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viernes, 25 de marzo de 2016

Verdad, mentira y spin

Spin versus verdad
Spin versus mentira
Entre la verdad y la mentira está el spin. Como la mentira es lo que se opone a una verdad, resulta que hay tantas verdades como mentiras, y unas y otras ocupan un territorio pequeño en comparación a la inmensa extensión de lo dudoso, lo desconocido, lo indecidible y lo que depende del punto de vista.
Si miramos bien, el dominio de la verdad y la mentira es aún más estrecho. Muchas cosas que creemos verdades inconmovibles son frágiles cuando se someten a un análisis atento.
Por ejemplo, lo de los presos políticos en Cuba. ¿Hay presos políticos en Cuba? Uno afirma redondamente que no, que solamente hay delincuentes en prisión, pero todos sabemos que si alguien intenta oponerse al gobierno va preso. ¿Dónde está la verdad? El opositor en Cuba es hostigado de mil maneras, en un país donde todo, desde la alimentación al alojamiento depende del gobierno, y donde la oposición misma al socialismo de por sí es delito. Entonces, quizás no haya presos políticos, en sentido estricto, en Cuba, lo que tampoco hay es libertad.
Otro caso flagrante de spin se encuentra en el proceso político brasileño, que la izquierda sudamericana (el FA, Correa, Evo) llaman “intento de golpe de Estado” contra Dilma Roussef.
Ya hablé de eso en otro lado. Aquí no se trata de mentir, de proferir falsedades, sino de imponer un adjetivo o una metáfora como realidad. Se superpone “golpe de Estado” a “impeachment”, y se aprovecha toda la fuerza de nuestro rechazo hacia los golpes de Estado militares para defender a Dilma del enjuiciamiento parlamentario.
El spin es distinto de la verdad y de la mentira, no es ni una ni otra, es un cóctel con un sabor propio, mezcla de verdades sueltas, subestimaciones y exageraciones, que nos sirven los actores de la economía y la política, preparado por los spin-doctors y servido caliente.
Prefiero no traducir ‘spin’, o traducirlo si es necesario por ‘giro’ o ‘sesgo’, y ‘spin-doctor’ por spin-doctor, expresión que se conoce de las películas y las series de televisión.
Y aceptar su existencia como una realidad de la política contemporánea, una profesión muy antigua, ni buena ni mala, una profesión más, y celebrar que ahora tenga un nombre.
Creo que los hechos siempre necesitan un narrador, y cada narrador crea una versión; para tener una versión equilibrada, sin ese sesgo o spin que favorece a uno o a otro, necesitamos los periodistas honestos e inteligentes, por oposición a los spin-doctors.

Ver el muy buen artículo sobre los spin doctors en Wikipedia (en inglés).
“a person (such as a political aide) whose job involves trying to control the way something (such as an important event) is described to the public in order to influence what people think about it”.
“Asesor político”, con una connotación negativa de “manipulador”.
Pero, a mi juicio, ‘asesor político’ es demasiado vago, no resalta su función respecto a los medios y a la comunicación, y ‘manipulador’ es demasiado cargado de negatividad, de condena moral. Está imbuido de la noción de que hay una verdad que, o bien se la presenta cruda, en bruto, o bien se la deforma manipulándola.

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