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sábado, 17 de julio de 2010

Jorge Semprún y el Comunismo

En un reportaje concedido a Marc Riglet de l'Express, publicado el 14 de mayo de 2010, Jorge Semprún habla de su vida, de su condición de escritor francés y español, y de su relación al comunismo. Allí repite su frase: "no soy ni español ni francés, soy un sobreviviente de Buchenwald". Artículo original completo en l'Express
Muchos uruguayos, que militaron en el PCU durante la dictadura, pueden sentirse representados por Semprún cuando responde cómo, conociendo el carácter del estalinismo, sobre todo después del XX Congreso y de la invasión a Hungría en 1956, pudo seguir integrando los cuadros dirigentes del PCE y militando en él:
(Traduzco libremente la respuesta de Semprún:)
En los años 1920-1930 ya hay análisis y testimonios sobre los mecanismos libeticidas del bolchevismo. Pienso en la trilogía de Panait Istrati, "Hacia la otra llama". Leímos ese libro y luego ... lo olvidamos. Tomemos otro ejemplo: hay, sobre la ceguera voluntaria de los militantes, ese libro formidable del belga Charles Plisnier, "Pasaportes falsos", publicado en 1937. En él se explica todo, pero para nosotros jóvenes militantes comunistas antifascistas, es el pasado y pasamos. Este mecanismo de conocimiento y negación se reproduce hasta, digamos, 1956, después de Budapest. En ese momento, es cierto, ya hay bastantes elementos para comprender la verdadera naturaleza del estanilismo y de sacar las conclusiones, como lo hace, por ejemplo, mi amigo Claude Roy.
Es allí que, para mí, hay que tener en cuenta la particularidad del problema. Yo jamás temí decir que, si hubiera sido un intelectual francés, habría reaccionado como mis congéneres, al menos como aquellos a quienes estimaba. Habría abandonado el Partido Comunista en 1956 o bien después del XX congreso. Pero yo era español, antifranquista y vivía clandestino. En España, contra la verdad de Franco, la que llamo la verdad de Iglesia, la acción del partido comunista era un arma de lucha eficaz.
Sea cual sea al fin el juicio de la Historia sobre los crímenes de Stalin, la lucha del Partido comunista español contra el franquismo merecía ser dada. Por añadidura, de manera paradojal, en los años 1950-1960 la resistencia dirigida por y con el partido comunista abre un camino hacia la democracia.
La píldora, la poción amarga del XX Congreso, actuó pues sobre mí con efecto retardado. Fue necesario el descubrimiento progresivo de la irrealidad del subjetivismo espantoso de la política del partido comunista en España para aclarar mis ideas. ¿A qué España nos dirigíamos? A un fantasma. España había cambiado y evolucionado a pesar del franquismo. La juventud española no era más aquella miserable de los años 1940. No podía comprender lo que le decíamos. A partir de ese momento comencé a reflexionar y me puse en situación de ser expulsado. La lentitud en tomar la medida de la abominación del estalinismo viene de mi condición de español luchando contra el franquismo, diciéndose: "Bueno, muy bien. Veremos más tarde. Mientras tanto hay que luchar. La lucha es eficaz."



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