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miércoles, 15 de diciembre de 2010

Wikileaks: acusado de decir la verdad

"Cuando mi dedo apunta a la luna, los idiotas miran el dedo". El dedo es Julian Assange, el discutido líder de Wikileaks, y la luna en este caso son los tenebrosos secretos militares y diplomáticos revelados por las filtraciones publicadas en los principales diarios del mundo.
Es imposible exagerar la importancia de los contenidos divulgados o su peligrosidad.

La importancia, primero:
Si bien los cables demuestran, como dice Timothy Garton Ash, que los diplomáticos estadounidenses hacen simplemente su trabajo, a saber, espiar para su gobierno, también revelan muchas cosas que oficialmente se niegan, por ejemplo contactos y negociaciones con China sobre Norcorea.
Pero eso no es nada. El sitio web Wikileaks a publicado, en el curso de su breve existencia, imágenes del bombardeo de una aldea afgana por la aviación estadounidense, el rol de los mercenarios en Irak, las tramoyas de los bancos islandeses que arruinaron a su país, etc.
Traduzco de un artículo de Le Monde (22-06-2010, Wikileaks, contrebandier de l'info): "En tres años el sitio web recibió miles de textos que denunciaban casos de corrupción y malversación: bancos suizos en las islas Caimán, archivos comprometedores para la Iglesia de Cientología, lista de policías británicos miembros de un partido de extrema derecha o documentos estadounidenses clasificados secretos sobre la suerte de los prisioneros en Guantánamo o en Afganistán...".

Van a por él (por ellos)
La peligrosidad de estas revelaciones es manifiesta, sobre todo para aquellos que las publican. Julian Assange, la cabeza visible, y su empresa, sufren un acoso implacable por todos los medios de que dispone el poder estadounidense, que no son pocos:
Abandonado por su servidor de nombres. Después de ser blanco de ataques de negación de servicio, el servidor de nombres decidió no albergar más el sitio Wikileaks.org. El servidor de nombres es el establece el vínculo entre un nombre y una dirección IP. El sitio se accede con su dirección IP: http://46.59.1.2/
Abandonado por su servicio de hosting. Amazon.com, que albergaba los servidores de Wikileaks, cesó de hacerlo, aduciendo violación de cláusulas de servicio.
Los proveedores de hosting son atacados. Sitios franceses fueron atacados con ataques de negación de servicio.
Orden de arresto internacional. Los cargos son caratulados por alguna prensa como "violación y estupro", pero, mirado de cerca, resultan poco consistentes. Las mujeres, con las cuales tuvo relaciones mutuamente consentidas, retiraron la denuncia. El fiscal sueco, sin embargo, continuó con el mandato de arresto internacional, pretendidamente para escuchar sus declaraciones sobre el caso. Está preso, o libre bajo fianza, en Londres. El gobierno norteamericano busca convencer al soldado estadounidense Bradley Manning de que declare que Assange conspiró con él para que filtrara los documentos, para poder emitir un mandato de arresto internacional y el consabido pedido de extradición, bajo el cargo de "conspiración". Visto que el joven soldado arriesga 52 años de cárcel, puede que lo consigan. Cuando sabemos que el estado sueco fue cómplice de los vuelos secretos de la CIA --hablamos de desapariciones, arrestos ilegales y torturas-- no nos sorprende demasiado, pero nos preocupa.

La frutilla de la torta: El Observador
En su edición del sábado 4 de diciembre de 2010, El Observador pone a Assange, no a las revelaciones de Wikileaks, en tapa. Una gran foto con un primer plano de la cara, se aprecia el rostro preocupado, la mano crispada sobre el mentón, el ceño fruncido. La luz desde abajo subraya los relieves de la cara, dándole un cariz siniestro. La leyenda es del mismo tono: "Sin límites [es el título de la edición] Usando sus métodos carentes de reglas, Julian Assange, líder de Wikileaks, puso al mundo al borde de una situación que los analistas dudan de si es un paso hacia la transparencia o hacia el oscurantismo. Ahora las potencias van por él".
¿Qué bicho les picó? En el mismo momento en que los grandes diarios del mundo titulan sobre las revelaciones y los escándalos generados por los documentos publicados, ellos salen a pegarle a Julian Assange.
¿Qué opina el Observador de que se persiga a un individuo por publicar documentos verdaderos? (Hasta ahora nadie dijo que fueran falsos.) ¿No es un periodista? ¿Se puede aceptar que las "potencias" (léase EEUU) repriman a un periodista por revelar sus secretos diplomáticos?
El resto de esta edición sigue hablando de Assange, y cuando llegan a la substancia titulan "Conventillo Mundial" y "Como Voyeurs mundiales". Cosa de hacer sentir culpable al lector que se interesa en los secretos revelados, que serían "conventilleros" y "voyeurs".
El editorial de Gabriel Pereira de ese número compone un retrato de Assange con notas ligeramente denigratorias, como decir que cn ayuda del encriptado es banal filtrar documentos confidenciales (cuénteselo a Bradley Manning), que es un hacker (léase pirata), y que está peleado con fulano o mengano. Conventillero.


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