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sábado, 31 de marzo de 2012

Los futuribles de Enrique Rodríguez Larreta

Decidiendo el futuro en la era de la ansiedad

Enrique Rodríguez Larreta es antropólogo y profesor de la Universidad Cándido Méndez de Río de Janeiro, además de amigo. Su ensayo (*), en poco más de 30 páginas, se aventura en el futuro uruguayo, con toda la cautela necesaria y las precauciones del caso para un tal viaje. El trabajo es notable por la erudición compartida, la claridad de exposición y la audacia en los enfoques. Queremos hacerlo conocer.

Los futuribles

El tema es el porvenir de Uruguay parametrado por nuestras decisiones y actitudes actuales.
Los “futuribles”, nos explica, es una noción introducida por Bertrand de Jouvenel en su “Arte de la conjetura” en 1964. Se trata de los futuros posibles suscitados por nuestras acciones (o inacciones) presentes. El título de De Jouvenel es significativo: el “arte de la conjetura”, y a esto mismo se aplica el artículo.
La tarea es ardua. El futuro es “oscilante e incierto”, hay cambios lentos, de larga respiración histórica, cambios rápidos, crisis y catástrofes, que alteran las condiciones y el contexto en el que se desenvuelven los procesos en cada país. Los cambios en China, en Brasil, en Argentina, nos afectan, y afectan a esos mismos países, retroalimentan las transformaciones con los productos de la transformación misma. Esto es fundamental: “nuestro futuro se compone de decisiones que implican riesgos futuros”.
Lo primero pues es constatar la complejidad cambiante de la realidad.
Lo segundo es, al mirar en torno, palpar la orfandad en la que nos deja la tradición, cuyos cimientos han sido socavados por la crítica corrosiva que caracteriza a la modernidad. “La historia no es ya Mater et Magistra: [...] Se han arruinado los fundamentos proporcionados por las antiguas cosmologías y saberes, porque el pensamiento crítico ha minado los fundamentos de la autoridad [...]”. La modernidad, entendida como el ensamblaje del pensamiento crítico, que cuestiona la tradición, con los relatos optimistas de progreso o revolución.
En suma, dice ERL citando a Luhmann, “la sociedad moderna vive su futuro en la forma del riesgo de sus decisiones”, vivimos en sociedades en riesgo. Cuando esos riesgos se deben asumir bajo la presión de la urgencia y de tiempos excesivamente cortos, como los impuestos por las tecnologías de la comunicación, con la conjunción de una gran complejidad de factores que interactúan, estamos frente a una situación comparable a la de los meteorólogos, a una cualidad de la realidad que ERL llama “atmosférica”, a la incertidumbre de la predicción.
Lo que explica el título del artículo: “Decidiendo el futuro en la era de la ansiedad”.

La formación de la ecúmene global

La tesis central de ERL es que nos encontramos en una época de transición del orden mundial. De una ecúmene domiinada por Occidente, a otra nueva, que incluirá a Oriente y a toda la humanidad. “La computadora en red formada por la Internet acarrea consecuencias incalculables para la sociedad y la subjetividad humanas.” Crisis mundiales, crisis de la esperanza.
“En esta era de la ansiedad”, expresión que ERL toma de un poema de W.H.Auden, se dibujan algunas nuevas formaciones de conciencia. El cinismo crece exponencialmente. “Si el futuro de la democracia es Berlusconi, si las deudas que se contrajeron no se pueden pagar, si la función pública lleva a la formación de burguesías de estado y si un país en el cual el Partido Comunista tiene el monopolio del poder político, al mismo tiempo es uno de los que concentra más millonarios en el mundo, estamos en un uso de las ideas como máscaras, que es lo que se llama cinismo. El cínico miente no por autoengaño sino a sabiendas, como medio de manipulación.” (Subrayado mío, EM). La plutocracia, el poder del dinero, contribuye a la atmósfera cínica.
ERL describe la conciencia propia de nuestra época analizando el cinismo, la plutocracia, la ansiedad (“una sensación de desarraigo y desamparo, por una constante inquietud no satisfecha, .. , y por una economía del deseo caracterizada por la búsqueda de la satisfacción inmediata”), las figuras del extranjero y del exiliado, el desarraigo de las poblaciones rurales arrojadas en “el shopping center en el que se va convirtiendo el planeta”.
Pasa revista a la situación de las grandes potencias que influyen en la situación global, EE.UU, Europa, los BRICS (cuya noción cuestiona), China, y de aquellas que nos circundan e influyen en el futuro de nuestro país, Argentina y Brasil. Visión en perspectiva de profundidad histórica, leída con ayuda de su teoría sobre la constitución de una ecúmene global.

La Agenda del Uruguay

Las secciones “La Agenda de Uruguay”, “Por una reinvención nacional” (pág.101) y “El pasado utilizable” (pág. 104), formulan las propuestas más concretas que juega ERL para sus “decisiones que condicionan los futuros posibles” o “futuribles” de Uruguay.
La Agenda de Uruguay, la define como “transformar un país improbable en un país posible”, en un equilibrio delicado entre “ser creativos, pero sabiendo que no se puede inventar la rueda de nuevo”, “aprender de los otros y no insistir en vías muertas” y “mantener un perfil distintivo en la región y en el mundo, sin desdibujarse entre sus gigantescos vecinos”.

La reinvención nacional

La clave está en la “reinvención nacional”, para lo cual es tan importante lo interno como lo externo, “la integración cultural y social interna es fundamental e incide directamente sobre su política exterior”. “El Uruguay es internacional y abierto al mundo, o muere asfixiado”. Insiste en el mantenimiento de vínculos con lo que llama “uruguayos extraterritoriales” y en el ahondar en la existente tradición democrática e igualitaria, focalizándola en la noción de derechos humanos “en el sentido complejo y profundo de ese concepto”. Llama a una afirmación nacional, a un nacionalismo, en un país abierto al mundo con una importante tradición rural, con forma de “cosmopolitismo enraizado”. Afirmar nuestro propio perfil y “no disolverse en una cultura latinoamericana, que hoy, vista desde el ángulo que se quiera, es una noción confusa”.

La ciudad partida

Insiste con fuerza en la necesidad de integración interna como vía hacia el futuro, en la eliminación de lo que llama “la ciudad partida”, simbolizada en un recorrido de la línea de ómnibus 306. “Hay que invertir mucho dinero en la lucha contra la ciudad partida, recurrir a los acuerdos público-privados, a la filantropía [...] a los recursos del Estado, pero hay que utilizar los recursos muy bien, porque el Estado uruguayo tiene costos de transacción muy altos.”
Su opinión la resume y reafirma en esta forma: “Me parece que la seguridad nacional y la identidad nacional [...] pasan decisivamente por dejar atrás la ciudad partida [...].”

El pasado utilizable

“El pasado utilizable expresa la necesidad de hacer sentido de las experiencias nacionales que se elige recordar, para construir una poderosa unidad simbólica.”
Según ERL, los pasados utilizables de Uruguay están, primero, en los comienzos de la “aventura uruguaya”, en la intelilgente y creativa incorporación de la tradición europea en sus vertientes republicana, liberal y socialista, transformándolas para dar lugar a una formación social original, a veces mejor que el modelo: no hicimos guerras ni participamos en el violento siglo XX, en su primera mitad. En otros aspectos fuimos peores que el modelo europeo, no creamos una sociedad plenamente integrada e inclusiva, y nos estancamos -- cultural y económicamente -- en un populismo clientelista, que nos llevó a la crisis de los años sesenta.
ERL no ubica cronológicamente este período, pero podemos deducir que lo sitúa entre el fin de la guerra contra el Paraguay y la dictadura de Terra, con puntos de inflexión anteriores como los intentos de Bernardo Berro.
El segundo “pasado utilizable”, el segundo período de la historia de nuestro país de cual podemos sacar inspiración para construir el futuro, es el de la salida de la dictadura cívico-militar, un tiempo que ERL ubica entre la elección de Sanguinetti en 1984 y la de José Mujica en 2009, con puntos de inflexión en el plebiscito de 1980 y el acto del Obelisco en 1983. “No fue por casualidad que los cadáveres de Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruiz, Rosario Barredo y William Whitelaw aparecieron juntos. La dictadura logró unir movimientos y pesonas que partían de premisas ideológicas y experiencias muy diferentes, en una lucha común por la libertad. [...] el Uruguay, saliendo de una historia previa sangrienta, se erigió sobre lo mejor de su pasado demostrándole al mundo y a sí mismo que [...] era posible construir una sociedad decente en el país.” En el período de 27 años los tres principales partidos han pasado por la cabeza del Estado, tienen posiciones parlamentarias destacadas y han acumulado experiencia en la conducción de los asuntos públicos. Ya no hay eternos opositores y eternos gobernantes.
Saltamos sobre las incisivas críticas que ERL le hace a este período para llegar a la conclusión: “Para resumir el argumento en una fórmula: ‘olvidar’ los sesenta y ‘recordar’ los ochenta me parece el punto de partida para la construcción de un futurible político potente [...]”

Decisión y democracia. Obstáculos epistemológicos.

ERL cierra su trabajo con consideraciones sobre los procesos democráticos de decisión confrontados, en sus ventajas e inconvenientes, a los regímenes autoritarios. Pareciera que sale a enfrentar argumentos a favor de un régimen autoritario, que nadie hoy en Uruguay se atreve a expresar en voz alta. Sin embargo, podría existir quien piense así, que lo que lastra el progreso de nuestro país es su complicado proceso decisorio, asociado a sus altos costos de transacción.

En síntesis, este trabajo es la obra de un excelente profesor y de un pensador original. Explica los términos que utiliza con prosa transparente, introduce ideas de distintos autores, da un panorama del debate contemporáneo, al mismo tiempo que desarrolla su propio discurso, su perspectiva del mundo en el cual se desarrollará el futuro de nuestro país. Un ensayo imperdible, más allá de algunos puntos, secundarios en el conjunto, en los cuales diferimos con el autor.

(*) Enrique Rodríguez Larreta: Decidiendo el futuro en la era de la ansiedad. En “La Aventura Uruguaya ··· La agenda del futuro” T. III, conjunto de ensayos coordinados por Rodrigo Arocena y Gerardo Caetano, (pp. 76-110) RHM 2011.


1 comentario:

  1. ERL mandó el siguiente comentario:

    Gracias por el trabajo de sintesis. Un texto, despues que se larga al mundo, ya no nos pertenece totalmente. Esta sujeto al azar de la recepcion. En ese sentido, no hay " traición" posible, cada cual realiza la lectura desde su perspectiva.
    Es un ensayo bastante extenso, que me sirvió para pensar problemas que he seguido investigando. La parte uruguaya fue la que me costo más porque no conozco en detalle muchos temas. Además, previsiblemente, el Uruguay me duele más que el mundo (1).
    En lo que tiene que ver con el decisionismo autoritario, más que advertir contra la vuelta a autoritarismos que no veo probable por ahora, lo que queria criticar son las ilusiones del voluntarismo estatista y señalar algunos aspectos inherentes a la complejidad democrática, con todos sus grises y matices.
    El espíritu de mi ensayo es la crítica de cualquier forma de nostalgia, comunitaria, heroica, ideologica... y la necesidad de enfrentar los riesgos inherentes a un mundo multiforme, para el cual no existen explicaciones conspiratorias de enemigos omnipresentes, ni determinismos sistémicos que fundamenten soluciones simplistas. La vieja y buena indignación es inevitable y necesaria, pero no para empujar féretros ideologicos.

    Enrique

    (1) La palabra Montevideo y un poco Buenos Aires me trae siempre el poema de Borges:
    (....)
    " aqui mi sombra en la no menos vana
    Sombra final se perderá, ligera.
    No nos une el amor sino el espanto;
    Sera por eso que la quiero tanto."
    ( Buenos Aires, en El Otro, el Mismo)

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