Julian Assange, Bradley Manning, Edward Snowden...
Tres
perseguidos por revelar secretos de Estado, y atención, no a una
potencia extranjera, enemiga de su país, ¡sino al público, o sea, a
nosotros! En el caso de Snowden, los secretos revelados son, justamente,
que somos víctimas de un espionaje sin ley ni medida.
Los
espías, descubiertos, rugen de ira y alzan el puño amenazador. Es el
mundo al revés, pues ¿quién debe ser transparente, el Estado o
los ciudadanos? Pero igual:
Julian
Assange sigue refugiado en la embajada de Ecuador en Londres,
arrinconado por una acusación de abuso sexual, retirada por las propias
interesadas, y mantenida por la fiscalía sueca. Bradley Manning era
soldado y tuvo la ingenuidad de contarle a un amigo que había filtrado
documentos a Wikileaks. Edward Snowden en fuga, primero en Hong Kong,
ahora no se sabe dónde.
A
Manning, que es soldado y está en sus manos, totalmente indefenso, se
lo aisló durante meses, inflingiéndole privaciones que equivalen a
tortura, se le sometió a enormes presiones y está amenazado de la pena
capital. Puede ser condenado a pasar muchos años en prisión.
Los
diarios que, como el País, Le Monde o el New York Times, hicieron una
fortuna publicando las sensacionales revelaciones difundidas por
Wikileaks, que fueron quizás suminstradas por Manning, no mueven un dedo
por defender a sus fuentes del acoso del Monstruo Frío.
Las revelaciones de Snowden, cuya suerte está todavía indecisa, son gravísimas.
Snowden
confirmó algo que todos sospechábamos: los grandes de Internet,
Microsoft, Skype, Google, Facebook, Apple, etc, colaboran sumisamente
con los pedidos de información que les someten las agencias de espionaje
estadounidense. (Pero para el análisis de tráfico -- o sea, quién le
escribe o le habla a quién, cuándo, de dónde, qué cantidad -- ni
siquiera se necesita mandato judicial. Este punto fue confirmado y
defendido por el presidente Barack Obama. Esa información la tienen y la
usan masivamente, sin preguntarle nada a nadie, van y la toman.)
Más
grave aún, Snowden reveló algo que no se sabía: la existencia de un
programa de “data mining”, Prism, utilizado por la NSA (National
Security Agency). Literalmente, “data mining” significa explotar una
mina de datos, es gráfico, es eso, buscar en la enorme masa de registros
las cosas que pueden interesar a los servicios de seguridad.
Según Wikipedia, “PRISM es el nombre que recibe un programa de vigilancia electrónica calificado de alto secreto (Top Secret)
a cargo de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de los Estados Unidos
desde 2007”. Sigue Wikipedia: “Los informes y documentos filtrados por
Edward Snowden indican que PRISM se emplea como un medio para la
vigilancia a fondo de las comunicaciones y otras informaciones
almacenadas. El programa tiene como objetivos a aquellos ciudadanos que
vivan fuera de Estados Unidos o sean extranjeros, aunque también se
incluyen a los ciudadanos estadounidenses que hayan mantenido contactos
con personas que habitan fuera de las fronteras del país.” Los datos que
busca Prism son correos electrónicos, vídeos, chat de voz, fotos,
direcciones IP, notificaciones de inicio de sesión, transferencia de
archivos o detalles sobre perfiles en redes sociales.
Piensen
un poco todo lo que hay sobre cada uno de nosotros en esas fuentes. Lo
que no es muy seguro es que Prism se limite a los no-estadounidenses. Lo
que es seguro, sí, es que todos los que no lo somos, y que además
vivimos afuera del territorios de EE.UU., somos caza legal.
Los
frágiles privilegios legales de los ciudadanos estadounidenses -- no te
pueden asesinar, no te pueden encarcelar sin juicio, no te pueden
espiar sin mandato judicial -- no corren para los extranjeros a los
EE.UU. Por algún motivo, en el estado policial-securitario en el que
EE.UU. se está convirtiendo, los humanos extranjeros no tenemos derechos
legales, ni siquiera Derechos Humanos. Allí está la cárcel de
Guantánamo para dar fe. Además, ya sucedió que un ciudadano
norteamericano sea asesinado por un drone en el Yemen. Digo, frágiles
privilegios.
A
la cabeza del estado está, sin embargo, un hombre progresista, que nos
dio esperanza, pero que no ha logrado ni cerrar la infame Guantánamo ni
terminar con el dañino y contraproducente embargo de Cuba. Ahora,
además, ha salido a defender los programas de espionaje electrónico,
insistiendo que se mantienen dentro de la legalidad, que solo espían a
los no ciudadanos, y que son fundamentales para combatir el terrorismo.
Pero, ¿quién vigila a los vigilantes?
Esto,
la cárcel de Guantánamo, así como el programa “extraordinary rendition”
de la CIA, es terrorismo de Estado. Y el programa Prism es estado
policial. Son dos cosas que no querríamos ver en un país como los
EE.UU., que también alberga espíritus innovadores y defensores de la
libertad de expresión, organizaciones que denuncian sin cesar estos
abusos y combaten legalmente contra ellos, como la Electronic Frontier
Foundation, la Electronic Privacy Information Center o el Center for
Democracy and Technology.
Por lo menos, esta omnisapiencia y omnipresencia del Estado, ¿nos protege del terrorismo?
¿Este sacrificio de la libertades y de la privacidad sirve para algo, como afirman los oficiales?
Ellos
dicen que se han evitado muchísimos atentados. Ni dijeron cuáles ni
mostraron pruebas de esa afirmación. Abusan de nuestra ingenuidad y,
sobre todo, abusan de nuestro miedo.
Los
datos tienden a probar lo contrario. La NSA tenía ubicados y vigilaba a
dos de los atentadores contra las Torres Gemelas en 2001. Aún así, no
fueron capaces de prevenirlo ni de evitarlo.
Los
servicios de seguridad han fallado en prevenir o en evitar los
atentados mayores, en cambio no han fallado en utilizarlos para
promoverse. Se presentan ante la población aterrorizada como la única
salvación, y ese fracaso fue recompensado con más presupuesto y más
poder.
A
cambio de una seguridad ficticia entregamos nuestra privacidad, nuestra
libertad de expresión y nuestros derechos. Esto recuerda la situación
de los campesinos que debieron acogerse a la protección de un señor, y
haciéndolo cayeron en la servidumbre.
Defendamos nuestra libertad, que depende del respeto de nuestros derechos y de nuestra privacidad.
Links:
Sobre
la NSA, sus dimensiones, su ambición, su peso en la política de EE.UU.,
leer el siguiente artículo (en inglés) de James Bamford, escrito en
2009. El autor es quien primero dio a conocer la siniestra y
poderosísima agencia, en su libro “The Puzzle Palace”, publicado en
1983. En este artículo comenta un libro reciente y agrega un buen lote
de informaciones, en particular sobre los fracasos de las agencias de inteligencia en el “combate al
terrorismo”. Queda claro que, en realidad, la lucha contra el terrorismo
es la justificación, el cartel, el dulce que vende lo que es un costoso
aparato de poder y de control sobre la gente, que empieza por la
información. El artículo se llama “Who is in Big Brother’s database?”,
significativo.
Hasta
que James Bamford publicó su libro, nadie conocía la NSA, tanto que se
la llamaba “No such agency”, irónicamente. Artículo:
El
programa “Extraordinary Rendition” de la CIA organiza los vuelos
secretos, que trasladan cautivos secuestrados a lugares de tortura,
también secretos. Este programa *parece* que Obama lo canceló. Si es
así, menos mal. Ver en Wikipedia, la entrada correspondiente:
El
programa de EE.UU., Canadá, Australia, Reino Unido y Nueva Zelanda, de
espionaje electrónico global, llamado ECHELON, con antenas en distintos
lugares del mundo. Capta las comunicaciones de todo el mundo, las
analiza según palabras clave, y entrega los resultados a sus mandantes.
Dicen que es para combatir el terrorismo, pero ha frustrado importantes
negocios y contratos a Alemania y a Francia. Artículo de Wikipedia:
El programa Prism, denunciado por Edward Snowden, explicado en wikipedia:
El denunciante, Edward Snowden, retratado por The Guardian (en inglés):
Entrevista en video de Edward Snowden, hecha por The Guardian (en inglés):
Enojo de la comisión europea, que está entre aquellos a quienes Prism espía a mansalva:
Los
gigantes de Internet, especialmente Google, intentan zafar de las
implicancias de Prism para conservar la confianza de sus usuarios (USA
Today, en inglés):
Un
interesante servicio de The Guardian, detallando la información
(METADATA) que va includa en cada servicio de internet que usamos,
aparte del contenido, la imagen, el texto o el video:
El
relator especial de la ONU contra la tortura, produjo su informe, donde
califica de “trato cruel, inhumano y degradante” el que recibió el
soldado Bradley Manning (publico.es):