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martes, 12 de julio de 2016

Una discusión sobre valores, religión y por qué luchar

[Respuesta al artículo de Eduardo Goligorsky “Nuestra base de Guantánamo” de abril de 2015]

Estimado E.G.,
No sé por qué L. te habrá aconsejado hacerme llegar este artículo, la verdad es que te agradezco y le agradezco, a la vez que lo lamento con el alma.
Lo lamento y te agradezco en un solo gesto porque no se podría dejar más al descubierto nuestras diferencias inconciliables, que hubiera deseado no fueran tan abismales.
Pero abismales lo son, y no entiendo por qué dos personas informadas, leídas en historia, bien intencionadas y que no están al servicio de nadie sino de lo que entienden como verdad y razón, dos personas digo como nosotros, no pueden entenderse y llegar a un punto central de negociación.

A ver si puedo resumir "in a nutshell" como dicen tan lindamente los estadounidenses, nuestra diferencia.
Creo que estriba en lo que entendemos por "ellos" y "nosotros": radica en el "nuestra" calificando la base de Guantánamo; se centra en lo que entendemos por "mundo libre". Un ejemplo para fijar las ideas, para mí Manning, Wikileaks, Snowden, son quintaesencialmente "nuestros", de "nosotros". Héroes, en un mundo donde escasean. (No confundir con santos. Todos tienen fallas, puntos oscuros, diferencias por supuesto entre sí y conmigo.)
Así como son puntos de referencia para mí los periodistas lúcidos e independientes como los del “Canard Enchaîné” parisien, Enrique Krauze o Tony Judt, o los líderes políticos centristas e audaces como Daniel Cohn Bendit o Vaclav Havel.

Eso es para mí el "nosotros", y el mundo libre es donde nos podemos mover, donde las leyes nos protegen, hasta cierto punto. Esas mismas leyes que en tu artículo considerás que protegen a los terroristas.
El "ellos" es un vasto mundo de homicidas y torturadores, de fanáticos políticos o religiosos, de déspotas; y sus instrumentos, las burocracias armadas y desarmadas, y ... los intelectuales (orgánicos o no) que los defienden y/o justifican.

La discusión sobre Manning, Snowden y la encriptación de las comunicaciones podría ser el eje de una reflexión sobre estas cosas. Como quizás sabés, es un tema al que dedico mucho tiempo.

Coincido en que estamos en una especie de guerra, pero es una guerra cultural  (o religiosa), mucho más que militar. Y pienso que la guerra cultural la debemos ganar siendo y permaneciendo nosotros mismos, identificados, no por nuestras raíces "judeo-cristianas", sino por nuestras libertades.

Es un error conocido: en cada guerra, el bando que pierde pelea una guerra pasada y no la presente. Así le sucedió a Francia con su línea Maginot frente a las divisiones panzer, a la caballería polaca frente a los mismos, a la flota británica frente a la aviación japonesa. Es una guerra de religión, ciertamente, pero no debemos pelearla como si fuera una Cruzada o  una guerra del siglo XVI. El "tuez-les tous, Dieu chosira les siens" de la cruzada contra los albigenses no nos sirve.

Esta guerra de religión la ganamos con nuestra propia religión o la perdemos. Nuestra religión es espinozista (¿era judío Spinoza?), es la  libertad de pensamiento, es el respeto de la ciencia, es la libertad de la mujer, es el Habeas Corpus y la libertad de expresión. Renunciando a eso somos como la caballería de los nobles polacos frente a los tanques blindados alemanes.
A+
E.

Retruco de Goligorsky (1)

Estimado Eduardo:
Sí creo que podríamos llegar a un punto central de negociación... una vez pasado el fragor de la guerra. Y precisamente el abismo que nos separa en este momento es la naturaleza de dicha guerra. Para mí las guerras culturales son un pasatiempo de personas civilizadas como nosotros y las guerras militares en serio son las que se libran contra los bárbaros como ellos. Einstein y Oppenheimer, aunque lo lamentaran más tarde, pusieron en manos de Truman la bomba atómica que ganó la guerra. La ganó la bomba atómica, no la línea Maginot ni la caballería polaca. Por eso quienes vivíamos en 1945 (mis padres y yo, con 14 años) la festejamos como nuestra bomba atómica. Criticarla después fue muy fácil.
Sería interesante que Assange hurgue en los papeles de la embajada ecuatoriana para divulgar secretos de la política exterior chavista y que Snowden aproveche la libertad de información que existe en la Rusia de Putin para transmitir primicias a Occidente. Ellos eligieron bien sus refugios, como Ezra Pound eligió la Italia de Mussolini.
Hoy Javier Marías aborda estos temas en un excelente (a mi juicio) artículo en El País Semanal: "Nos dan miedo y no lo damos".
Con la cordialidad de siempre,
Eduardo Goligorsky

Vale cuatro

La primera víctima de toda guerra es la verdad, dijo alguien, y repetimos muchos.
En esta guerra (cultural) vuelan como balas perdidas las inexactitudes, las mentiras, las calumnias y los simples errores de información, algunos fomentados por gente que le gusta agregar a la confusión.
La afirmación de que la Segunda Guerra Mundial la ganó la bomba atómica es un anacronismo, un error que suma confusión. Es cierto que marcó su fin y el comienzo de la Guerra Fría, pero eso no es lo mismo que ganarla. Cuando cayó la primera bomba sobre Hiroshima, el 6 de agosto de 1945, las tropas aliadas estaban en Berlín y Hitler se había suicidado hacía meses. Es como decir que los tupamaros lucharon contra la dictadura, leyenda que afecciona Mujica, cuando en realidad estaban todos presos y la organización dispersa desde el año anterior.
¿Pero por qué tengo que recordar esto a una persona que lo sabe muy bien?
Lo de la bomba atómica es una distracción que lleva a discutir temas que no hacen a la cosa.
Como lo de si Assange tiene que denunciar las tramas oscuras de Ecuador o Snowden las de Rusia. ¿A qué viene eso cuando discutimos una cosa completamente distinta? A saber, la estrategia frente a Daech.

El de la privacidad, el del espionaje generalizado, el de la nueva frontera electrónica, es un frente distinto de la modernidad, es el frente occidental, por así decirlo, cuando el del Daech es el frente oriental. Ataques a la modernidad por un lado, problemas de la modernidad por el otro. (Tampoco estamos de acuerdo en ese frente, pero es otro frente.)
También me veo en la necesidad de recordarte que no estamos en guerra con Rusia sino con el Estado Islámico, que no son la misma cosa, y no hay que calcar los reflejos de la Guerra Fría sobre esta nueva situación. Ecuador (Assange) y Rusia (Snowden) no tienen nada que ver con el problema. (Anoto, por las dudas, que Assange está preso en la Embajada de Ecuador en Londres y Snowden refugiado político en Rusia, mientras que Ezra Pound hacía propaganda de Mussolini por radio durante la guerra.)

Además, y esto es lo más importante, la guerra contra el Estado Islámico es una cosa distinta y separada del amago de guerra civil entre una parte de la minoría musulmana en Francia, Bélgica y Alemania y el resto de la sociedad. La radicalización homicida de esa minoría de los musulmanes nativos franceses y belgas es lo más grave que nos ocurre, no es Daech en sí mismo, que sí se combate con medios militares. Es una parte central de la estrategia del Daech provocar el enfrentamiento entre las minorías árabo-musulmanas-sunnitas y las mayorías que la rodean, para socavar nuestra convivencia. Es esa guerra civil que representa la verdadera amenaza para nosotros, aunque el poderío militar de Daech es la amenaza para los países de Oriente Próximo. La nuestra es una guerra cultural, la militar está en otro lado.
Por esa razón discrepo con Javier Marías que en su artículo se mofa de las expresiones de solidaridad tipo "Je suis Charlie". Digo que, al contrario, nuestras muestras de solidaridad, más allá de las diferencias y distancias que tenemos entre nosotros son esenciales para combatir la estrategia de guerra civil de Daech.
A+

[1] Para los legos, “truco”, “retruco” y “vale cuatro” son figuras del juego de truco uruguayo.

2 comentarios:

  1. Una amiga me escribe:
    "Sin duda comparto apellido y no pocas ideas con Eduardo Goligorsky. Eso no significa que esté de acuerdo con su peculiar juicio acerca de quienes, aun jugándose el tipo y más, dejan a la vista las carencias y falencias de lo que de verdad sería una "la sociedad abierta" a la cual se refería Karl Popper. Entiendo que abierta quiere decir con derecho a opinar y a denunciar la hipocresía y los manejos de los mandamases occidentales tan bienpensantes. Decirle no a EI es una cosa. Basurear a quienes denuncian los excesos de ciertas "democracias occidentales" es otra."

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  2. Jugando al Tute
    Muy buena la polémica aprendí de la dos posiciones, o quizás de las tres dado que Javier Marías esta también adentro de la polémica.
    No creo que las diferencias sean irreconciliables ni abismales. Solo creo que está centrada en señales equívocas. Es decir hechos que pueden ser interpretados de forma lícita y honesta en direcciones opuestas. Por ejemplo Guantánamo vis a vis Assange. Cada uno usa el hecho en la dirección que refuerza su posición. Guantanamo es una prisión para defender el mundo libre. Assange en la embajada de Ecuador es el héroe de la modernidad digital. En ambos casos es fácil pensar en el sentido exactamente opuesto y ambos lo hacen. Y esto en mi opinión no es lo importante. Dado que todo debate que cae en esa trampa se hunde.
    Coincido con Marías que a las minorías armadas hay que darles miedo y además derrotarlas, y que la legítima defensa es necesaria, y no creo que eso sea independiente de la batalla cultural adentro de Europa. Hay un componente de este conflicto que es militar y no se puede obviar. En mi opinión la forma civilizada es con las Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad. La intervención militar debería contar idealmente con todos los miembros permanentes adentro: China, Rusia, Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña.
    La intervención debe estar dotada de legitimidad ... de ahí que lo cultural y lo militar se entremezclan...
    Marcel Vaillant

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