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viernes, 4 de marzo de 2011

El método Cóndor

Ya son dos, los líderes políticos asesinados en Pakistan en lo que va del 2011.

El primero, Salman Taseer (61), gobernador de la provincia de Punjab, fue baleado en martes 4 de enero en pleno día. Su asesino se proclamó esclavo del profeta y ejecutor de la sentencia de muerte que corresponde a los blasfemos. Su víctima luchaba, justamente, por abolir las leyes anti-blasfemia imperantes en Pakistán.
El segundo, Shahbaz Bhatti (41), Ministro de las Minorías y único cristiano del gabinete, lo fue el miércoles 2 de marzo. Hacía campaña por abolir la pena de muerte que se aplica a los que blasfemen contra los símbolos sagrados del Islam.
Los dos luchaban por una mayor tolerancia y apertura de la sociedad, donde todavía hacen su ley los más extremistas de los fanáticos religiosos islámicos.

Puede parecer algo que ocurre allá lejos, en países muy distantes en la geografía y en la mentalidad. Sin embargo, ¡qué parecidos los métodos de los extremistas en todos lados!

Acerquémonos un poco y recordemos el asesinato de Yitzhak Rabin, el brillante militar y político israelí, el 4 de noviembre de 1995. La eliminación de Rabin significó el triunfo electoral de la derecha israelí y el abandono de una política que apuntaba a la paz y a la coexistencia con la población palestina.

Y otro pasito más y nos encotramos con el Plan Cóndor y sus procedimientos criminales. También a los del Cóndor les fue bien con sus crímenes, el asesinato de Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruiz, Rosario Barredo y William Whitelaw rindió importantes beneficios. Eliminó el liderazgo de centro izquierda en la futura apertura democrática.

La lista de los asesinatos políticos es muy larga, no pretendo agotarla. Una característica común es que casi siempre se intenta hacer responsable a algún "loco" que actúa en forma aislada o, como en el caso del Cóndor, un grupo "díscolo" que escapa a la estricta cadena del mando.

Lejos de nosotros intentar explicar la historia por alguna conspiración siniestra. Dios nos libre. No, pero que las hay, las hay. Y tampoco se nos ocurre meter en esa trama la muerte de Perico Pérez Aguirre, único miembro de la llamada Comisión Para La Paz que respondía a la confianza de los familiares de detenidos-desaparecidos. ¡Fue un accidente, fue un accidente! Como lo es, sin duda, que casi siempre de esa manera caigan solo los buenos.

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