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lunes, 25 de julio de 2016

De las apps de mensajería ¿Por qué prefiero Signal?


Estamos expuestos
Hoy una parte substancial, mayoritaria, de las informaciones e ideas que intercambiamos con nuestros amigos, enamorados, colegas, socios, correligionarios o cómplices pasa por
dispositivos electromagnéticos y, a menudo, la parte más sensible va por mensaje de celular.
Las revelaciones de Edward Snowden nos han quitado toda ilusión, si alguna nos quedaba, de que los mensajes y la conversaciones en claro, los documentos y las cartas que viajan por la red no sean interceptados, leídos, analizados y almacenados indefinidamente por diversos servicios de inteligencia de varios países, EE.UU. entre otros.
Además, los mensajes que quedan almacenados en los servidores y en nuestras computadoras y teléfonos son pasibles de requisa. Todo lo que está en claro en nuestros teléfonos y computadoras puede llegar a los ojos de los servicios de inteligencia y/o las organizaciones ilegales de piratas informáticos, incluso sin que ni siquiera nos enteremos.
Digo “en claro” por oposición a “encriptado” o “cifrado”, porque es una distinción decisiva. Lo que está cifrado no puede ser leído sin aplicar la llave o clave adecuada, para eso se encripta. Y hoy existen cifras fuertes al alcance del público de a pie.

Necesitamos privacidad, para vivir, para actuar

Si queremos expresarnos sin temor a ser escuchados por oídos malevolentes, si queremos reflexionar individualmente o en grupo sobre ideas políticas o religiosas, si queremos contarnos chistes salados incorrectos, si tenemos algún chisme o secreto picante para transmitir, y no queremos que nuestras confidencias y reflexiones sean utilizadas en un futuro contra nosotros, debemos recurrir a una herramienta que se llama encriptado o cifrado de los mensajes. (Ver abajo Nota sobre el cifrado de mensajes).

La comunicación cifrada

Para la comunicación segura, cifrada, entre dos o más personas, de celular a celular, por voz o mensajes, se ofrecen en el mercado de las apps varios productos. Los que conozco son Signal, Whatsapp, iMessage y Telegram. Apple produce iMessage para sus sistemas iOS, exclusivamente. Google prepara  Allo. Me refiero hoy solamente a las mensajerías que utilizamos para enviar mensajes de texto, imágenes, mensajes de voz o videos, generalmente desde nuestros teléfonos celulares “inteligentes”, es decir, conectados a internet y capaces de ejecutar programas como una computadora. No hablamos ahora del cifrado de los mensajes de correo electrónico (email) o de los documentos, que es posible encriptar con herramientas como PGP, aquí aludo solamente a los mensajes enviados y recibidos por la telefonía celular.

Whatsapp

Es la app más difundida, tiene mil millones de usuarios (!), es gratuita, y ahora encripta todos los mensajes y conversaciones desde abril de 2016. Pertenece a Facebook, y a primera vista parece perfecta.
Es muy importante saber qué protocolos de encriptado utiliza para poder evaluar su seguridad. En efecto, Whatsapp implementa los mismos protocolos que Signal, ellos fueron producidos por Open Whispers Systems, y son abiertos y reconocidos, es decir, protocolos estándar probados por el colectivo mundial de criptógrafos, y sometidos a duras pruebas por el colectivo que trata de quebrarlos de todas maneras.
Insisto que solamente un sistema de cifrado que puede ser puesto a prueba por una multiplicidad de investigadores, que sea examinado por los pares de los criptógrafos que lo crearon, puede ser considerado confiable. El sistema de encriptado que uno se inventa en el laboratorio y cree inexpugnable, generalmente no lo es.
Todos tendemos a usar Whatsapp, naturalmente, y es una cosa buena. Whatsapp encripta los mensajes sin que se lo pidamos, por defecto, y la tiene casi todo el mundo. Sin embargo, hay algunas fallas en los bordes que pueden tendernos una trampa.
Si el gobierno o un juez pide el contenido de un mensaje enviado por Whatsapp, como fue el caso recientemente en Brasil, no lo obtendrá, porque el mensaje está encriptado y la empresa no tiene la clave. Estamos bien por ese lado.
Pero, pero, como lo dice la misma empresa, si bien no ve el contenido de los mensajes, sí ve el envoltorio, lo que se llama “metadata”, es decir los datos de quién le escribe a quién y cuándo. Si bien actualmente no conserva registros de las transacciones, podría en el futuro hacerlo y no promete nada al respecto. Explícitamente.
Ya no estamos tan bien.
Siguen los puntos en contra: Whatsapp retiene la lista de contactos de los suscriptores (que entregamos voluntariamente, si queremos), con el fin de facilitar la comunicación. Las retiene y podría entregarlas, de grado o por fuerza, en alguna circunstancia judicial u otra, como hackeo o dictadura (todavía no estamos seguros de que no gane Trump).
La frutilla de la torta es el respaldo de los mensajes en la nube por Whatsapp. Los mensajes almacenados en el teléfono están en claro, en él su seguridad depende de la del propio teléfono. Si se los respalda en la nube (cualquiera, Google o iCloud) estamos entregando el contenido de los mensajes en claro al proveedor del servicio. Whatsapp permite borrar los chats de la nube, si uno quiere, pero hay que tomarse el trabajo. Un trabajo recomendado si se trata de información sensible.

Signal

Signal utiliza los mismos protocolos estándar, realizados por el mismo equipo de Open Whispers Systems, pero se distingue de Whatsapp (y otras) porque es open source, programados en código abierto y verificable, es decir que el programa de la aplicación está disponible para su inspección por los expertos y se puede investigar si hay errores o backdoors ("puertas traseras" que dan acceso a la cifra).
Su modelo de negocios también es único: ¡no tiene! Open Whisper Systems se mantiene con donaciones, sin anuncios, y por eso no tiene necesidad de buscar un blanco de la publicidad, almacena la menor cantidad de datos posible.
Signal encripta los mensajes de punta a punta, de usuario a usuario, como Whatsapp y, como ésta, tampoco tiene la clave para leer los mensajes que encamina.
Signal tiene como política declarada no guardar nada de los metadatos de los mensajes. La única excepción es la fecha (día, no la hora) de la última conexión del usuario.
Para encontrar otros usuarios, Signal manda la lista de contactos pasada previamente por una función de hash criptográfica, con los números telefónicos truncos, el servidor busca las coincidencias y luego la descarta.
En cualquier resguardo, Signal no incluye ninguna de sus conversaciones, lo cual tiene el inconveniente de que se pueden perder los datos, pero no abre la brecha del resguardo en claro que tiene Whatsapp.
Una orden judicial que emplace o un pirata que entre al servidor de Signal no tiene nada que llevarse, no hay ningún rastro de los mensajes intercambiados por los usuarios, ni en el servidor ni en la nube.
Signal  es nuestra preferida y la recomendamos, porque es abierta, independiente, gratuita y sin grietas (conocidas).
Sobre todo, mis principales referentes la utilizan y recomiendan: Bruce Schneier, criptógrafo, autor de varios libros ya clásicos como Applied Criptography (Wiley, 1996), Edward Snowden, Laura Poitras y otros.
El inconveniente de Signal es que la utilizan solamente entre 1 y 5 millones de usuarios, contra por ejemplo Whatsapp que tiene mil veces más. Eso hace que si queremos comunicar con alguien primero tenemos que convencerlo de que lo instale, de ahí este artículo.

Telegram

Recomendamos leer el artículo que citamos abajo, Why you should stop using Telegram right now, donde dice en síntesis que Telegram no es tan segura como pretenden sus fabricantes, que no encripta por defecto (es decir que hay que configurar para que mande los mensajes cifrados) y utiliza protocolos caseros cuya seguridad no está suficientemente probada. También filtra metadatos.

LINKS:
Open Whispers System, la organización que provee los protocolos y programas de cifrado estándar recomendados por figuras como Edward Snowden, Bruce Scheier y Laura Poitras, y que también produce Signal. Sin publicidad, sin costo. Estos programas de encriptado son utilizados por Whatsapp, son de código abierto y libre.
Whatsapp compañía propiedad de Facebook.
Google Allo app aún en desarrollo, pero de la cual se conocen algunas opciones.
Telegram Messenger sitio web con toda la información.

Artículo sobre Whatsapp, Allo, Signal:
Sobre Telegram:

Artículo de Wikipedia sobre Criptografía.

Nota sobre el cifrado o encriptado de mensajes

El encriptado o cifrado de los mensajes se ha practicado desde que se tiene memoria, es y fue siempre de gran importancia militar, y está en la lógica dialéctica de todas las armas, ofensiva y defensiva, la lanza y el escudo, cifrado y descifrado. (Aunque la metáfora puede invertirse en este caso y considerar al cifrado como el escudo que protege nuestro mensaje del tercero que pretende leerlo.)
Hoy el fiel de la balanza se ha inclinado del lado de la ofensiva, del cifrado. El estado del arte permite cifrar mensajes, conversaciones e imágenes de manera que ninguna potencia del mundo es aún capaz de descifrarlos sin la clave apropiada. Esta es la oportunidad de recuperar algo de nuestra privacidad.

viernes, 15 de julio de 2016

Entradas viejas, pero aún frescas y vigentes (I: julio 2010)

Publicaré en fechas (más o menos) aniversario, entradas antiguas del blog que creo siguen teniendo interés.
Van en orden cronológico inverso, o sea, las más antiguas primero.

Jorge Semprún y el comunismo 17 de julio de 2010
Jorge Semprún reivindica su militancia en el Partido Comunista Español cuando luchaban en la clandestinidad contra la dictadura de Franco, a pesar de que ya había suficientes elementos para calibrar la barbarie estalinista que imperaba en el mundo socialista. Lo que dice puede interesar a los viejos militantes contra la dictadura uruguaya en el Partido Comunista Uy, que expresan una sensibilidad similar.

Carlos Franqui publica en su libro “Cuba, la Revolución ¿Mito o realidad?” (de 2006) la carta que le enviara el gran poeta mejicano invitándolo a colaborar en su revista “Vuelta”.
En ella habla de los intelectuales latinoamericanos, especialmente de los mejicanos, que llama “cabeza de chorlito”, habla de los premios, y del servilismo hacia el poder. Y al que le caiga el sayo, que se lo ponga.

El incendio del 8 de julio en la cárcel de Rocha dejó doce muertos y ocho quemados graves.
El hacinamiento, el frío, la falta de medios y la improvisación nos llevaron allí. El incendio como producto de la miseria carcelaria. ¿Cómo debe leerse esto?

martes, 12 de julio de 2016

Una discusión sobre valores, religión y por qué luchar

[Respuesta al artículo de Eduardo Goligorsky “Nuestra base de Guantánamo” de abril de 2015]

Estimado E.G.,
No sé por qué L. te habrá aconsejado hacerme llegar este artículo, la verdad es que te agradezco y le agradezco, a la vez que lo lamento con el alma.
Lo lamento y te agradezco en un solo gesto porque no se podría dejar más al descubierto nuestras diferencias inconciliables, que hubiera deseado no fueran tan abismales.
Pero abismales lo son, y no entiendo por qué dos personas informadas, leídas en historia, bien intencionadas y que no están al servicio de nadie sino de lo que entienden como verdad y razón, dos personas digo como nosotros, no pueden entenderse y llegar a un punto central de negociación.

A ver si puedo resumir "in a nutshell" como dicen tan lindamente los estadounidenses, nuestra diferencia.
Creo que estriba en lo que entendemos por "ellos" y "nosotros": radica en el "nuestra" calificando la base de Guantánamo; se centra en lo que entendemos por "mundo libre". Un ejemplo para fijar las ideas, para mí Manning, Wikileaks, Snowden, son quintaesencialmente "nuestros", de "nosotros". Héroes, en un mundo donde escasean. (No confundir con santos. Todos tienen fallas, puntos oscuros, diferencias por supuesto entre sí y conmigo.)
Así como son puntos de referencia para mí los periodistas lúcidos e independientes como los del “Canard Enchaîné” parisien, Enrique Krauze o Tony Judt, o los líderes políticos centristas e audaces como Daniel Cohn Bendit o Vaclav Havel.

Eso es para mí el "nosotros", y el mundo libre es donde nos podemos mover, donde las leyes nos protegen, hasta cierto punto. Esas mismas leyes que en tu artículo considerás que protegen a los terroristas.
El "ellos" es un vasto mundo de homicidas y torturadores, de fanáticos políticos o religiosos, de déspotas; y sus instrumentos, las burocracias armadas y desarmadas, y ... los intelectuales (orgánicos o no) que los defienden y/o justifican.

La discusión sobre Manning, Snowden y la encriptación de las comunicaciones podría ser el eje de una reflexión sobre estas cosas. Como quizás sabés, es un tema al que dedico mucho tiempo.

Coincido en que estamos en una especie de guerra, pero es una guerra cultural  (o religiosa), mucho más que militar. Y pienso que la guerra cultural la debemos ganar siendo y permaneciendo nosotros mismos, identificados, no por nuestras raíces "judeo-cristianas", sino por nuestras libertades.

Es un error conocido: en cada guerra, el bando que pierde pelea una guerra pasada y no la presente. Así le sucedió a Francia con su línea Maginot frente a las divisiones panzer, a la caballería polaca frente a los mismos, a la flota británica frente a la aviación japonesa. Es una guerra de religión, ciertamente, pero no debemos pelearla como si fuera una Cruzada o  una guerra del siglo XVI. El "tuez-les tous, Dieu chosira les siens" de la cruzada contra los albigenses no nos sirve.

Esta guerra de religión la ganamos con nuestra propia religión o la perdemos. Nuestra religión es espinozista (¿era judío Spinoza?), es la  libertad de pensamiento, es el respeto de la ciencia, es la libertad de la mujer, es el Habeas Corpus y la libertad de expresión. Renunciando a eso somos como la caballería de los nobles polacos frente a los tanques blindados alemanes.
A+
E.

Retruco de Goligorsky (1)

Estimado Eduardo:
Sí creo que podríamos llegar a un punto central de negociación... una vez pasado el fragor de la guerra. Y precisamente el abismo que nos separa en este momento es la naturaleza de dicha guerra. Para mí las guerras culturales son un pasatiempo de personas civilizadas como nosotros y las guerras militares en serio son las que se libran contra los bárbaros como ellos. Einstein y Oppenheimer, aunque lo lamentaran más tarde, pusieron en manos de Truman la bomba atómica que ganó la guerra. La ganó la bomba atómica, no la línea Maginot ni la caballería polaca. Por eso quienes vivíamos en 1945 (mis padres y yo, con 14 años) la festejamos como nuestra bomba atómica. Criticarla después fue muy fácil.
Sería interesante que Assange hurgue en los papeles de la embajada ecuatoriana para divulgar secretos de la política exterior chavista y que Snowden aproveche la libertad de información que existe en la Rusia de Putin para transmitir primicias a Occidente. Ellos eligieron bien sus refugios, como Ezra Pound eligió la Italia de Mussolini.
Hoy Javier Marías aborda estos temas en un excelente (a mi juicio) artículo en El País Semanal: "Nos dan miedo y no lo damos".
Con la cordialidad de siempre,
Eduardo Goligorsky

Vale cuatro

La primera víctima de toda guerra es la verdad, dijo alguien, y repetimos muchos.
En esta guerra (cultural) vuelan como balas perdidas las inexactitudes, las mentiras, las calumnias y los simples errores de información, algunos fomentados por gente que le gusta agregar a la confusión.
La afirmación de que la Segunda Guerra Mundial la ganó la bomba atómica es un anacronismo, un error que suma confusión. Es cierto que marcó su fin y el comienzo de la Guerra Fría, pero eso no es lo mismo que ganarla. Cuando cayó la primera bomba sobre Hiroshima, el 6 de agosto de 1945, las tropas aliadas estaban en Berlín y Hitler se había suicidado hacía meses. Es como decir que los tupamaros lucharon contra la dictadura, leyenda que afecciona Mujica, cuando en realidad estaban todos presos y la organización dispersa desde el año anterior.
¿Pero por qué tengo que recordar esto a una persona que lo sabe muy bien?
Lo de la bomba atómica es una distracción que lleva a discutir temas que no hacen a la cosa.
Como lo de si Assange tiene que denunciar las tramas oscuras de Ecuador o Snowden las de Rusia. ¿A qué viene eso cuando discutimos una cosa completamente distinta? A saber, la estrategia frente a Daech.

El de la privacidad, el del espionaje generalizado, el de la nueva frontera electrónica, es un frente distinto de la modernidad, es el frente occidental, por así decirlo, cuando el del Daech es el frente oriental. Ataques a la modernidad por un lado, problemas de la modernidad por el otro. (Tampoco estamos de acuerdo en ese frente, pero es otro frente.)
También me veo en la necesidad de recordarte que no estamos en guerra con Rusia sino con el Estado Islámico, que no son la misma cosa, y no hay que calcar los reflejos de la Guerra Fría sobre esta nueva situación. Ecuador (Assange) y Rusia (Snowden) no tienen nada que ver con el problema. (Anoto, por las dudas, que Assange está preso en la Embajada de Ecuador en Londres y Snowden refugiado político en Rusia, mientras que Ezra Pound hacía propaganda de Mussolini por radio durante la guerra.)

Además, y esto es lo más importante, la guerra contra el Estado Islámico es una cosa distinta y separada del amago de guerra civil entre una parte de la minoría musulmana en Francia, Bélgica y Alemania y el resto de la sociedad. La radicalización homicida de esa minoría de los musulmanes nativos franceses y belgas es lo más grave que nos ocurre, no es Daech en sí mismo, que sí se combate con medios militares. Es una parte central de la estrategia del Daech provocar el enfrentamiento entre las minorías árabo-musulmanas-sunnitas y las mayorías que la rodean, para socavar nuestra convivencia. Es esa guerra civil que representa la verdadera amenaza para nosotros, aunque el poderío militar de Daech es la amenaza para los países de Oriente Próximo. La nuestra es una guerra cultural, la militar está en otro lado.
Por esa razón discrepo con Javier Marías que en su artículo se mofa de las expresiones de solidaridad tipo "Je suis Charlie". Digo que, al contrario, nuestras muestras de solidaridad, más allá de las diferencias y distancias que tenemos entre nosotros son esenciales para combatir la estrategia de guerra civil de Daech.
A+

[1] Para los legos, “truco”, “retruco” y “vale cuatro” son figuras del juego de truco uruguayo.

viernes, 8 de julio de 2016

Comentario de "Zelmar Michelini - Su vida - La voz de todos"


La biografía de Zelmar Michelini escrita por el periodista uruguayo Mauricio Rodríguez (“La voz de todos Ed. Fin de Siglo 2016) salió en mayo y va por su segundo tiraje. La buena acogida del público es alentadora, tanto porque la obra lo merece como por el significado de la figura de Michelini en la historia reciente de nuestro país.

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No se puede exagerar la importancia de un libro como este. Es una biografía que coloca la vida, la carrera y el pensamiento de Zelmar en el contexto del siglo, y que da sentido a los episodios y etapas de esa vida; es un retrato del hombre, del padre, del pensador, del hombre de acción; es un informe del vector de ideas y sentimientos que animaron al actor, al político de paz que murió víctima del terrorismo de Estado.
Es muy significativo que el poder que movió el brazo asesino haya querido desfigurar sus ideas y su militancia atribuyéndole adhesiones y complicidades con la violencia, intentando rebajarlo de su condición de líder democrático.
En las cuestiones cruciales, nacionales e internacionales, como la Revolución Cubana; la Guerra Fría y el régimen soviético; los tupas, el asesinato de Mitrione y la política de Pacheco frente a ellos; los ataques en varios frentes, que lo acusaban unos de comunistas y otros de vendido al imperialismo;  Zelmar actuó como el representante más cabal del centro izquierda político en nuestro país. Vale la pena transcribir algunos fragmentos del libro de Mauricio para ilustrarlo.

Sobre la libertad, en tiempos de Guerra Fría

[Capítulo 4 - En tiempos de Guerra Fría: Estados Unidos, China y Rusia - pág. 112]
En otro artículo se refirió a la libertad. Eran tiempos de Guerra Fría. Zelmar escribió: “¿Hay varias clases de libertad? ¿Puede haber libertad espiritual individual sin que previamente haya libertad económica? ¿La libertad económica es imprescindible para que pueda existir la individual? (…) No concebimos, al menos el que esto escribe, la vida sin la efectividad total y plena de lo que entendemos son las libertades primarias: libertad de pensar, de elegir, de decidir, de prensa, de reunión, de agremiación, etc. De nada vale para nosotros que se asegure la tranquilidad económica si ella lleva implícito el cercenamiento de las otras libertades. Rusia sostiene que lucha, antes que nada, por la libertad económica de cada persona y que de nada vale la posibilidad de pensar, o de expresarse libremente, si no se cuenta antes con la total libertad económica. (…) Tenemos posición tomada y militante sobre el tema. Y muy modestamente pero con firme convicción, sostenemos que la libertad individual es anterior a toda otra. Cada hombre debe tener la posibilidad de elegir su destino, de elegir sus caminos y pensar con su cabeza. Y mucho tememos que el logro de la llamada libertad económica termine con las posibilidades del individuo”.

Frente a la figura de Fidel Castro en los comienzos

[Cap. 2 En tiempos de Guerra Fría – pág. 113]
El viaje de la delegación uruguaya coincidió con el triunfo de la Revolución Cubana. Apenas ocho meses antes, el 1º de enero de ese 1959, Fidel Castro entró, triunfante, a La Habana encabezando la revolución que había derrotado finalmente al régimen de Fulgencio Batista. Toda Latinoamérica – y el mundo - miraba a la isla y pronto otros movimientos revolucionarios la tomaría como referencia e inspiración. En mayo de ese año Castro inició una gira por el continente buscando apoyo al proceso que comenzaba. Y pasó por Montevideo, donde tuvo como anfitriones a los consejeros de gobierno Martín Etchegoyen y Eduardo Víctor Haedo. El Uruguay que lo recibió se encontraba enfrentando las inundaciones más devastadoras de su historia. Castro dio una conferencia de prensa y luego pronunció un largo discurso en la Explanada Municipal. Entre el público que lo escuchó estuvo Zelmar. Este, unos meses después, durante esa gira por Estados Unidos, escribió en una nota publicada en Acción:
¿Cree usted que Fidel Castro es comunista? Hemos contestado invariablemente y con firmeza que no a esta pregunta que se nos ha formulado repetidas veces en todos los ambientes y en casi todos los lugares de EE. UU. que hemos visitado. El tema de Cuba y de Fidel Castro es en Estados Unidos uno de los que más interesa y de los que más se habla con los latinoamericanos. (…) Creemos que hay que deslindar las dos personalidades – o mejor dicho – las dos actividades de Castro: digno de admiración, respeto y adhesión como guerrillero y revolucionario, que al estilo de los más grandes héroes de América, realiza una hazaña digna de figurar en las epopeyas homéricas, y, otra, como gobernante ahora. Confesamos que cuando lo oímos en Montevideo no nos impresionó mayormente por la forma de considerar y encarar los problemas. Se evidenció su falta de experiencia en el manejo de las cosas de gobierno, pues expresó conceptos muy generalizados y algunos hasta infantiles. Nos pareció que el gobierno de Cuba era demasiado para él. Se nos ocurría que alguien tenía que decirle – los que en Montevideo y fuera de Montevideo tanto lo elogian – que la política no era improvisación de la noche a la mañana y que, aunque desprestigiada en muchas partes del mundo, es sin embargo ciencia y arte, muy difícil de aprender y honrosa por mil motivos. (…) Castro impresionó al pueblo uruguayo y supo ganar su adhesión por la convicción con la que habló, por el tono de su voz, por la honradez que fluía de sus expresiones, que muchas veces hicieron olvidar lo rudimentario de sus conceptos. (…) Un hombre limpio, bien intencionado, con una vanidad en ascenso, realizando una actividad en la cual todo lo tiene que aprender – y lo que es peor – quizás sin darse cuenta de que necesita ese aprendizaje. Por ello es natural que los resultados por ineficiencia puedan diferir muchas veces de las buenas intenciones”.

Zelmar y Wilson

[Cap 3 – El camino propio - La 99  y Zelmar en acción - pág 144]
En esos primero cuatro meses de gestión parlamentaria [marzo a julio de 1963] se hicieron cinco interpelaciones a ministros [...]
En el caso de la interpelación a Wilson y a Ferrer Serra fueron instancias de largos debates, pero la 99 – con el voto de dos senadores de la Unión Colorada y Batllista (Lista 14) - no “censuró” a los ministros sino que adjudicó la responsabilidad total de la situación al Partido Nacional. [...]
En un editorial titulado “Para la historia” y publicado en el semanario Hechos – órgano oficial de la 99 - la bancada de la agrupación fustigó ésta posición, fijó la suya propia y se dijo: “Los legisladores de la 99 no votamos ninguna moción de censura a los ministros interpelados porque en el seno de su Comité Ejecutivo se había concluido que no se justificaba hasta el momento el voto de censura al Dr. Ferrer Serra y al Sr. Ferreira Aldunate por su actuación ministerial, desde que su culpabilidad radicaría únicamente en el hecho de militar en filas del partido blanco”.
A pesar de estos primeros cortocircuitos político / partidarios entre sus agrupaciones, Wilson y Zelmar empezaron a tender puentes, hubo acercamientos y miradas en común en varios temas y, a partir de allí, fueron cultivando una profunda amistad y una gran admiración mutua. Un vínculo que los llevaría a compartir proyectos – incluido en 1976 el de una posible fórmula Ferreira / Michelini para las elecciones posdictadura - y el exilio en Buenos Aires.

Mitrione, Pacheco y los tupas

[Cap 4 - El intento de nuevo polo político - pág 234]
El pico máximo de tensión se alcanzó el 10 de agosto de 1970. Ese día, en la madrugada, en el barrio Puerto Rico, fue encontrado en un auto el cuerpo de Mitrione. Zelmar, junto a Collazo, leyó en el Palacio Legislativo un manifiesto del MLN que el Ejecutivo prohibió que fuera divulgado por los medios de comunicación. El gobierno de Pacheco pidió la suspensión de las garantías individuales y la Asamblea General fue convocada de urgencia. Zelmar hizo un encendido discurso. Según recuerda Nelson Alonso en “Ni muerte ni derrota”, ese día había una especie de “histeria colectiva”:
“Yo nunca sentí tanto la presión de la gente como en aquella Asamblea General citada de mañana para rendir honras póstumas a Dan Mitrione. Nadie podía negarse al homenaje del norteamericano asesinado. Aquella mañana Zelmar habló contra todo el mundo, repudiando la violencia pero señalando cuál era el origen de tanta violencia, tratando de poner un mínimo de objetividad en un momento en que había que ser muy valiente, muy agalludo para desafiar a la opinión pública. Fue escuchado con absoluto respeto porque a su vez no había nadie tan corajudo como para interrumpirlo.”
Efectivamente, como señala Alonso, esa noche Zelmar fue implacable y disparó contra muchos, principalmente contra el gobierno y los tupamaros. Al empezar sostuvo que si bien se iba a referir a los hechos de los días anteriores, entendía que el origen del clima que vivía el país debía ubicarse justo dos años antes, cuando el gobierno empezó a aplicar las Medidas Prontas de Seguridad. Dijo Zelmar ante su silencioso y respetuoso auditorio:
“El Poder Ejecutivo sostuvo, en uso de su derecho, el no dialogar con delincuentes. Una expresión de autoridad. No era novedosa, [...] Creía en sus condiciones, en su propia fuerza. No consultó con nadie. Transitó solo. Enfrenta solo los problemas, en medio de esa inmensa soledad en que vive, actúa de espaldas al país. [...] Hoy, lamentando disentir con compañeros que mucho admiro y aprecio, siento que dentro de mí no puedo votar ninguna autorización a un presidente de la República en el cual no tengo absolutamente ninguna confianza [...]”

¿Comunista o vendido al imperialismo?

[Cap. 5 - El camino propio - La 99 y Zelmar en acción - pág 138]

Por esos tiempos, dado algunas de las posiciones que Zelmar había adoptado, sobre todo en algunos temas de política internacional, él y la 99 fueron acusados de comunistas. Pero, a su vez, por condenar públicamente la instalación de misiles en Cuba y “los atropellos de Rusia”, además de cuestionar los ataques de China contra India, también fueron acusados de alinearse con Estados Unidos. Por eso, esa noche dijo Zelmar en el acto: “Hace unos días los diarios amanecieron embanderados en contra de nosotros. Los diarios que responden al comunismo y al socialismo nos hicieron víctimas de ataques nunca hechos contra nuestra persona en la historia del país. El diario El Sol sacó un artículo que me avergüenza, no por mí sino por ellos, diciendo de mí las falsedades más grandes y terminando con que estábamos vendidos al imperialismo yanqui. Ese mismo día los diarios El Día, El País, Diario Rural y más tarde El Plata, también salieron acusándonos de comunistas. Yo propuse, un poco en broma, que lo más interesante sería una polémica en la plaza pública entre los que sostenían que éramos comunistas y los que decían que estábamos vendidos al imperialismo yanqui, única manera de aclarar de verdad y única manera de definir posiciones”.


Me parece que con esto alcanza, ¡les deseo buena lectura!