En
“El Día”, Don José Batlle y Ordóñez causó escándalo escribiendo “dios”,
así, con minúscula, para exhibir su ateísmo y provocar a los
clericales.
Es
una actitud tentadora para todos los ateos, agnósticos o
anticlericales, que nos preguntamos: ¿debemos escribir “dios” con
minúscula? ¿Sería lo correcto?
Pues ahora, luego de mis lecturas de arqueología bíblica llegué a la conclusión de que no.
Queda
muy claro que el Dios de los católicos, judíos, evangélicos y etcéteras
es un personaje de ficción. De una ficción apasionante, de una historia
que muchos toman al pie de la letra, de acuerdo. De ficción profunda y
trascendente, pase. Pero ficción al fin.
No se me ocurriría escribir ni Hamlet ni Don Quijote ni Mandrake con minúscula.
Adiós gracias.
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