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martes, 9 de julio de 2013

Laicidad en Egipto

La revuelta de las masas egipcias contra el gobierno islamista de Mohamed Morsi plantea el problema de la posibilidad de que un gobierno sea democrático y confesional a la vez; la cuestión de si una mayoría relativa puede imponer su creencias y valores a los demás grupos, menores en número uno a uno, pero más numerosos en conjunto, aunque sin unidad política.
Los Hermanos Musulmanes ganaron las elecciones porque eran el único partido que surgió organizado de la dictadura de Hosni Mubarak. Esa ventaja la aprovecharon los islamistas para hacer aprobar una constitución de acuerdo a sus ideas religiosas, leyes que la mayoría resiste desorganizadamente.
Ya Tocqueville advertía contra el peligro de que la democracia se transformase en una tiranía de la mayoría. En Egipto ya no se trata de una mayoría en general, sino de una mayoría electoral circunstancial.
Los intentos sectarios de imponer valores y leyes dictadas por un dogmatismo religioso conducen a la desagregación de la sociedad y a la guerra civil. Es la lección de Egipto.
Les auguramos a los egipcios un estado laico, neutral entre las religiones y creencias, incluidas la de los agnóstico y ateos, que garantice la paz y la convivencia entre todos los ciudadanos.

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