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viernes, 8 de abril de 2016

Chambonada y frangollo

Si algo quiero agradecer a Mujica es haber resucitado la difunta palabra “chambonada”, y como consecuencia también haberle dado vida a “chambón” y a “chambonear”.
En encuestas informales, preguntando simplemente a jóvenes y no tan jóvenes por el significado de la palabra, había constatado que los de menos de cuarenta años no tenían la menor idea de su significado. Peor, la confundían con “chabón”, que no tiene nada que ver y entró recientemente en nuestra conversación. Los que la conocían, mayores de sesenta, no la utilizaban nunca.
Se necesitaba una potencia mediática como la de nuestro expresidente para operar el milagro, el mesías que dijera a “chambonada”: ¡levántate y anda! y un caso clamoroso como el frangollo monumental de ANCAP para que el significado no dejara dudas.
¡Ah, perdón! Es cierto, “frangollo” también murió y todavía no fue revivido. Quiere decir, bueno con el ejemplo de ANCAP también se entiende, frangollo es la obra fallida, la mala ejecución, descuidada y torpe, el adefesio producido por un cabal chambón o frangollón.
Pido humildemente al expresidente que utilice la exposición pública que le resta para revivir esa linda palabra uruguaya.
Si lo hace, en ANCAP no se habrá perdido todo, para algo habrá servido.

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