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miércoles, 29 de mayo de 2013

Europa: guerra o unión

Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) se produjo una mutación histórica, un cambio epocal en la configuración geopolítica del mundo.
Fue una guerra que comenzó en territorio europeo entre estados europeos. Alemania invadió Polonia en setiembre de 1939, y Francia y el Reino Unido se alinearon con Polonia. La guerra se transformó, en tres o cuatro años, en guerra mundial entre grandes potencias extra europeas. Alemania atacó a la URSS el 22 de junio de 1941. Japón atacó a EE.UU. el 7 de diciembre del mismo año.
Pero Europa fue el principal teatro de operaciones de esa guerra, en lo que concierne la guerra terrestre. Y a su término, se halla a dos grandes potencias, EE.UU. y la U.R.S.S. ocupando y repartiéndose el continente Europeo. Una de ellas es americana, la otra es europea, pero solo en parte y teóricamente. Invaden, bombardean, ocupan y controlan los países claves del continente. Salvo España, Portugal, el Reino Unido, Suiza y Suecia, todos los demás países europeos sufrieron la ocupación y la dominación de estas grandes potencias no europeas.

La Unión Europea se concibió en los campos de prisioneros y en las batallas de la Segunda Guerra Mundial. Los padres que impulsaron la Confederación del Carbón y del Acero, que después fue el Mercado Común y luego la Unión Europea, comprendieron que una Europa dividida y en conflictos intestinos era fácil presa de las potencias exteriores. A pesar de estar destruida y en ruinas al salir de la Guerra, era la presa más codiciada del mundo, y lo seguiría siendo, y lo es aún hoy con más razón, por su acumulación de riqueza y de conocimiento.
Y su desunión la pone en peligro, como ayer, más que ayer, pues hoy las potencias exteriores han crecido, son potencias industriales, nucleares, con recursos enormes. No existe solamente EE.UU. y Rusia, existen también la India, China, que son potencias mayores y nucleares, y también potencias menores: Japón, Brasil, Pakistán, etc., algunas de ellas con el arma nuclear.
Una Europa dividida es débil, se puede jugar a un país contra otro, Europa unida es fuerte, puede jugar en la escena mundial de igual a igual con las demás potencias.

Eso es lo que está en juego en la crisis del euro. La dinámica de la Unión, contrariada por el fracaso en el 2006 del proyecto de constitución europea, que hubiera puesto las bases de una unión política con cesión parcial de soberanía, y permitido la unión bancaria y fiscal, vive ahora una prueba mayor. Su existencia misma está en juego.
Muchas fuerzas juegan en contra del euro, que es jugar contra la UE. Los soberanistas y los especuladores, desde extremos opuestos, lo hacen.  
Si Europa retrocede en la Unión, en dos generaciones o aún antes, tendremos una guerra en Europa y por Europa, una guerra de rapiña, por apropiarse de su riqueza o para eliminar a un rival. ¡Que esto no ocurra, que la Unión Europea se consolide y crezca! La paz del mundo está en juego.

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