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martes, 2 de abril de 2013

Medios y fines - respuesta a Jorge Barreiro

Jorge Barreiro, en su blog Dudas Razonables, analiza la frase de Albert Camus “en políticia son los medios los que justifican el fin”.
Barreiro (y quizás Camus) da una solución fácil al problema de los medios y los fines, que me parece meramente retórica.
Parecería querer decir que basta hacer lo correcto en cada momento para que al fin se obtenga una sociedad justa, o por lo menos que basta no desviarse del bien para no llegar al mal.
Una guía tan fácil (de decir, porque de hacer es mucho más difícil) me parece inaplicable.


En primer lugar, porque obtura la discusión sobre los fines. Esos fines tan elevados que justifican cualquier iniquidad, en general son elevados solamente en los adjetivos que utilizan sus partidarios. El socialismo, el comunismo, el ultra liberalismo o libertarianismo, y muchos etcéteras, son como la “verdadera religión”: siempre pretenden llevarnos al paraíso.
En el nombre de todas las religiones (e incluyo en esta denominación a los variados nacionalismos) se han hecho barbaridades “necesarias” para su triunfo, es decir para la “salvación” según sus criterios.
Como los fines, en general, están protegidos de la discusión por un aura religiosa de santidad, son sagrados y por encima de los cuestionamientos, nos contentamos con poner en tela de juicio a los medios.


La política (incluyo en esto a la guerra) crea un estado de excepción moral. Es muy difícil aplicar la moral familiar de todos los días en la política (la guerra).
¿Está todo permitido, como algunos dicen? ¿Están exentos de condena los que torturan, violan, asesinan, secuestran? Se ha tratado de legislar y de poner límites a la barbarie de la guerra con tratados internacionales, declaraciones y acuerdos, con éxito muy limitado. Recordar el Plan Cóndor y Guantánamo, para hacer una lista corta.
Sin embargo, la guerra (casi) siempre persigue fines sagrados (para alguien).


El clásico en esa materia no es Albert Camus, que vivió el drama de la guerra de Argelia con el alma dividida, era francés y argelino, librepensador y de raíz cristiana, sino Machiavelli.
Isaiah Berlin publicó un ensayo sobre él donde señala justamente la novedad que introdujo.
Y se trata de la incompatibilidad de dos códigos de moral. Lo que destruyó Machiavelli, según Berlin, es la creencia en la compatibilidad de todos los valores genuinos. (Ver el ensayo de Isaiah Berlin).
Creo que la discusión sobre los fines no nos la podemos ahorrar de ninguna manera.

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