto. Hasta cierto punto, veamos cuál.

Pequeño burgués

Empecemos por lo de pequeño-burgués. Si lo fuera diría “¡y a mucha honra!”. Pero soy burgués por mi origen, proletario por mi vida y mi trabajo de ingeniero (como expliqué antes), y nunca practiqué las virtudes de trabajo y austeridad características de la pequeño burguesía. Todos saben que la pequeña empresa es la más generadora de empleo, que es una locomotora del crecimiento y del producto bruto interno. Generadora de ahorro, de progreso, frágil, exigente, la pequeño burguesía mira las manifestaciones obreras con desconfianza, y estos la miran con envidia. Todos quisieran tener casa, familia, negocio, es el proyecto de muchos de esos que pasan gritando en la manifestación. Entonces, loor a la pequeño burguesía, y basta.

Individualista

Sí, y esta vez puedo decirlo: ¡a mucha honra!
Es necesario poner límites a esta afirmación, para no llevarla al absurdo.
Ser individualista no se opone a ser solidario ni reniega de la asociación de hombres (ufa, y mujeres) libres. Al contrario, realza el valor de la solidaridad y de la vida asociativa.
Nacemos en sociedad, como pequeños seres incompletos, indefensos, dependientes. Crecemos y nos volvemos autónomos gracias a los cuidados generosos de nuestros mayores y del resto de la gente, cooperando. Es un drama, y resultan graves daños, cuando esto no funciona así.
Ser individualista significa para mí que el sentido está en el individuo, por oposición a la sociedad, la nación, la iglesia, el partido o la tribu. Todas cosas estas que existen, naturalmente, y condicionan positivamente al individuo. Así como hay leyes para proteger a la sociedad de los individuos, hay leyes para proteger al individuo de la sociedad, del Estado, de la tribu, del partido y de la iglesia. Los DDHH son derechos individuales, derechos que protegen al individuo de la familia, de la sociedad y del Estado, por lo menos. Los famosos DESC son, en mi idea, de otro orden, de un orden más económico, por decirlo así, objeto de la lucha entre partidos; los DDHH, en cambio, son absolutos.

Liberal

¿Liberal? Bueno, más o menos.
“Liberal” es un epíteto insultante, muy utilizado por gente de izquierda, especialmente tupas y bolches, para denigrar a sus adversarios. Cuando se critica a Astori, por ejemplo, se dice que promueve una política económica liberal. (Sí, estoy de acuerdo con la política económica de Astori, y lo voté).
Por eso, hay mucha confusión y hay que ir con cuidado.
En algunos sentidos soy liberal. Soy liberal en el sentido estadounidense, donde la izquierda que votó a Obama se dice “liberal”, quiere seguro de salud y mejores escuelas públicas, no quiere más torturas ni prisión en Guantánamo. Soy liberal en el sentido italiano, donde el PD se etiqueta a sí mismo como “liberal” (pronunciado con acento inglés).
Liberal es una noción que se define también por sus opuestos. Veamos:
“Liberal” se opone en lo político a: “autoritario”, “monárquico”, “conservador” y “totalitario”.
En lo económico se opone a: “mercantilista”, “estatista” y “proteccionista”.
Soy liberal también en estos sentidos, aunque defiendo a UTE, a ANTEL y a la refinería.
Finalmente, lo más importante para vos, “liberal” se opone también, en lo político y en lo económico, a “socialista”, pero tiene sentido hablar de “socialismo liberal”. Hum, esto podría ser yo, pero hay que abundar.

Perdoname lo esquemático, fragmentario e incompleto de este ensayo.
Quería simplemente avanzar en una discusión siempre iniciada y nunca proseguida, tirando sobre la mesa algunas cartas (marcadas).

jueves, 27 de noviembre de 2014

Las pruebas PISA y la enseñanza autoritaria

Las pruebas PISA, que se realizan cada tres años sobre temas de habilidad lectora, matemáticas y ciencias, son exámenes de conocimiento organizadas por la OCDE, a las que muchos países someten a sus jóvenes de 15 años.
Son consideradas por la opinión general (es decir, diarios, expertos, ministerios) como un fiel reflejo de la calidad de la enseñanza (de la educación, dicen ellos) en cada país. Hay una diferencia importante entre la enseñanza y la educación, un matiz que es decisivo a la hora de intentar mejorar una u otra, o ambas, pero dejemos eso un momento.
Nuestro primer punto es qué valor se le debe dar al éxito en estas pruebas.
En algunos países, por ejemplo en EE.UU., se hace del buen puntaje en las pruebas PISA el objetivo de las instituciones de enseñanza, como si se tratara de ganar un campeonato mundial, una competencia deportiva donde se juega el prestigio de la nación. Todo el sistema educativo se mide y se orienta con el resultado de las pruebas, hasta el punto de que se ha creado una verdadera industria de los tests, que desvía una parte de los fondos federales destinados a la educación.
Se mira con envidia a China, en especial a Shanghai, que corre a la cabeza con ventaja de varios cuerpos, y a Finlandia, que está muy bien colocado, así como Dinamarca y otros, todos muy lejos nuestro. No hay un solo país en nuestro entorno al cual le vaya medianamente bien en el puntaje. No voy a aburrirme con cifras, son públicas y conocidas, y están en las páginas que menciono abajo.
Hemos leído artículos que analizan cuan difícil es imitar el modelo finlandés, debido a la motivación que impregna toda la sociedad de ese país. Una particularidad de Finlandia es el lugar que ocupa la adquisición de conocimientos y de competencia profesional en la conciencia social.
Sin embargo, los finlandeses y otros países con motivación muy fuerte no obtienen resultados tan buenos como los de Shanghai.
¿Es el modelo chino el que debemos imitar?
Como dice un profesor chino, educado en China, actualmente trabajando en Estados Unidos, “China tiene el mejor sistema educativo porque puede producir los resultados más altos. Pero tiene el peor sistema educativo porque esos resultados se consiguen sacrificando la creatividad, el pensamiento diferente, la originalidad y el individualismo. La imposición de pruebas de conocimiento estándar por las autoridades centrales es una victoria del autoritarismo”.
Los resultados chinos reflejan una tradición confuciana de aprendizaje de memoria que tiene miles de años. “China ha reverenciado el sistema de exámenes imperiales, administrado por la autoridad central, durante por lo menos dos mil años, como el camino seguro al prestigio profesional y una carrera en el gobierno”. Un sistema concebido para premiar la obediencia, la conformidad, el respeto por el orden y el pensamiento homogéneo, y que es un medio de control social autoritario.
El gran crecimiento económico de China no se debe a su sistema educativo, dice la misma fuente, sino a la importación de tecnología, la apertura del mercado y al envío de profesionales a estudiar a otros países, principalmente EE.UU. En cambio, el sistema es, sí, responsable de los altos resultados en las pruebas PISA.

Si queremos mejorar la enseñanza en Uruguay, no hay que pensar en las pruebas PISA, sino en la educación, concebida más allá de la adquisición de competencias, más allá de la enseñanza. Los exámenes y el estudio intensivo de algunas materias son necesarios en coyunturas determinadas de una formación ciéntifica o profesional, pero los exámenes no son la manera de mejorar la educación. No es que subestime la importancia de la lectura, las matemáticas o la ciencia, es que creo que el desarrollo de la persona y de su libertad, el aprendizaje como un medio de aumentar el espacio y la proyección vital, es el motor que puede sacar adelante a la juventud de un país libre como el nuestro. Los modelos autoritarios no solamente no los queremos: tampoco funcionarán.

Fuentes:
Cómo se mira a las pruebas PISA en EE.UU., del New York Review of Books, el artículo citado: The Myth of Chinese Super Schools
¿Qué son las pruebas PISA?: informe PISA en Wikipedia.
El programa PISA en la página de la OECD: PISA en español.
La OECD, ¿qué es? About OECD en su propia página.
Las pruebas PISA, para muchos, son un espejo que refleja la calidad de la educación:
En Uruguay, en EL PAÍS
En México
En Colombia, “Colombia última”.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Apunte optimista sobre nuestra realidad política

Es una realidad perceptible que de todos los horizontes partidarios se proyectan ideas y declaraciones que distan del verdadero pensamiento del grupo, que son, en el mejor de los casos, un maquillaje favorable de los mismos. Se maquilla, y en algunos casos se trasviste, las ideas en el sentido de lo que se considera más aceptable y atractivo para el electorado, o la parte del electorado que se intenta seducir. Es lo que se llama el “spin”, en el lenguaje moderno de la comunicación. El spin, o giro, que se le imprime a la expresión para acercarla a un modelo, a un ideal; el spin es el ángulo favorecedor o el perfil más favorable.
El spin se opera difumando ciertos rasgos y afirmando otros. Estas operaciones de spin a veces pueden incluir algún dato falso, total o parcialmente, o el ocultamiento de algún dato verdadero. A los especialistas en estas operaciones se los llama “spin doctors”, son los encargados de comunicación o de imagen.
Nadie lo llama hipocresía, aunque técnicamente lo es. Pero, como dijo Francisco de Quevedo, "La hipocresía exterior, siendo pecado en lo moral, es grande virtud política."
Y hablando de virtudes, tenemos otro dicho que viene al caso: " La hipocresía es el homenaje que el vicio tributa a la virtud. "
La nota optimista está en la reflexión sobre cuál es la virtud que nuestra hipocresía política homenajea.
Y esa virtud es la moderación, el centro, la democracia liberal capitalista. Esa democracia liberal capitlalista que llamábamos “burguesa”, implicando que era falaz, engañosa, clasista, contraria al pueblo, opresora, hoy es homenajeada por la hipocresía de distintos partidos que se traen ideas bien distintas bajo el poncho. Esa democracia que otros querían cambiar por un fascismo o un falangismo clerical, la misma que otros querían convertir en “dictadura del proletariado”, es hoy una santa intocable para las plataformas y los discursos de todos los partidos. Le fue puesta una sordina a los planteos de “cambios radicales” o de “giro a la izquierda”, así como a los de “refundación” del país.
Esa virtud fue masivamente plebiscitada en estas elecciones, y es algo para festejar, junto con otras cosas como el NO a la Baja.

" La hipocresía es el homenaje que el vicio tributa a la virtud. "
  • François De La Rochefoucauld

"La hipocresía exterior, siendo pecado en lo moral, es grande virtud política."

martes, 14 de octubre de 2014

Votar en octubre 2014: ¡NO a la Baja!

Se acerca el momento de tomar una decisión. Se dice que un voto no pesa gran cosa y que no cambia nada. Creo que no es así, que es una ocasión de influir con ese voto en el curso de los acontecimientos.
Todos los sondeos pronostican que las del 26 de octubre 2014 serán elecciones parlamentarias, en las cuales se elegirán diputados, senadores y ... los contendientes del balotaje presidencial.
Las ideas y las prácticas que yo estimo de izquierda -- tal como yo entiendo que debe ser -- no están encarnadas en ningún partido ni en ningún grupo o fracción, o bien lo están de manera muy parcial. Sin embargo, todo sumado, en la primera vuelta de las elecciones, el 26 de octubre, me inclino por poner mi voto por el Frente Líber Seregni, en mérito a sus ideas sobre la conducción de la economía y de las reformas democráticas.
Pero hay algo más, y muy importante, en juego: la reforma constitucional regresiva y bárbara, propuesta por Bordaberry (y apoyada por Lacalle Pou), de bajar la edad de imputabilidad de los menores infractores. Para ser aprobada necesita más del 50% de los votos emitidos.

NO a la Baja

Hay que mirar más allá del texto para ver por qué camino quieren llevarnos aquellos que proponen esta reforma. Dicen, sin vergüenza, que quieren proteger la seguridad de los ciudadanos que pagan impuestos. Que quieren encerrar a los infractores para enseñarles a respetar la sociedad.
No entienden que los infractores también son parte de la sociedad, y que se trata de enseñarles a respetarse a sí mismos, y de hacer que eso valga la pena.
La “sociedad”, para la gente que propone la reforma, es una clase y un grupo de edad.
Para entender las intenciones que abriga esta propuesta de la Baja, podemos mirar a otros países que tratan a los menores como mayores, para ciertos delitos.
EE.UU. es uno, donde los menores homicidas son tratados como mayores. Hay menores que tienen 12 años condenados a cadena perpetua (!). A una niña de 5 años, que había apuntado a un compañerito con un lápiz y gritado ¡bum!, le hicieron firmar un contrato donde se comprometía a no matar ni suicidarse. Un contrato sin validez, que escandalizó a padres y familiares, pero que muestra una mentalidad.
Es la mentalidad de la gente encerrada en relaciones mercantiles, que no se relaciona con los demás sino a través del mercado. La sociedad no es solamente el mercado. Para contener a la deriva criminal hay que recurrir a las relaciones entre humanos, no al arsenal represivo, cárceles, calabozos, machetes, submarinos y cuelgues. No cabe duda que Bordaberry se educó en una mentalidad represiva, esta propuesta no reniega de sus orígenes.
La histeria represiva, el miedo, la desconfianza, la criminalización de un sector de la población, los menores, que serán sometidos a leyes especiales, sólo lleva a más represión, a más cárcel, a más violencia. Cada vez seremos más una sociedad de viejos que encierran a los jóvenes.
La delincuencia infanto-juvenil es un problema de la integracioń social. Hay una fractura afectiva en la sociedad, una parte siente a la otra como enemiga, de cada lado se ve al otro como una amenaza, unos roban y matan, otros meten en prisión.
Esta reforma es un mensaje equivocado, es una declaración de guerra contra los niños y los jóvenes, no uno de reconciliación e integración.
Ya existen prisiones y leyes. Quizás sea necesario hacer ajustes, sin duda lo es, tanto en las leyes como en las medidas cautelares, pero sobre todo es necesario mucho más desarrollo de las acciones tendientes a restaurar la integración social mediante las relaciones humanas. Hay que proteger a ese sector de la infancia que deriva hacia la delincuencia proponiéndole otros caminos, ya sea en el saber, en el deporte o en las profesiones. Esto, no solo en las cárceles y los centros de detención, donde hay que eliminar el hacinamiento e introducir el estudio y el juego, sino especialmente en las escuelas de todos los niveles. Y esto hay que hacerlo realmente, a fondo y por todos lados, no bastan las buenas intenciones ni los comienzos.
En todo caso, lo que NO se necesita es una reforma constitucional, un cambio que contamina nuestra Ley Fundamental con las pesadillas persecutorias y los delirios represivos de los pitucos de Carrasco.

Para votar NO. ¡Cuidado al votar!

Hay que saber que CUALQUIER VOTO, QUE NO CONTENGA LA PAPELETA DE LA BAJA, ES UN NO. Fíjense que su sobre no contenga la papeleta de la Baja, deslizada por algún zelote.
[Es un corrección del post anterior: consultada la Constitución, resulta que la adopción de la reforma requiere mayoría de votos emitidos, es decir, incluidos los anulados].

jueves, 11 de septiembre de 2014

Marina Silva: un rayo en un cielo sereno

Le pedimos su opinión sobre la coyuntura electoral brasileña a nuestro amigo Liszt Vieira, carioca, sociológo, ex diputado por el PT en Río de Janeiro. Nos contestó con una carta que publicamos en una traducción propia, de modo que nos disculpamos por inexactitudes de lenguaje, que no son responsabilidad del autor.
Incluimos, entre paréntesis, las aclaraciones que nos parecen necesarias para la buena comprensión del texto por un oriental.

UN RAYO EN UN CIELO SERENO

La novedad de la candidatura de Marina Silva embarulló los datos de la ecuación electoral, hasta entonces previsible como la tradicional confrontación entre el PT y el PSDB, que agradaba tanto a ambas partes. La ascensión electoral de Marina vació la candidatura de Aécio [Neves, PSDB] y captó la mayoría de los votos en blanco y nulos, simbolizando el deseo de cambio en el comportamiento político y ético de los gobernantes.
Como ella es atacada por derecha y por izquierda, deja la impresión de que se trata realmente de una tercera vía que provocó el vaciamiento del PSDB y mostró el rechazo del PT por la clase media y por ciertos estratos de bajos ingresos que antes lo apoyaban. Las alianzas con políticos notorios que el PT acusaba antes de corrupción – Sarney, Calheiros, Collor, Maluf, etc. - escandalizaron a la clase media que se tornó sensible al discurso ético de moralidad política. Por otro lado, el PT echó raíces en los estratos de bajos ingresos dependientes de sus exitosos programas sociales.
La candidata Marina es acusada por la izquierda de ser conservadora en materia de costumbres y en el plano económico. Y, por la derecha, de ser muy avanzada en el plano social, de estar a favor de los consejos populares y de querer ampliar los programas sociales. Y, por algunos intelectuales, de ser mesiánica. Lo mismo decían de Lula.
Las ideologías políticas dominantes permanecen prisioneras de la dicotomía Estado vs. Mercado. En el caso de la izquierda, la visión tradicional confunde público con estatal, y no acepta el espacio público no estatal, visto como “neoliberal”. Son dominantes los discursos estadocéntricos (izquierda) y el mercadocéntrico (derecha), ambos ignorando el discurso sociocéntrico, que mira el Estado y el Mercado a partir de la perspectiva de la sociedad civil. El desarrollismo, hoy en el poder, y las fuerzas del mercado, consideran la sustentabilidad ambiental como una traba al crecimiento.
En el plano económico, parece agotado el modelo de crecimiento basado en el aumento del mercado consumidor (a propósito, en las grandes ciudades nadie aguanta más tanto auto en la calle...) con parálisis de la inversión y perjuicio a los agentes económicos, con excepción de los bancos que tuvieron ganancias extraordinarias en el gobierno Dilma. El gobierno del PT en la práctica dio autonomía al Banco Central, pero no lo admite. Marina lo admite, pero hay quien duda.
La austeridad en el gasto público, anunciada por la candidata Marina, reduciría el riesgo de inflación, pero aumentaría el de recesión. Probablemente, habría una especie de “freno de orientación”, en el estilo del primer gobierno Lula entre 2003 y 2007, en su época acusado de neoliberal. Al escapar de la visión liberal clásica y de la visión socialista, Marina asusta a la derecha y a la izquierda, y trae consigo un gran margen de incertidumbre. Su relación con los partidos y con los agentes económicos sigue siendo una gran incógnita, pero es evidente que deberá hacer combinaciones políticas para gobernar.
La presidenta Dilma es acusada de tener un proyecto propio que intenta imponer, de arriba hacia abajo, sin diálogo con los diversos intereses contradictorios existentes en la sociedad, y de tener un estilo autoritario de gestión que habría disgustado a tirios y troyanos. Su desempeño es considerado mediocre, sin ninguna expresión política hacia la sociedad civil, que no se reconoce en su gobierno. De allí su aislamiento. Queda el apoyo obtenido con los programas sociales que heredó y ayudó a desarrollar, así como las innumerables obras de su gobierno que divulga en el horario electoral.
A pesar de tener Dilma un tiempo de pantalla muchas veces mayor que Marina, ambas están técnicamente empatadas en la primera vuelta, según las encuestas recientes que apuntan a la victoria de Marina en el balotaje. Eso no tiene mucho que ver con el programa de gobierno, sino con la imagen de Marina – vista como “la cara de Brasil” en contraposición con la imagen de la presidenta Dilma, vista como autoritaria.
La elección no está matemáticamente definida. Es improbable, pero no imposible, que haya una reversión en el cuadro electoral. Es un hecho innegable, sin embargo, que la candidata Marina Silva, al irrumpir en el escenario político, encarnó la voluntad difusa de cambio revelada anteriormente en las encuestas y sacudió la somnolienta campaña electoral, donde cayó – para usar la famosa metáfora de Marx – como “un rayo en un cielo sereno”, ofuscando a sus adversarios.
Liszt Vieira – Profesor de PUC-Río – Doctor en Sociología – Ex-diputado por el PT/RJ.

lunes, 25 de agosto de 2014

La muralla y el Ketman

El poema de Nicolás Guillén, convertido en canción por los Quilapayun, “Para hacer esa muralla”, trata de la construcción, por “todas las manos”, blancas y negras, de un muro o fortaleza que separe el Bien del Mal. Una muralla cerrada para el Mal (“el gusano y el ciempiés”) y abierta para el Bien (“la paloma y el laurel”).

Muy simpática, por lo menos hasta que uno la piensa mejor

Porque ese muro metafórico tiene mucho de represivo. Primero en lo personal, por las cosas de uno mismo que van en contra del ideal dominante; sin duda también de exclusión social (por no decir supresión), para dejar fuera de la muralla al ladrón, al criminal, pero también al desviado y al perverso, al comerciante o al capitalista, llegado el caso.
La metáfora de muro separador entre el Bien y el Mal flota y vuela a través de la historia, está presente en todas las murallas defensivas de las ciudades, desde la Gran Muralla China, pasando por la Ciudadela de Montevideo, el Muro de Berlín y el que se contruyó hace unos años en Israel. Está en el Telón de Hierro, muro virtual que se levantó a lo largo de las fronteras del imperio soviético, que en ciertos tramos, de hecho, no era nada virtual, sino material: campos cercados de alambradas de púas y sembrados con minas antipersonales. En Cuba, el Mar Caribe oficia de muralla. (ver abajo Posdata).
En cada caso, los de adentro del muro se ven como el Bien, y consideran a los de afuera como el Mal; en todos los casos el muro supone vigilancia en las puertas, control de movimientos, vigías y centinelas. Esa es la simpática muralla de Nicolás Guillén y los Quilas.

La muralla del FA

He aquí que en el FA ha crecido una mentalidad de ciudad sitiada, de vida intramuros, separada del mundo infame que, como el agua estancada, se pudre más allá de la muralla. Un punto de vista que considera que la corrupción, la inepcia y el desprecio por la gente se empoza y medra extramuros.
“¡La disciplina y la unidad compañeros!” son las consignas que se repiten todos los días como un mantra para mantener la moral del pueblo atrincherado en la ciudadela. Adentro, se permite todo, hay libre circulación; afuera, todo es malo.
Pero la realidad está lejos de respetar esta división. Hay mal, afuera y adentro. Hay bien también afuera. El discurso de los oficiales de la ciudad sitiada se adapta para manejar estas complejidades, pero requiere gran habilidad dialéctica. El militante frenteamplista debe ser experto en esas acrobacias, lo que los franceses llaman el manejo de la “langue de bois”.
Con el gobierno de Mujica, en su estela turbulenta de torpezas y chanchullos, la tarea se hace más difícil. El presidente habla y habla, es un maestro en el hablar que gusta, en halagos y complacencias, pero no alcanza.
Desde adentro de la muralla no se ve la verdadera situación, se puede creer que está todo permitido, porque la sanción tarda en llegar. Es el peligro del aislamiento, del circuito cerrado de conversación entre los adalides del Bien: se convencen mutuamente de que todo está marchando, que “vamos bien”, y que se puede ganar las elecciones con una fórmula basada exclusivamente en la antigua popularidad de un ex presidente, completándola con el favorito del palacio. Solo en un circuito cerrado interior de la ciudad sitiada, en una habitación sin ventana, puede inventarse una consigna semejante: “vamos que vamos bien”. Para pensar así hay que compararse solamente con el pasado negro, con la hondura de la crisis del 2002, con el estancamiento de los años 50 y 60, con la opresión de la dictadura, y no pensar en los modelos que tenemos, lejos por delante y sin embargo tan parecidos a nosotros: Finlandia, Islandia, Nueva Zelanda, Suiza.
(Soy consciente que los mencionados son modelos bastante liberales y ultra capitalistas, pero, ¿hay algún modelo socialista? Podríamos agregar a Suecia, modelo socialdemócrata, para darnos el gusto.)
Dentro de la muralla del FA, como antes detrás del Telón de Acero, funciona el Ketman. ¿Qué es?

El Ketman de Astori

El poeta polaco Czeslaw Milosz (premio nóbel 1980) nos explicó el Ketman en su libro “El pensamiento cautivo”, publicado en 1951, aún en vida de Stalin. Libro condenado como sacrílego, luego rehabilitado en 1956, y censurado de nuevo en 1957, es un clásico retrato interior de los intelectuales en régimen totalitario. Para ese retrato se sirve del Ketman.
No habla de represión ni de campos de concentración o de castigos de la disidencia. Habla del sometimiento por autoconvencimiento de los poetas y escritores, de filósofos y novelistas, frente a la posición magistral del Partido. No solamente aprenden a callarse, más: se convierten en maestros de la palabra elogiosa, encontrando en los vericuetos y en los repliegues del discurso conforme, el lugar donde puedan poner a resguardo su reservas y sus valores, o por lo menos creer que los conservan.
Eso es el Ketman: una institución, una disciplina, un modo de vida. Fingir ser otro para ser uno mismo, en condiciones en que serlo, o seguir siéndolo, exigiría retirarse, exiliarse o peor. Milosz describe las variedades del Ketman: el Ketman nacional, el Ketman de la pureza revolucionaria, el estético, el profesional, el escéptico y el ético. Creo que Astori inventó uno nuevo, el económico.
Se traga enormes sapos crudos para preservar el curso económico que cree justo. Deja pasar cualquier desmán del “grupo de los ocho” con tal de que el manejo de la economía no se salga de madre, como ser el nombramiento de Sendic en la fórmula presidencial o la ley de responsabilidad penal de las empresas. Si lee esto, dirá que a él le parece todo lo más bien, que son diferencias normales dentro de la “fuerza política” (muralla).
Está constantemente amenazado por el coro murguero de ser lanzado afuera, de ser arrojado al fangal indiferenciado de la “derecha", de ser declarado “traidor”, de ser desalojado del perímetro del Bien acusado de “liberal”, a pesar de haber ganado dos elecciones para la coalición y de haber conducido con éxito la economía del pais durante 10 años, uno de los pocos méritos que no se le discute al FA.

El método bolchevique

El “grupo de los 8” tiene su propio Ketman, de algún modo. Obligados de hacer una política económica que ellos mismos critican como “liberal”, (entendámonos, obligados por la razón y el buen sentido de poner a Astori por credibilidad electoral), gesticulan para hacer creer que se resisten. Mientas tanto se organizan para tomar el control según el método bolchevique. Una minoría de la minoría que controla a, y se hace pasar por, la mayoría.
No importa lo qué se hace sino quién manda. Y eso es lo que intentarán arreglar primero. Luego de que tomen el timón veremos qué se hace. Lo que importa es sacarle la mandarina a ese liberal de Astori, representante de “Harvard” (lo consideran un defecto).
Por ahora vamos bien, ya los sacamos de la fórmula. Prometimos ponerlo de ministro (es decir bajarlo de jerarquía), siguiendo nuestro Ketman, para hacer creer que esa política que abominamos es la nuestra. Todo dentro de la “unidad”, que quiere decir que nadie habla si nosotros no le damos permiso.
Cierre la muralla.

POSDATA: En un blog de Le Monde se enumeran los muros del mundo, aunque no todos: ver "Où se situent les autres murs du monde?"

sábado, 14 de junio de 2014

Los hechos casi consumados (sábado 14 de junio)

Ya está, casi. La fórmula del Frente Amplio para las elecciones de 2014 fue adoptada de hecho, aunque aún no de derecho, para lo cual se espera hasta el plenario del domingo próximo, 15 de junio. Si se imponen las fuerzas que hoy apuran por definir la fórmula del FA, tendremos para votar en la izquierda a Tabaré Vázquez, oncólogo-empresario, 74 años, antes presidente, intendente de Montevideo y presidente de la “fuerza política”, como a él le gusta llamarla, secundado por Raúl Fernando Sendic, licenciado en genética, que supo ser militante del Movimiento 26 de marzo, hoy dirigente de Compromiso Frenteamplista lista 711, antes diputado, ministro y presidente de ANCAP.

Ante estos hechos casi consumados, que derrotan nuestra aspiración a una fórmula de centro izquierda para votar en las próximas elecciones, siento una profunda inquietud.
Así como Tabaré representa el pasado de la izquierda uruguaya, sus glorias gubernativas, Sendic pretende encarnar el futuro. Sus partidarios, antiguos o neófitos, lo cubren de elogios, sería un buen administrador, es sin duda joven para Uruguay, tiene experiencia parlamentaria, es buen mozo.
Con cada candidato, el FA también elige estilo e ideas, además de pinta y abolengo. De la pinta no hay nada que decir, pero del resto sí.
El estilo es el del silencio, no se sabe lo que el candidato piensa de la sociedad, de la vida o de la historia, salvo por sus declaraciones programáticas conformes a la más estricta ortodoxia frenteamplista.
Y ese estilo mismo hace difícil juzgar sus ideas, pues las conocemos sólo vagamente por su pasado que, a su vez, también conocemos a medias, salvo en lo que respecta a su trayectoria pública, incluido su pasaje por el 26M, movimiento que lideró.
El candidato Sendic es fiel al estilo tupa de pocas palabras. Recordemos que aquel dicho según el cual “las acciones nos unen, las palabras nos separan” estaba radicado en una filosofía autoritaria y llevaba en su repliegues intenciones de cambio violento y antidemocrático. Eso era ayer, lo de hoy es opaco.
¿Qué sabemos en concreto? Después de recurrir a Google y a Wikipedia, la cosecha es magra. Hagamos un somero punteo de lo más saliente.

1 -- Sendic es un producto del sistema político hegemonizado por Tabaré y Mujica.

Electo en 1999 por el 26M --al abrigo del MPP-- con una muy débil votación, ocupó una banca de diputado en el período 2000-2005. En las elecciones de 2004 su grupo 26M quedó afuera del parlamento. En 2005 fue propulsado por Tabaré a la vice presidencia de ANCAP, una enorme empresa estatal, de las más expuestas y de las más importantes, cargo que ocupó hasta 2008, cuando pasó a la presidencia del ente reemplazando a Daniel Martínez, quien fue de ministro. Luego le tocó a él ser Ministro de Industria de Tabaré en 2009, y después de nuevo ANCAP, pero directamente en la presidencia, puesto por Mujica. Nadie con tan pocos votos tuvo cargos tan importantes, aparte de técnicos reconocidos, cosa que Sendic no es. Salía en la tele todos los días, por hache o por be.

2 -- Sendic es adherente del régimen cubano y admirador nostálgico de la Unión Soviética.

Su primer acto después de su buena votacion en las internas y de auto postularse a la vice presidencia, fue irse a Cuba a visitar a Fidel y a Raúl, según dijo Búsqueda y que nadie desmintió.
El número 711 de su lista es una clave y una guiñada seductora a los viejos compañeros seispuntistas, quienes postulaban a la Unión Soviética como vanguardia del sistema socialista mundial, un gesto como queriendo decir: “vean, yo sigo pensando igual, vamos al mismo lugar por un camino diferente”: después del 26 de marzo (326), el 7 de noviembre (711), más importante.

3 -- Sendic es un misterio.

Me sentiría más tranquilo si en el programa de la 711 se encontrara una afirmación clara de la libertad de empresa y de asociación. Lo que se encuentra es un discurso en jerga desarrollista, que pone de relieve el rol del estado como protagonista, llamando a la colaboración al “sector privado”. En su programa se habla de vivienda, de educación, de la infraestructura, pero no se dice nada de los empresarios, de la inversión extranjera, del clima de negocios. De la libertad. ¿Nos convertiremos en autárquicos?
Un programa de gobierno no es ni una filosofía ni una declaración de principios de vida. Lógico. Pero a un candidato a la presidencia o a la vice se le pide algo más que una lista de promesas. Se necesita saber además algo de su filosofía política, expresada en términos claros, no por paradojas que invierten la verdad. Me refiero a las afirmaciones sobre la “verdadera” democracia que existe en Cuba.
En el caso de Tabaré Vázquez tenemos como referente al Partido Socialista, de larga trayectoria y abundante literatura, y, si bien Tabaré renunció al PS, suponemos que mantiene su adhesión a ciertos principios democráticos básicos propios de ese partido, porque no ha dicho lo contrario.
En el caso de Sendic no se sabe si el candidato sigue pensando como en su época seispuntista o si cambió. No es pecado cambiar, creo yo. En el caso del seispuntismo lo que es pecado es no cambiar. El candidato es mudo al respecto. Estamos en la oscuridad, es un misterio.

4 -- La atropellada que lo está llevando a la candidatura a la vice presidencia es obra de un sector muy definido del FA.

El estilo de Raúl Sendic (h) es muy distinto del que se usaba en el FA. Antes se decía “voy adonde el Frente me mande”, y nos parece que eso era falsa humildad. Astori fue muy criticado por “arrogante” cuando pretendió elegir qué puesto quería. Mujica siempre negó querer ser presidente, hasta que “cedió”. Tal era el rito frenteamplista. Sendic, rompiendo con esa tradición, se auto candidatea de frentón a la vice presidencia, sin falsa humildad, a mi juicio, pero con verdadera arrogancia. A continuación se produce la atropellada de su grupo, y es seguido por el presidente mismo, por el MPP, y luego por los demás grupos del bloque del “giro a la izquierda”, para terminar con una aparente convalidación de Tabaré. Se apura el plenario, se adelantan las fechas, no porque la unanimidad esté adquirida, sino porque se quiere presionar a los que todavía no adhirieron a la opción. Daniel Martínez negocia su futura candidatura a la Intendencia de Montevideo y el PS se pliega, último de esa clase. Resisten solamente los grupos del Frente Líber Seregni y los que apoyaron a Constanza Moreira. Los agrupados en torno a Sendic ignoran a estos grupos y los presionan, como si todo estuviera ya hecho. Pero ¿lo está? Mañana lo sabremos. Hoy juega Uruguay.

Sábado, 14 de junio 2014.